Muere Antonio Cruzado, el creador de la Historia de Los Palacios y Villafranca

El cronista oficial de la Villa ha fallecido a los 85 años, después de una profusa labor como docente, investigador, escritor, historiador, cofrade, pintor y hasta alcalde

Muere Antonio Cruzado, el creador de la Historia de Los Palacios y Villafranca.

Acaba de morir, a los 85 años, Antonio Cruzado González, el responsable de que la localidad sevillana de Los Palacios y Villafranca (38.600 habitantes) tomase conciencia de que tenía historia. Aunque parezca una perogrullada en un municipio que celebra precisamente este año el 650º aniversario de la carta puebla de Los Palacios y el 523º aniversario en el caso de Villafranca de la Marisma, que acabaron uniéndose como un solo municipio en 1836, hasta el año en que murió Franco nadie parecía saber aquí nada sobre los orígenes del doble municipio.

Ni tampoco sobre las circunstancias de su fusión, ni sobre ninguno de los personajes históricos que don Antonio Cruzado, como era conocido en su faceta docente, rescató con el primero de sus libros historiográficos para bucear en esta desconocida historia local. 

Aquella publicación, de 1975 y reeditada varias veces más a lo largo de la democracia, se tituló Evolución histórica de Los Palacios y Villafranca y constituyó la primera luz sobre los orígenes de un pueblo con reminiscencias romanas (Searus) y árabes (Almudeyne). Aquel libro de hace ahora medio siglo aclaró por primera vez la naturaleza señorial de Los Palacios, en el único cerro existente, frente al carácter más humilde de Villafranca de la Marisma, y abundó en la construcción de la parroquia de Santa María la Blanca, el templo más antiguo del pueblo.

En el personaje de Andrés Bernáldez, el primer párroco y cronista del reinado de los Reyes Católicos que recibió a Cristóbal Colón a la vuelta de su segundo viaje a Tierra Firme; en las primeras capillas de ambos pueblos, empezando por la ermita de San Sebastián, auténtico emblema de Villafranca de la Marisma desde comienzos del siglo XVI; en la lucha de los villafranqueses por conseguir su carta puebla; en las relaciones históricas entre ambos pueblos antes de su fusión decimonónica; en el nuevo escudo de la villa con su lema de La Unión; y en la inmigración masiva ocurrida en la primera mitad del siglo XIX, cuando arriban a la localidad familias conocidísimas como los Murube, los Calvo, los Valera, los Pozo, los Tejero, los Nieto o los Melgarejo, entre otros apellidos. 

Aquel mismo año de 1975, y hasta que se celebraron las primeras elecciones democráticas en los municipios, en 1979, Antonio Cruzado fue el alcalde palaciego de la Transición. Para entonces, el maestro de escuela nacido en Sevilla en mayo de 1939 y que llegó al que iba a ser su pueblo para siempre en 1950 ya había ejercido una histórica labor de recuperación del espíritu cofrade en el pueblo. Desde los años 60, lideró el resurgir de la que estaba llamada a convertirse en la más populosa hermandad del pueblo, la de la Vera Cruz y María Santísima de Los Remedios, institución de la que, con los años, iba a publicar una amplia bibliografía histórica. Cruzado sería hermano mayor de la Hermandad de la Vera Cruz desde 1963 a 1979, y luego, de 1988 a 1994. 

Hombre de profundas convicciones religiosas, muy vinculado a la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, fue pregonero de la Semana Santa palaciega, exquisito dibujante y hasta ceramista, y, simultáneamente, profesor del colegio público Miguel de Cervantes llegando a ser director, si bien la labor más destacada de Cruzado ha sido la de investigador histórico sobre su pueblo. “Fue por envidia sana frente a la conciencia que tenían en otros municipios vecinos incluso con menos historia”, dijo alguna vez. 

Antonio Cruzado, el primero por la izquierda, junto al alcalde de Los Palacios y los participantes en la conferencia-coloquio por el 180º aniversario de la Unión entre Los Palacios y Villafranca.

El Ayuntamiento lo nombró a finales del pasado siglo Cronista Oficial de la Villa y él estuvo siempre a la altura de tan digno cargo. Más tarde el Consistorio lo honraría con la rotulación de una calle con su nombre, y en 2016, cuando el 180º aniversario de la unión de Villafranca de la Marisma con Los Palacios, dio una auténtica lección de historiografía didáctica en una conferencia pronunciada en el principal salón del restaurante Casa Moral junto al que, en estas últimas décadas, se ha considerado su discípulo más aventajado, el archivero municipal Julio Mayo, a la sazón alumno suyo en la escuela y que ha seguido sus pasos en el interés por la historia local como el propio Cruzado tuvo, a su vez, como referencia al maestro Diego Llorente. 

En aquella conferencia de hace ahora ocho años, un Cruzado ya más achacoso por la edad explicó al pueblo gráficamente cómo habían evolucionado ambos pueblos: “Es como si Los Palacios hubiera sido la yema del huevo y Villafranca, la clara que lo rodeaba”, dijo, contra la creencia popularmente extendida de que habían sido, sencillamente, dos pueblos iguales separados por un arroyo. Cruzado insistió entonces en que Los Palacios, sin término municipal, terminó de algún modo encerrado en Villafranca de la Marisma, que lo rodeaba, y que la evolución lógica fue precisamente su unión definitiva a partir de la oportunidad histórica que supuso el Real Decreto de 1835 promulgado en la época de la Regencia de Isabel II. 

Maestro fuera de las aulas

La labor de Cruzado en el último medio siglo en Los Palacios y Villafranca es amplísima. Su intenso activismo social y cultural y su compromiso con el escaso patrimonio local han estado siempre fuera de toda duda. En todo momento ha llamado a las cosas por su nombre, se ha enfrentado con exquisita educación a cuantos poderes circunstanciales han podido obviar el valor de lo antiguo. Fue director de la Biblioteca Municipal y el fundador y primer secretario de la ya extinta Unión Deportiva Los Palacios (antecedente del actual Los Palacios Club de Fútbol). 

Cruzado, siempre dispuesto a enseñar incluso fuera de las aulas en cuanto foro cultural ha necesitado de sus conocimientos, ha publicado alrededor de una veintena de libros, entre los que destaca, más allá de la citada Evolución histórica de Los Palacios y Villafranca, títulos tan significativos luego como Mosaico de Antigüedades sobre Los Palacios y Villafranca , Callejero histórico o La otra historia. Además, en 1998 transcribió e introdujo la obra Proceso judicial de amojonamiento y deslinde del término de Villafranca de la Marisma previo al proceso de enajenación de la villa que se inicia en 1630, popularmente conocida como el Libro del Becerro –por el material originalmente usado para sus cubiertas-, una auténtica joya de la historia local de la que sus paisanos tampoco tenían ni idea y que el archivero Julio Mayo habría de salvar del incendio sufrido en el Ayuntamiento en 2013. 

El hasta ahora cronista oficial de la villa ha tenido el gusto humildísimo de irse de este mundo precisamente el Día de la Natividad del Señor. La misa por el eterno descanso de su alma será mañana,  en la Parroquia del Sagrado Corazón, a las 12.00 horas. Ya descansa en paz.