Los trabajadores de la cadena alemana de supermercados Lidl, con un 5,6% de cuota de mercado y unas 120 tiendas en Andalucía (el 20% del negocio en España), tienen previsto secundar una huelga en gran parte del país este jueves 4 de junio, después de que la multinacional se haya negado a mediar con los sindicatos CCOO y UGT en relación con las medidas de seguridad en el trabajo y las mejoras salariales prometidas a sus plantillas.
Solo en la provincia de Cádiz, Lidl cuenta con 19 centros de distribución y unos 400 empleados. La gaditana María del Mar Sánchez del Arco pertenece al comité de empresa y acumula 21 años en una cadena de supermercados que, hasta la explosión de la pandemia, no ha dejado de invertir y expandirse por todo el territorio nacional.
Sin embargo, lamenta, lo que llevan viviendo sus trabajadores en esta pandemia "es impropio de una compañía alemana, siempre tan escrupuloso y meticulosos con su personal". De hecho, le duele reconocer que "en estos 21 años siempre me he sentido orgullosa de pertenecer a Lidl, pero ahora me da vergüenza". ¿Los motivos? A la precariedad de un personal que, de media, percibe unos 650 euros por jornadas parciales se ha unido con la crisis del coronavirus una "enorme inseguridad en nuestros puestos de trabajo". "La empresa no quiere dar su brazo a torcer pese a que, por ejemplo, pedimos una mascarilla y nos tarda siglos en llegar. No tiene protegidos a sus trabajadores". Por si fuera poco, lo que más indigna a muchos de sus empleados andaluces, apunta, son las diferentes formas de negociar de la compañía según el territorio.
Trabajadores de "primera", en el País Vasco, y "de segunda, el resto"
Como recogen desde CCOO, "la empresa ha dado facilidades para firmar con el sindicato nacionalista vasco ELA un acuerdo que recoge las propuestas que aquí nos niegan, creando así una división entre trabajadores y trabajadoras de primera, los vascos, y otros, de segunda, el resto (580 tiendas), entre los que se incluye el personal de la provincia gaditana".
La inexistencia de protocolos de prevención y desinfección para reiniciar la actividad de forma segura en secciones recién abiertas al público como el textil, el incumplimiento del acuerdo firmado al principio del estado de alarma —en el que se comprometían a pagar las horas extra al 150% para reconocer el sobreesfuerzo de la plantilla—, la negativa a reforzar la vigilancia en las tiendas, a aumentar las horas de contrato para equilibrar las cargas de trabajo, a condonar las horas negativas, entre otras cosas, han empujado a muchos trabajadores, según esta central sindical, a pedir a los clientes que "este próximo jueves no compren en Lidl".
"Esta huelga le va a costar bastantes millones de euros a la empresa, pero son ellos los que no quieren paralizar esto, no tenemos esperanza de que la empresa rectifique", apunta María del Mar Sánchez, que asegura que en la pandemia la empresa no se ha acogido a medidas temporales como los ERTE porque "ha estado vendiendo más que nunca, sin tener bazar, ni textil". En paralelo, "nosotros hemos estado trabajando también más que nunca y sin las medidas adecuadas para hacerlo. En la provincia de Cádiz ha habido trabajadores contagiados por coronavirus y estamos peleando que eso se consideren bajas laborales y se les pague como tal, porque tampoco se ha hecho".
"Hemos estado tensionados en toda la pandemia —abunda esta empleada—, nos costó muchísimo que nos dieran pantallas faciales, mascarillas, que nos dejaran usar guantes... que nos pusieran mamparas en las líneas de caja... No entendemos cómo han podido permitir esta situación, cómo han podido dejar que volviéramos a casa sin saber si podíamos contagiar a nuestros hijos o a personas vulnerables". La empresa no cede y "parece que los locos somos estos trabajadores que lo único que queremos es trabajar seguros", apunta esta gaditana que lleva en la empresa "desde que se instalaron en la provincia de Cádiz".