Marineros de Cádiz, medio siglo olvidados en un cementerio: "Las autoridades nos lo ocultaron"

Los familiares de las víctimas del pesquero Domenech de Varó, a la espera de una autorización judicial para poder exhumar los cuerpos hallados en nichos sin identificar del cementerio de Arrecife, en Lanzarote

José Manuel Pose, presidente de la asociación de familiares de las víctimas del naufragio del buque ‘Domenech de Varó’.
José Manuel Pose, presidente de la asociación de familiares de las víctimas del naufragio del buque ‘Domenech de Varó’. MANU GARCÍA

Fue el 6 de febrero de 1973. El pesquero Domenech de Varó se dirige a los caladeros de la costa atlántica norteafricana desde su base, en El Puerto. A 12 tripulantes procedentes de este municipio y de Sanlúcar, Barbate y Cádiz les queda una dura jornada de trabajo en el mar. Los hombres se disponen a faenar a bordo de esta embarcación construida en Alicante y propiedad del armador Cristóbal Romero. Pero, en el periplo, el destino toma otro rumbo. Una avería provoca que vayan hacia el puerto de Arrecife, ciudad de Lanzarote. Nunca llegarían. Al día siguiente, la prensa comunica su naufragio. Un fuerte temporal con viento y oleaje a la una de la madrugada hace que el barco colisione contra las rocas de un acantilado, en la costa de Mala. El resultado, dos supervivientes y mucho dolor.

En aquel pequeño barco navegaba Julio Pose, como patrón de pesca, un gallego de Malpica de Bergantiños, de La Coruña, que perdió la vida en esta tragedia a los 46 años. Como muchos, había venido al sur a trabajar. Era su primera faena en el Domench de Varó, pero el azar hizo que fuera la última. “Yo acababa de cumplir 18 años cuando me enteré”, dice José Manuel Pose Pena, su hijo, que ahora tiene 68.

El gaditano es el único que conoció a su progenitor, los hijos del resto de fallecidos eran muy pequeños y apenas conservan recuerdos de ellos. Desde Bonanza, frente al mar, rememora este caso que este 2023 ha dado un giro inesperado.

El gaditano durante la entrevista en el puerto de Bonanza, en Sanlúcar.
El gaditano durante la entrevista en el puerto de Bonanza, en Sanlúcar. MANU GARCÍA

La historia que le contaron durante medio siglo difiere con la realidad. Él y otros familiares de las víctimas de este naufragio lo han descubierto 50 años después. Con motivo del aniversario del suceso, empezaron a indagar en el pasado. “Comenzamos a investigar y nuestra sorpresa fue que pudimos contrastar que había cinco cuerpos enterrados sin identificar en el cementerio de Arrecife. Nosotros dábamos los restos por desaparecidos y me consta que hay algunos que aparecen en el registro como vivos”, explica José Manuel.

De los 12 hombres, se identificaron tres, dos sobrevivieron y siete quedaron en paradero desconocido. Ahora hay cinco lápidas sin nombre y dos cuerpos desaparecidos. A esta información han podido llegar gracias a las hemerotecas y archivos municipales de las islas, asociaciones culturales de memoria histórica e historiadores que les han tendido la mano.

“Solo supimos que se identificaron tres cadáveres, pero de la aparición del resto, a nivel peninsular, no hubo más noticias. Las autoridades de la época no facilitaron ninguna otra información, nadie dijo nada de esos cinco. Pero a nivel insular hay suficiente documentación”, dice mientras enseña un recorte del periódico El Eco de Canarias datado del 9 de febrero de 1973. “Recuperado el cuarto cadáver del Domenech de Varo”, versa un titular.

Vista del mar desde el puerto de Bonanza.
Vista del mar desde el puerto de Bonanza. MANU GARCÍA

Rebuscar en las hemerotecas canarias les ha dado esperanzas de poder recuperar los restos de sus familias. “La administración de la Marina gestionó la pensión de viudedad a las viudas para no crear problemas. Quitando ese trámite, no hubo más noticias por parte de nadie”, explica el gaditano con el dosier que recopila todo este trabajo de investigación.

José Manuel enseña la copia del registro del cementerio de Arrecife en el que se leen los cinco entierros sin identificar de días posteriores al naufragio. Además, señala una orden en la que se solicita que los cadáveres de los tripulantes que vayan apareciendo “sean admitidos en el depósito” del camposanto católico.

Con todos estos datos sobre la mesa, los familiares que actualmente residen en distintas ciudades de España, decidieron unirse para constituir una asociación. El objetivo, comprobar si los restos de sus padres están en Arrecife y recuperarlos. En febrero del año pasado, “pusimos en marcha este mecanismo para identificar esos cinco cuerpos, necesitamos ayuda económica y oficial, y recurrimos a distintos organismos que nos han prestado su colaboración”, comenta el actual presidente de la asociación a lavozdelsur.es.

Jose Manuel mira al mar desde Sanlúcar.
Jose Manuel mira al mar desde Sanlúcar. MANU GARCÍA
El gaditano con el dosier elaborado con la documentación recopilada.
El gaditano con el dosier elaborado con la documentación recopilada. MANU GARCÍA

Él señala que lo peculiar de este suceso es el “ocultamiento” de las autoridades, no comunicar a las familias que habían aparecido más cadáveres. “Nunca lo hemos entendido. Aquí no se trata 50 años después de buscar culpables, lo que intentamos ahora es poder identificar a nuestros padres y que tengamos la posibilidad de enterrarlos aquí, junto con nuestros familiares, y poder rezarles y ponerles unas flores”, expone.

Hasta el momento, se encuentran a la espera de una autorización judicial que les permita proceder a la exhumación de los cinco cadáveres, con el fin de obtener muestras para poder hacer pruebas de ADN. Los familiares ya se han hecho las suyas y han presentado un expediente de jurisdicción voluntaria al juzgado de Arrecife.

“Queremos contrastar qué riesgo estamos corriendo, hay un 70% de probabilidades de que nuestro ser querido esté allí. Algunos familiares me decían que era muy doloroso hacer este trámite sin la seguridad de que estén allí”, comenta Jose Manuel.

Juntos, seguirán luchando y siguiendo los pasos del proceso con ahínco.

Sobre el autor:

profile_picture

Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

...saber más sobre el autor

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído