Óscar pone las alas y su padre las piernas

Un joven con parálisis cerebral compite en maratones con una silla adaptada que empuja su progenitor

Óscar García, durante el 'Ultramaratón de la vida'.

Óscar nunca ha tenido una vida fácil. A los pocos días de nacer, de forma prematura y con tan solo 800 gramos de peso, tuvo que ingresar de urgencia en el hospital aquejado de una peritonitis necrotizante que le hizo estar varios meses postrado en una cama. Luego sufrió varias paradas cardiacas y una parálisis cerebral. Volvió a su casa, pero no tardó mucho en regresar a un centro hospitalario, para ser intervenido por la retinopatía del prematuro que sufrió, una dolencia provocada por un  desarrollo anormal de los vasos sanguíneos de la retina. Pero todo eso no le impide a Óscar García, de 20 años, practicar deporte. “Si tú me das alas, yo pongo las piernas”, le dijo un día su padre. Y así nació Conilusion, un proyecto al que dio nombre la madre del joven y que le permite participar en maratones y en competiciones de todo tipo con su silla adaptada.

La última, la Ultramaratón de la vida, con salida desde Sanlúcar de Barrameda y un recorrido de 50 kilómetros durante los cuales los organizadores pretendían que los participantes vivieran “una experiencia espiritual, con la donación de órganos como telón de fondo. Óscar y su padre, ayudados por los deportistas Humberto Otero, Moi González Ceballos y Yose Garrucho, terminaron la prueba en siete horas y 25 minutos, lo que sirvió para que tanto Óscar como sus ayudantes disfrutaran, rieran y casi lloraran, como relata su padre, sobre todo a partir del kilómetro 40, “cuando nos encontramos con lo peor del recorrido, pero salimos y llegamos a meta”.

Humberto Otero, Moi González y Yose Garrucho, deportistas que ayudaron a Óscar.

Pero, a pesar de las dificultades, ya están pensando en nuevos retos. Todo empezó de pequeño, cuando Óscar pasaba por parques en los que veía a niños jugar y se sentía frustrado por no poder hacer lo mismo. No quería ni pasar cerca de campos de fútbol, porque mientras había niños de su edad que disfrutaban del deporte, él tenía que someterse a tediosos tratamientos y sesiones de rehabilitación. Hasta que sus padres decidieron apuntarlo a boccia, una disciplina deportiva que está adaptada a personas con discapacidades físicas graves, que se asemeja a la petanca, y que se juega con bolas blandas. “Al fin hacíamos cosas en común y con niños como él”, dice su padre.

Óscar empezó a entrenar con Chema Rodríguez, un jerezano que lleva 21 años consecutivos siendo campeón de Andalucía de boccia, también de España, y que incluso tiene una medalla paralímpica. Con él empezó a competir. “Pasamos por los pabellones de Jerez, San Fernando, Granada, Córdoba y Sevilla”, relatan sus padres, donde “disfrutamos de esta nueva experiencia”, relatan. “Al escuchar el nombre de Óscar García por megafonía ya me daba igual que no corriera o no jugara al fútbol, sentía que lo había conseguido”, cuenta su padre.

El joven llegó a competir en campeonatos nacionales, quedando subcampeón de España, pero tuvo que dejar el deporte por sus problemas visuales. Ahora se dedica a hacer carreras populares y maratones, con lo que disfruta tanto él como sus padres. Su cara de felicidad viéndolo recorrer kilómetros durante estas pruebas lo dice todo. Su carrera no ha hecho más que empezar.

Archivado en: