En 1968, Fermín Garcés no dudó a la hora de plantarle cara a los asesinos de José Pardines Arcay, un guardia civil que se convirtió en el primer nombre de la lista negra de crímenes de la banda terrorista ETA.
Fermín era por entonces camionero de profesión y presenció aquel asesinato. Los terroristas incluso le llegaron a encañonar, pero su valentía y arrojo le permitieron seguir con vida. Los etarras no dispararon por segunda vez y acabaron huyendo.
Hoy Fermín ha fallecido a los 93 años y la Guardia Civil, Cuerpo al que acabó ingresando, le ha despedido con honores. "Siempre estarás en nuestra memoria", apuntan desde las redes de la Benemérita.