Todo sucedió en décimas de segundo. Cuando sonó un clic, la calurosa tarde del 5 de agosto de 2017, procedente del transformador 29272 de Endesa, ubicado en la trastienda de la cocina del Hotel 100% Fun de Tarifa, a Francisco, Esther, Juan Antonio, Francisco José, Daniel, Sara, Mariluz e Irene no les dio tiempo a salir corriendo. Una gran llamarada los arrasó, dejándoles importantes quemaduras y secuelas, y segando la vida de dos de las trabajadoras, Sara y Mariluz. Cinco años después siguen reclamando una justicia que no llega.
A finales de 2021, el Juzgado número 4 de Algeciras emitió un auto de conclusión de la instrucción de un caso que aún tiene fecha de juicio. La Fiscalía, en el documento, imputa a tres responsables de Endesa por la falta de mantenimiento del transformador, pero la fiscal consideró que ni la directora ni el administrador del hotel tenían responsabilidad. Unas imputaciones que a las víctimas y a sus familiares les parecen insuficientes.
La “severa sobrecarga y sobrecalentamiento”, como recoge el Juzgado, estuvo detrás del incidente que se cobró dos vidas y que cambió otras seis para siempre. Fiscalía y acusación particular solicitan una indemnización de 3,1 millones para los seis afectados y los familiares de las dos fallecidas. Un transformador, el 29272, que tenía en el momento de la explosión 20 años de antigüedad y soportaba trece suministros, ocho de ellos de negocios hosteleros.
“Espero y deseo que algún día se haga Justicia. Ese día, de una forma u otra, descansaremos e intentaremos seguir con nuestras vidas como buenamente podamos”, relata a este periódico Francisco Fernández Parras, uno de los supervivientes del incendio. “He perdido para siempre a una amiga y a una compañera fabulosas, inmejorables, dos guerreras que desgraciadamente no pueden estar con nosotros, pero de una forma u otra, se hacen notar, con señales que sólo nosotros, los 8 de Tarifa, sabemos”.
Fran, como se le conoce en el pueblo, dice que va mejorando “poco a poco” su estado físico, aunque está “estancado” mentalmente. “Lo que hemos tenido que pasar y que sufrir no tiene nombre, y si le sumamos el hecho de que aún la Justicia no se ha pronunciado para poner fin al proceso judicial, pues peor aún”. El joven, por las quemaduras, perdió el 75% de la piel de su cuerpo. “Hay zonas en las que no siento nada y otras en las que siento demasiado. Un rebujo de sensaciones con las que no me ha quedado más remedio que convivir”.
“Es algo que me han arrebatado y que nada ni nadie me puede devolver. Es algo que tienen que castigar, algo que tienen que pagar, algo que tienen que sufrir, de alguna manera, aquellos que me hicieron esto hace cinco años”, apunta Fran Fernández Parras, que ahora trabaja como asesor fiscal. Dos meses antes del incendio se graduó y ahora ejerce la profesión.
“Mi hija duró 31 horas y estuve 20 días engañando a mi hijo cuando estaba en el hospital, diciéndole que su hermana estaba viva”, recuerda Mari Linde, madre de Mariluz Morillo, fallecida, y de Francisco. Ella lo lleva “muy mal”, confiesa a lavozdelsur.es. Cinco años después del suceso, no hay día en que no maldiga la hora en la que recibió la maldita llamada que le anunció que en el hotel donde trabajaban sus hijos había habido una explosión.
“Mi vida sin mi hija es desesperante”, señala Mari Linde. “Me ha pasado factura a la salud”. Ahora sufre de problemas de tensión, tendinitis… “Estoy a base de medicación”. “Cuando la Justicia tarda deja de ser Justicia”, señala Linde, a la que no le parece suficiente la imputación de tres técnicos de Endesa. “Son cabezas de turco puestos por sus jefes, tienen que caer los peces gordos. Lo triste es que sigue habiendo transformadores en mal estado, como el que provocó un incendio en Valdevaqueros hace dos semanas. No se hacen revisiones”.
Mari Linde critica con dureza a “las eléctricas y a la mafia política”. “Hablo muy claro porque ya no tengo nada que perder, lo que tengo que perder ya lo perdí”, expresa. La familia, que regentaba un bar en Cádiz, tuvo que traspasarlo. Mari estuvo dos años sin ingresos y pagando el préstamo ICO del negocio. Un trastorno a la economía familiar que “es lo de menos, lo importante es que mi hija no está aquí conmigo”.
Cristina es la madre de Sara, la otra fallecida en el incendio. “Siento mucha tristeza e indignación de saber que se podía haber evitado el accidente y que se podía haber evitado tanto dolor”, señala, en referencia al auto del Juzgado que reconoce que el transformador sufría de sobrecarga, “algo que ya dijo el perito que tiene la asociación”, recuerda.
Con la gestión de la Junta de Andalucía, Cristina asegura que están “insatisfechos”, porque a pesar de haberse aprobado dos PNL (Proposición No de Ley) tras el suceso, en las que se reclamaban una serie de medidas para evitar nuevos incidentes de este tipo, “no se están llevando a cabo”.
Irene también estaba en la cocina del hotel 100% Fun cuando el transformador de Endesa reventó. Ella era la que se encontraba más alejada del lugar donde se produjo la deflagración, y pudo escapar con relativa facilidad. “Este accidente nos ha marcado de por vida y es algo que jamás olvidaremos”, proclama en declaraciones a lavozdelsur.es. “Gracias a las terapias de grupo y al seguimiento del psicólogo puedo decir que lo sobrellevo, que estoy encaminando mi vida y aprendiendo a vivir con ello, pero es difícil porque es muy injusto que este accidente se llevara a dos personas por delante”.
Irene confía en que “algún día” se haga Justicia. “Es lo que todos deseamos. Si algo he aprendido con mis hijos es a tener paciencia y no me importa el tiempo que llevo esperando, sé que algún día lo conseguiremos porque peores gigantes han caído”, asegura. “Solo espero que se haga Justicia y que esto no vuelva a ocurrir”. Cinco años después, ya va siendo hora de que llegue ese día.