Medio siglo recorriendo las calles de Jerez en taxi

Diego y Borja, padre e hijo, comparten taxi y continúan con un oficio familiar con 50 años a sus espaldas. FOTO Y VÍDEO: JUAN CARLOS TORO.

Cuando el padre de Diego Pérez (Jerez, 1961), es decir, el abuelo de Borja Pérez (Jerez, 1988), hizo su primera carrera, en Jerez había 107 taxis. Medio siglo más tarde son 178 vehículos con licencia los que circulan por la ciudad. En aquel entonces, en 1969, quien inició el oficio familiar de los Pérez compatibilizaba el oficio de taxista con el de tornero en la Base Naval de Rota. 15 años más tarde, en 1984, su hijo Diego, empezó a recorrer las calles de Jerez, instaurando una tradición en el seno de los Pérez, que Borja continúa "por accidente" desde hace dos años y medio, cuando decidió, sin preverlo, hacerse también taxista.

"Nunca me había hecho falta, había pasado por muchos trabajos, en la hostelería, de teleoperador o en becas en el extranjero pero buscaba una estabilidad laboral", comenta. Con formación superior en comercio y marketing, a sus 28 años decidió compartir licencia y coche con su padre, quien la compró en 1995 y  a quien tampoco le hizo especial ilusión que continuara con el oficio. "Llego un momento en el que me vi en paro y dije: ¡Papá, me voy al taxi!", cuenta a lavozdelsur.es. Su padre, Diego, por su parte, no lo tenía tan claro: "Si lo quisiera le hubiera dicho que se metiera con 18 años (ríe) pero es verdad que para lo exploten, que trabaje para él y para su casa". Él, sin embargo, lleva prácticamente toda la vida dedicada al taxi, y reconoce que el sector no ha cambiado tanto en 35 años.

En la parada de la Alameda Cristina su Toyota espera a lavozdelsur.es. A Diego le cuesta recordar cuántos coches ha conocido en casa. "¿Mi padre? Con un 1.500, claro", responde, enumerando casi una decena. Desde un R18 a un Opel Corsa, pasando por un Ford Orion, un Dacia y tres Seat Córdoba. "Cada cinco o seis años hay que cambiar de coche, piensa que hacemos de media unos 70.000 kilómetros al año, y que un vehículo más de 400.000 kilómetros no aguanta", explica. Esta familia, que ha dado casi un centenar de veces la vuelta al mundo a cuatro ruedas, más de 3 millones de kilómetros, es plenamente consciente del desempeño que hay detrás de un trabajo en el que hay que echar 12 horas al día pero que también ofrece flexibilidad. "Es un oficio sacrificado como lo es, en definitiva, el de todos los autónomos".

La Alameda Cristina es una de las paradas de toda la vida, al igual que otras como la de la plaza del Arenal pero Diego reconoce la transformación de la ciudad. "Es evidente que ha cambiado, con el crecimiento y las barriadas nuevas. Antes una de las más importantes era la del ambulatorio de San Dionisio; cuando no había centros de salud la gente iba allí para todo", narra entre baches, en un paseo por el centro de Jerez que se hace a momentos incómodo. "Yo no estoy en contra de los adoquines, estoy en contra el estado de los adoquines", advierte. "Es una paliza total, para los riñones y para el vehículo, a nosotros los amortiguadores nos duran un año porque los revienta".

Diego y Borja, padre e hijo, comparten taxi y continúan con un oficio familiar con 50 años a sus espaldas. FOTO Y VÍDEO: JUAN CARLOS TORO.

"¿Le molesta el mambo? Es que tengo de todo, música heavy, rock, soul, cumbias, tengo sevillanas, salsa, tecnopop... pero es que el mambo es lo que mejor va a este tipo de decoración". La escena de la película de Almodóvar Mujeres al borde de un ataque de nervios es recordada más de 30 años después hasta por los propios taxistas. Diego y Borja bromean. "Escuchamos, escuchamos todas las opiniones, se montan todos los públicos", comenta el padre, que reconoce que habla lo que le pidan intentando siempre ser cauto. "Esto es un servicio público, claro", dice tajantemente. "Yo no suelo poner radio para no identificarme pero es cierto que algunos taxistas hacen campaña y habría que regularlo de alguna forma", comenta. Su hijo sí que pone música pero buscando el equilibrio. "Cuando se monta un cliente, si tengo puesto algún debate político o una radio de tertulia cambio a Radio 3 o Radio Clásica pero con el deporte soy más laxo, porque es más neutro", confiesa, sin ocultar su afición por el Atlético de Madrid.

"Aguantar hay que aguantar lo que sea un día de copas pero en general hay bastante respeto"

En plena polémica por las VTC, los coches de alquiler con conductor, Borja se hace eco de las reivindicaciones de sus colegas a lo largo y ancho del Estado pero tanto él como su padre son conocedores de que la situación en Jerez es bien diferente. "El radio de Jerez es muy pequeño, no llega a albergar muchos kilómetros y la carrera de un servicio urbano medio no supera los seis euros por lo que no les interesa a las VTC", dice Diego, que está seguro que compañías como Uber o Cabify no desembarcarán en la ciudad. "Los vehículos con conductor operan desde hace tiempo aquí, pero desde el Aeropuerto y en servicios concertados... eso sí se lo hemos dado en bandeja, porque nosotros no podemos concertar con un cliente recogerle en Chiclana y llevarle a donde sea, pero ellos sí", añade. Borja, que hace poco utilizó una de las plataformas de reservas más conocidas de la red para hacer un viaje, asiente con la cabeza. "En Booking te ofrecen esa posibilidad y está claro que eso es una VTC; lo que reivindicamos es que se respete el ratio y desde Jerez apoyamos las manifestaciones pero no hicimos huelga porque vimos que no redundaba en la ciudad, y era perjudicar al cliente para nada".

Antes montarse en un taxi llevaba implícito algo más allá de escuchar mambo y ponerse en la situación de Carmen Maura. A través de una centralita, los taxistas se hablaban, dando lugar a una situación algo caótica en el vehículo. "Ahora nos comunicamos con una app y sabemos donde están los demás taxis, si hay servicio... es algo que agiliza y da un buen servicio tanto a clientes como trabajadores", aclara Borja. Sin embargo, este joven taxista cree pese a ello al sector le falta modernizarse más. "Hay cosas que mejorar, como por ejemplo que se pueda pagar a partir de la aplicación donde se pidan los taxis pero obviamente no podemos competir con grandes multinacionales que tienen la última tecnología".

Pero, ¿sigue cogiendo la gente el taxi en Jerez? Diego cree que se utiliza prácticamente igual que hace 30 años, pero es cierto que debería usarse más, por ejemplo con respecto a los desplazamientos nocturnos. "En España no estamos mentalizados de lo peligroso que es coger el coche con alcohol, y hay gente que sigue haciéndolo cuando lo seguro que es coger un taxi", comenta. Tras haber recorrido todo el centro de la ciudad, prácticamente sin retenciones, desde la puerta de Sevilla hasta el barrio de San Miguel, para volver bordeando Larga, la carrera ronda los cinco euros. "¿Cuánto le cuesta esto a tres o cuatro personas que, por ejemplo, vuelvan de noche a su casa?", se pregunta Borja, que hace hincapié en lo económico y seguro del servicio del taxi. "No es nada", se responde así mismo. E incluso, a veces, con los que llevan algunos vasos de más el taxista hace lo que puede. "Aguantar hay que aguantar lo que sea un día de copas pero en general hay bastante respeto", se sincera su padre. Con una sonrisa y con el bulevar de Cristina a la vuelta de la esquina, Borja lo tiene claro: "La gente de Jerez, por suerte, es bastante buena". Lo dice el relevo de una saga familiar que ya corre hacia los 100 años de experiencia.

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