En 2023, se registró la desaparición de 15.126 personas en España, según datos del Centro Nacional de Desaparecidos (CNDES). Como si se esfumaran todos los habitantes de Baeza (Jaén) o Punta Umbría, en Huelva. Ese mismo año, el 66% de las denuncias se resolvieron en los siete primeros días. De algunas, localizaron sus cadáveres, en total, 294, la cifra más alta. Hay muchísimas personas a las que, de la noche a la mañana, se les pierde la pista y se hallan en paradero desconocido. Sus seres queridos son los que más sufren. Para tratar de localizar a sus familiares desaparecidos recurren a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, pero la ayuda puede llegar por cualquier lado.
Hace unos días, dos voluntarios de la Agrupación local de Protección Civil de El Puerto participaron en la V Jornada de búsqueda de personas desaparecidas en el entorno rural, organizada en Lebrija. El objetivo era ampliar conocimientos a base de prácticas en lagos, caminos o bosques. Son Jose María Alba, portuense de 46 años, y Juan Pablo Calafat, valenciano de 53 años afincado en el sur desde hace once.
Jamás habían experimentado participar en una batida de búsqueda real. Sin embargo, llevan años tendiendo sus manos en situaciones de emergencias y, han querido dar un paso más en sus formaciones. “Cada vez que una persona desaparece hay un despliegue amplísimo de equipos, muchísima gente involucrada”, dice Jose María, al que le ha sorprendido el trabajo de coordinación que hay detrás.
Para este portuense, ha sido “una gran experiencia” conocer los entresijos de un operativo de búsqueda después de 20 años vinculado a las emergencias y los rescates. A lo largo de su vida, ha trabajado con bomberos en la unidad canina y en más de una ocasión ha participado en la búsqueda de posibles personas atrapadas bajo los escombros en derrumbamientos. “Lo hacía con una perra, pero es una situación diferente”, dice el voluntario, que, actualmente, desarrolla el servicio de salvamento en las playas de su ciudad. “Yo siempre digo que es mi profesión frustrada... es algo que llevo dentro y lo tengo que desarrollar como sea”, comenta a lavozdelsur.es.
"Ayudar a los demás es algo que me nace"
Durante la jornada, ha podido formar parte de un equipo multidisciplinar que utiliza desde drones, perros o barcazas hasta paramotores, algo que “desconocía totalmente”. Simulacros que ha compartido con su compañero Juan Pablo. Él ya había participado en otra formación, en Los Palacios, y se muestra comprometido con la causa. “Yo estoy metido en una página de Facebook con desaparecidos de toda España. Si cojo alguna pista, pues suelo intentar ayudar, me nace de forma altruista, me llena”, expresa este cocinero multiusos que también es voluntario de Cruz Roja.
Siempre se ha sentido bien ayudando a los demás, “es algo que me nace”. Por eso, en su tierra natal comenzó a hacer el voluntariado y, desde que se mudó con su pareja a El Puerto, se ha mantenido al pie del cañón en este mundo. También pertenece a la Agrupación de Protección Civil de Villamartín, que conoció durante un tiempo viviendo en la Sierra. En la actualidad, realiza su labor de vigilancia en quads por la costa portuense.
Pablo es consciente de que la colaboración es fundamental para que las denuncias por desapariciones tengan un final feliz. “Un pequeño granito de arena puede montar una montaña”, dice.
Ambos voluntarios transmiten que “cuantos más medios haya, mejor”. Ya no solo hablan de personas sino de dispositivos que juegan un papel crucial en este tipo de operaciones. “Un dron hace en 10 minutos lo que una persona hace en una hora. Y si tiene una cámara térmica para el atardecer o el amanecer, siempre ayuda más”, detalla Juan Pablo.
"Para participar en batidas solo hacen falta ganas"
Durante las búsquedas, en las que participan Policía Nacional, Guardia Civil o la UME, la clave es poner los cincos sentidos y prestar mucha atención. En las batidas reales, es habitual que en las redes sociales se anime a la población a colaborar al contar con conocimientos de la zona o de las costumbres de la persona desaparecida en cuestión. Según comparten, “no hace falta ser especialista, simplemente es poner las ganas, mucha voluntad y el éxito llegará”, dice Jose María, que explica que “es muy sencillo para quienes desconozcan este mundo, consiste en seguir órdenes de los profesionales, eres uno más”.
“Unas manos y dos pies más son muy importantes”, añade el portuense, que pone de ejemplo su propio caso. Nunca había participado en actividades relacionadas con desapariciones y obtuvo un buen resultado en el simulacro. “Yo era un novato y quedé segundo, de cinco grupos, la gente sin conocimientos puede hacerlo”, comenta.
En 2023, Andalucía llegó a ser la comunidad autónoma con más casos abiertos por personas en paradero desconocido, con un total de 715, mientras que en 2022 se registraron 3.357 denuncias. Entre ellas están aquellas que deciden desaparecer por voluntad propia. “Algunas van a la comisaría a decir que no quieren saber nada de sus familiares y firman una baja para que no le busquen. En esos casos no se activa la búsqueda. Si el familiar va a preguntar, no le dicen su paradero por protección de datos”, explica Juan Pablo que añade que se da con menos frecuencia.
En este sentido, diferencia entre una persona que se ha perdido de forma involuntaria y otra que ha tomado la decisión. “Quien se ha perdido, tarde o temprano se encuentra viva o muerta”, añade. De hecho, según datos del Centro Nacional de Desaparecidos (CNDES), el 95’4 % de las desapariciones acaban resolviéndose.
Ante estas situaciones, los voluntarios notan que la sociedad está cada vez más concienciada a la hora de colaborar en los operativos. “Me gustaría que fuera una materia para poner en práctica en los colegios, igual que los primeros auxilios o la educación vial. Hacer una excursión al bosque y simular la desaparición de un compañero para buscarlo”, expone Juan Pablo.
Precisamente, las cifras arrojan que Andalucía contabilizó 1.326 menores desaparecidos en 2023, convirtiéndose en la comunidad autónoma con el mayor número de toda España. Las provincias donde se pusieron más denuncias fueron Málaga, (279), Cádiz (274) y Sevilla (235). “La mayor parte de la población que desaparece son menores que tienen problemas familiares o disputas”, añaden.
Ellos ya están preparados para poner su granito de arena en las búsquedas de este tipo y coinciden en lanzar un último mensaje: “la esperanza nunca se pierde”.
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