Marta Cornello, ganadera extensiva de la Sierra sevillana: "Los pueblos son los grandes olvidados"

Presidenta de la asociación Somos Sierra Norte, natural de Cazalla de la Sierra, habla con lavozdelsur.es sobre el despoblamiento en el medio rural y los problemas a los que se enfrenta el sector, que "pasa por uno de sus peores momentos"

Marta Cornello con sus ovejas en la Sierra Norte de Sevilla.

Entre pastos y animales, una vecina de Cazalla de la Sierra se adentra en los senderos de la Sierra Norte de Sevilla. Todos los días, Marta Cornello, de 40 años, respira una bocanada de aire puro del campo y se dispone a trabajar en plena naturaleza, donde “me siento más completa”. Esta ganadera extensiva de cerdo ibérico puro de bellota, ovejas merinas y olivar de montaña, apasionada de la madre tierra, sale cada mañana temprano con sus animales. “Ellos comen todos los días pase lo que pase, no entienden ni de crisis, ni de cambio climático, las criaturas tienen que estar sanas y felices”, expresa Marta desde su pueblo.

Con mucha positividad y coraje, la cazallera vive con sus dos hijas y su marido en un municipio de 4.718 habitantes que está al borde de la despoblación. Ella salió del pueblo para formarse como maestra, y luego volvió. Sin embargo, siempre ha estado implicada en fomentar la conservación del entorno natural donde reside. Marta fue una de las fundadoras y actual presidenta de la asociación Somos Sierra Norte y pertenece a Ganaderas en Red, un grupo de mujeres que reivindican su visibilidad en el campo y el valor de la ganadería extensiva.

Defensora innata de los productos de su tierra “de una calidad extraordinaria, medio ambiente, bienestar... cumplen todo”, es una de las pocas ganaderas que tiene el código de explotación registrado a su nombre. Aunque todavía queda mucho por hacer, ella siente que se ha avanzado mucho en un terreno donde antiguamente era impensable que una mujer ejerciera esta labor.

¿Qué papel ha desempeñado la mujer en el campo a lo largo de la historia?

Yo creo que las mujeres, en el ámbito que sea, tanto en el campo como en cualquier otro, siempre han sido esa semilla que consigue hacer florecer cualquier fruto, sea en las circunstancias que sea. Por eso a lo largo de la historia y en la actualidad el papel de la mujer ha sido imprescindible, y yo creo que en el fondo todos lo saben. Y también sabemos como poco a poco con el ejemplo, el esfuerzo y la lucha de millones de mujeres hemos ido saliendo de esa oscuridad a la que estábamos sometidas. Con eso no quito la importancia del hombre puesto que, por lo menos, en el campo la mujer y el hombre se complementan.

¿Por qué el trabajo agrario de las mujeres no ha estado reconocido?

Sinceramente pienso que ha sido el miedo a perder el poder el que ha hecho que se desvalore y que se oculte y esté entre sombras ese esfuerzo y valor de la mujer tanto en el trabajo agrario como en cualquier otro trabajo. Ahora hay muchos grupos de mujeres que estamos haciendo cosas y que somos más visibles, pero eso no quiere decir que seamos solo nosotras, hemos avanzado mucho. Realmente en el sector no he sentido un rechazo ni una discriminación. Yo siento una respuesta muy integradora, siento ese cambio incluso en la gente más cerrada. No se siente ese machismo, pero lo que si se detecta es que al estar tan profundo arraigado a nuestra sociedad, a veces, sin querer sale. Cuando yo llegué al campo, de primeras es como: -uy, se quiere dedicar a esto, que raro-. Pero esa reacción cambia pronto con el simple ejemplo y con el día a día.

Marta paseando con sus perros por su campo en el término municipal de Constantina

En la actualidad, ¿cuál es la situación a la que se enfrenta la ganadería?

Desgraciadamente la ganadería extensiva se enfrenta a multitud de problemas, a excesiva burocracia a desentendimiento por parte de la administración, cambio climático. No pasa por su mejor momento.

¿Por qué?

Me atrevería a decir que pasa por uno de sus peores momentos. Aquí tendríamos que partir desde el etiquetado justo ya que el consumidor si quiere un producto de ganadería extensiva tiene que buscar demasiado. Lo han puesto todo muy difícil, ya es hora de exigir etiquetados justos y claros. A fin de cuentas, es que se valore realmente el producto y todo lo que conlleva consumir un alimento producido de forma extensiva, los beneficios que eso supone y los gastos que ello conlleva, por ello el precio no puede ni debe ser el mismo. Hay que diferenciar la ganadería extensiva de la intensiva, lo que es el manejo, alimentación...todo, porque a día de hoy no se hace y el consumidor no sabe si ese alimento es intensivo o extensivo. Si no hay diferenciación, como quieren que se compita contra el intensivo y el superintensivo, es imposible. En la PAC -Política Agrícola Común- la ganadería extensiva no tiene una contemplación especial.

Por ejemplo, la dehesa cumple todos los supuestos objetivos de la nueva reforma de la PAC, y por lo que estamos viendo, no se está teniendo mucho en cuenta, y esto le perjudica muchísimo.  Se vuelven a favorecer los cultivos intensivos y a hacerlos mucho más rentables. Si cogemos una foto aérea de nuestros paisajes vemos que todas las zonas verdes son manejos tradicionales y ganadería extensiva, todas. O sea que en realidad somos conservadores de estos ecosistemas y eso no se  está teniendo en cuenta. En normativa tenemos una burocracia que no va a acorde con la realidad del campo porque está hecha desde despachos y enfocada al intensivo. Pero el manejo extensivo es distinto y no están teniendo esa sensibilidad que hay que tener para que esto funcione. Todo ello hace que la rentabilidad de estos manejos sea baja, y si al final no eres rentable, abandonas y te vas, y dejas la ganadería extensiva. Y al final nos hacemos daño a nosotros mismos.

Es hora de exigir etiquetados justos y claros, que se valore realmente el producto y todo lo que conlleva consumir un alimento producido de forma extensiva, los beneficios que eso supone y los gastos que ello conlleva, por ello el precio no puede ni debe ser el mismo"

Cazalla de la Sierra sufre el fenómeno de la despoblación. ¿Qué consecuencias experimenta en su día a día a causa de ella?

El tema de la despoblación es bastante preocupante, llega a un punto que asusta. La consecuencia más directa es que los pueblos se ven cada vez más vacíos y con más personas mayores, y día a día, esto es la pescadilla que se muerde la cola porque hay menos gente, sobre todo menos jóvenes, y al haber menos también se invierte menos, y al final los pueblos son los grandes olvidados y los últimos de la agenda.

La juventud sale espantada, completan su formación y no regresan. ¿Por qué volvió usted?

Los jóvenes se van porque aquí no hay rentabilidad, ni infraestructuras, ni buena conectividad, ni la atención primaria que merecemos, y cada vez hay menos oportunidades. Yo realmente nunca me fui, me fui físicamente, me formé, estuve fuera, pero yo siempre he llevado a mi tierra muy adentro y nunca he perdido el contacto con ella. Aquí es donde siempre me he sentido a gusto.

Miles de familias desarrollan su vida en el Parque Natural Sierra Norte. ¿Se le da el valor que tiene?

Se valora muchísimo que la zona sea parque natural porque eso quiere decir que es una zona sana y estamos orgullosos de ello. A fin de cuentas, es algo que nosotros hemos conservado durante siglos. Si es cierto que a la población que vive en los parques naturales, quizás no se la valora lo suficiente.

También los alimentos que se encuentran en la nevera de los hogares españoles provienen del campo. ¿Por qué piensa que se descuida tanto a este sector?

Es una cosa que yo no consigo entender, no entiendo como se ha llegado a esta situación ni cómo hemos dejado que pase esto. Se ha priorizado y se ha fomentado el consumo industrial. Estoy segura de que ha sido por mero interés y juegan con el desconocimiento de los consumidores. Si de forma clara se diferenciasen nuestros productos y se informarse de sus beneficios, los consumidores podrían elegir, y estoy segura de que muchos apostarían por este manejo. Al final ha sido interés del sistema, de las grandes industrias, simplemente por beneficio propio sin mirar nunca el interés común.

¿Cómo ve el futuro de la ganadería en los pueblos?

Si queremos que haya futuro tiene que haber ganadería extensiva, sin ella, la vida en los pueblos no existiría. El futuro depende de estos manejos tradicionales porque son las que conservan las pocas zonas verdes que quedan en nuestro país. Y lógicamente son el motor de la España rural.

¿Qué aspectos se perderían si no existiese?

Sería un poco el principio del fin. Los pueblos viven de eso, entonces se quedarían vacíos, los alimentos no se producirían, seríamos un país carente de alimentos, y las ciudades se superpoblarían, sería un desastre estar todos aglutinados, acabaríamos muy mal a nivel medio ambiental y de salud. Y si se abandona la ganadería extensiva, abriríamos las puertas a los incendios y la industria aprovecharía para crear macro granjas donde pudiese.

La ganadera extensiva cuidando de su ganado.

¿Cómo está incidiendo la pandemia en el campo?

Nos ha afectado la pandemia en todos los sentidos. Se ha pasado mucho miedo, incertidumbre, miedo por la salud propia, miedo por el mercado. El parón en el canal Horeca nos dio de lleno, pero bueno ahí seguimos adelante.

¿Qué pasó con su ganado? Pese a la paralización del mercado, ¿tuvo que seguir alimentando a los animales no?

Si, claro, el ganado come todos los días. Y con respecto a la pandemia, sí pasamos miedo, pero realmente la gente empieza a vender los cochinos a finales de año, ahí es cuando se va a ver el daño con el parón del mercado. Nos están metiendo mucho miedo pero no podemos achantarnos porque nuestro producto es excelente y tiene un valor añadido extraordinario. Con respecto al ovino, ha ido saliendo gracias a la cooperativa de CorSevilla, hemos tenido suerte, estar unidos es lo que al final nos hace fuertes ante estas situaciones y haremos todo lo que esté en nuestras manos para seguir adelante.

Lleva el ganado en el corazón, ¿cree que sus hijas seguirán la tradición familiar?

Saberlo no lo puedo saber con certeza, yo siempre aquí en mi casa fomento que cada uno haga lo que le guste, que salga, que vea, que se forme, pero ellas siempre han tenido esa relación con el campo, ayudan, lo están viviendo, sintiendo y oliendo. En general hay siempre muy buen ambiente, es una forma de vivir distinta y ellas saben que si quieren volver aquí van a tener las puertas abiertas.

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