Conseguir trabajo es todo un reto, sobre todo para los jóvenes que empiezan a asomar la cabeza en el mundo laboral. Pero cuando llega esa ansiada oportunidad, los niveles de satisfacción personal se disparan. Algo así sintió la barcelonesa Marian Piedra Sambele, de 22 años, cuando firmó su primer contrato en diciembre del año pasado.
Esta joven, afincada en Jerez desde hace unos años, es una de las 72 personas con Síndrome de Down y discapacidad intelectual que forman parte de la familia de Aspanido. Esta asociación que lleva 30 años luchando por la inclusión ha formalizado un convenio con Aqualia Jerez, la tercera compañía privada de agua más grande de Europa. Una oferta que cuando cayó en manos de Marian pensó, “vamos a probar”.
Ella nunca se había planteado trabajar en un laboratorio de análisis y control de agua después de haber hecho prácticas en Tiger, en el hotel Tryp y en la Bodega Lustau. “Estudié en el instituto Asta Regia e hice un grado medio de jardinería en La Granja, después de eso no tuve más opción de estudio y llegué a Aspanido”, cuenta Marian desde su lugar de trabajo, donde entró el 11 de enero como auxiliar de laboratorio.
“La vemos muy contenta desde el principio”
Por sus manos pasan cada día numerosas muestras de agua procedentes de muchos municipios de la provincia. “Es la primera persona con discapacidad que trabaja en un laboratorio. En la empresa hay más, pero ninguna aquí, y esperamos que no sea la última”, comenta Cristina Hidalgo, jefa de laboratorio de Aqualia Jerez.
El departamento de recursos humanos de servicios centrales se puso en contacto con ella y, desde entonces, tras realizar una entrevista, se sumó al equipo de este laboratorio, uno de los siete acreditados en España, y de los más grandes.
Cristina habla maravillas de Marian, mientras ella se dispone a escanear albaranes y documentos de recepción de pedidos. “Estamos sorprendidos. La vemos muy contenta desde el principio, con mucho interés, se ha adaptado muy bien”, dice su jefa.
La joven realiza distintas funciones, desde fregar el material de vidrios y tirar las muestras ya analizadas hasta ordenar las ya recogidas. “Tiene muy marcadas sus tareas”, dice Nacho Millán, formador laboral de Aspanido -donde lleva tres años y medio- que acompaña y apoya a Marian en cada labor.
Para ella, con 48% de discapacidad intelectual, “cuanto más estructurado tenga su trabajo, mejor”. El jerezano observa cómo la recién llegada, equipada con sus guantes y bata reglamentarios, no quita ojo a los botes que está organizando.
“Yo siempre he querido trabajar”
“A mi me gusta hacer todo”, confiesa desde una sala llena de matraces, buretas y pipetas. Con esmero trastea los objetos que debe mantener limpios. “Yo siempre he querido trabajar y hasta que no he encontrado la oportunidad no he parado”, explica con decisión la auxiliar que lleva a cabo “tareas sencillas y administrativas” de martes a viernes. Los lunes están reservados para asistir a cursos de empleo y preparación laboral en Aspanido.
“Es un puesto que se ha creado con unas funciones adecuadas para ella”, explica Cristina que destaca la buena actitud de Marian aunque, como es habitual, los inicios siempre cuesten un poco.
“Tiene muy marcadas sus tareas”
La barcelonesa comparte sus sensaciones con lavozdelsur.es una mañana soleada. “Los primeros días sentía que no sabía cual era mi trabajo, pero cuando lo he ido realizando me ha ido gustando”. Una experiencia totalmente nueva para ella a la que se agarra con ganas y en la que se esfuerza por mejorar cada día. “Muchas veces se me olvidan algunas cosas, pero las apunto en el cuaderno y hago por trabajar como las demás”, dice.
Además, está a gusto por la acogida del resto de la plantilla que siempre está dispuesta a ayudarla en lo que necesite. “A veces el orden de las cajas me cuesta, pero lo voy ensayando”. La voz de Marian resuena en una sala repleta de personas orgullosas de su crecimiento personal y profesional.
Sus ojos presencian un ejemplo de superación y de integración en el mercado laboral andaluz. Según datos del Instituto de Estadística y Cartografía de la Junta de Andalucía, la tasa de paro de las personas con discapacidad bajó en 2020 0,5 puntos, alcanzando el 29,3% entre la población de entre 16 y 64 años.
Por su parte, el 20,2% logró una ocupación en el año que irrumpió la pandemia y de ellas, el 84,5% se incorporó al sector servicios. Igualdad de oportunidades, buenas prácticas empresariales, adaptación y humanidad son algunas de las claves.