En 2014, un grupo de familiares de represaliados por el franquismo viajó a Argentina para ser escuchados por la jueza Servini. Aquellos días sirvieron para que Paqui Maqueda publicara crónicas diarias en andalucesdiarios.es a propuesta de la periodista Olivia Carballar. Esas crónicas terminaron convirtiéndose en un pequeño libro titulado En la silla del criminal, en referencia al asiento del dictador argentino Jorge Rafael Videla. Curiosamente, en estas semanas, una de las películas más vista está siendo Argentina, 1985, que narra el juicio a los responsables de la dictadura argentina. Un suceso que en España nunca ocurrió. Los causantes del dolor murieron mayoritariamente en sus camas sin ser juzgados.
Hace menos de 24 horas, la voz de Maqueda volvió a resonar en el barrio sevillano de la Macarena. En la basílica se pusieron fin a 71 años de una sepultura con honores que no tuvieron sus antepasados. Allí, en plena madrugada, puso voz a la dignidad de los represaliados mientras el general golpista que causó el terror en Sevilla, Andalucía y Extremadura, recibía sus últimos vítores de parte de familiares. Los huesos presentes de Queipo de Llano se contraponían con los gritos al aire de Paqui Maqueda, "Juan Rodríguez Tirado, Enrique Rodríguez Rodríguez, Juan Rodríguez Rodríguez, Pascual Rodríguez Rodríguez, Francisca Rodríguez Rodríguez". Son sus familiares.
En 2003, mientras veía la televisión con su madre, se enteró de casualidad de que sus antepasados no habían sido localizados. "¿Y por qué no me ayudas a buscar a mi abuelo?", le comentó tranquilamente, según desveló la propia Paqui Maqueda en una entrevista para lavozdelsur.es. Para ella, aquello fue un mandato familiar que aún perdura.
Maqueda es presidenta de la asociación Nuestra Memoria. Aunque vive en Carmona, cuando salieron las primeras informaciones sobre la exhumación de Gonzalo Queipo de Llano, no dudó en plantarse en el arco de la Macarena tras ser avisada por una amiga. Vestida de negro y en solitario, esperó a la salida de la furgoneta de la funeraria. Mientras los familiares del general golpista aplaudían y proclamaban "¡viva Queipo!", ella no se pudo contener. "Nombré a mi bisabuelo, al hijo de éste asesinado y a los otros dos que fueron presos-esclavos del franquismo. Y a mi abuela, que era macarena y rezaba a la Virgen teniendo que pasar por delante de la tumba de Queipo. La emoción me pudo y hablaron las víctimas por mí. El punto y final a esta historia no lo iba a poner la familia de Queipo. No me parece que sea ahora el momento de ellos, es el momento de las víctimas", ha señalado en las diferentes entrevistas que ha concedido este jueves a los medios de comunicación.
La familia de esta activista no sólo fue asesinada, sino que también fue expoliada por el franquismo. "La casa que teníamos en Carmona es propiedad de otra familia y no de la mía. Yo tengo las escrituras de esa casa y he pedido al Estado que me la devuelva porque fue incautada a mi familia, pero el Estado me ha dicho que no porque no hay leyes que amparen la devolución de bienes materiales a familiares", explicó a lavozdelsur.es.
Esta descendiente de represaliados cuenta con gran respeto a pesar de que en la salida del genocida sobre el que recaen 45.000 muertes tuviera que aguantar insultos. En sus declaraciones ha manifestado que ni sabe de quién fueron ni es algo que le interese. "Es una referente para todo el movimiento memorialista. Se aprende siempre de ella", señala la periodista Vanessa Perondi sobre su figura. Aunque no hay mayor satisfacción que encontrar y dar sepultura digna a los familiares represaliados, en 2019 se llevó una pequeña alegría con el Goya a El Silencio de los Otros al mejor documental. Maqueda fue una de las artífices de una obra que ponía voz a las historias de miles de familias.
"Mezclar a un criminal con la religión es muy sospechoso y no debería permitírselo ni Sevilla, ni Andalucía, ni la Iglesia, ni el Gobierno andaluz. Es también la gran asignatura pendiente del movimiento memorialista. Ahora mismo, con la entrada de Vox, somos conscientes de que es más difícil". Estas palabras las expresó la propia Paqui Maqueda ante este medio. Por entonces, la exhumación de Queipo de Llano parecía muy lejana. Sin embargo, tres años y medio después de estas declaraciones se ha convertido en una realidad.
El que fuera conocido como el 'Carnicero de Sevilla', responsable también de la Desbandá en Málaga, ya no está visible en un lugar de culto, tal y como establece la Ley de Memoria Histórica y Democrática que entró en vigor hace apenas dos semanas.
Las tropas de Queipo se hicieron con la capital hispalense usando a mujeres y niños como escudos humanos, según cuenta el hispanista Paul Preston en El Holocausto Español. A partir de ahí, el terror se apropió de las calles de Sevilla con el general a la cabeza y Ramón de Carranza a su lado. El barrio de la Macarena, donde hasta hace unas horas estaba enterrado, fue bombardeado tras órdenes suya. Ese día, un 22 de julio, tan sólo fue el inicio de una represión que se prolongaría durante años. Al día siguiente ya anunció que los huelguistas serían fusilados.
En uno de sus discursos radiofónicos, el general afirmó: "Estamos decididos a aplicar la ley con firmeza inexorable: ¡Morón, Utrera, Puente Genil, Castro del Río, id preparando sepulturas! Yo os autorizo a matar como a un perro a cualquiera que se atreva a ejercer coacción ante vosotros; que si lo hiciereis así, quedaréis exentos de toda responsabilidad". Este fragn¡mento forma parte del mismo discurso, más conocido, en el que expresa que "nuestros valientes Legionarios y Regulares han demostrado a los rojos cobardes lo que significa ser hombre de verdad. Y, a la vez, a sus mujeres. Esto es totalmente justificado porque estas comunistas y anarquistas predican el amor libre. Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricones. No se van a librar por mucho que berreen y pataleen", en un claro alegato a favor de la violación, algo habitual en sus proclamas. Antes de Sevilla fue Cádiz, después, Huelva y Córdoba. Todas las provincias sufrieron masacres ordenadas por Queipo.
El autor de cada uno de esos crímenes ha estado 71 años enterrado con honores en la basílica propiedad de una de las Hermandades con más devotos de Andalucía. En su adiós del templo en el que aún queda una placa conmemorativa a su persona, también fue vitoreado. Pero allí emergió la voz de Paqui Maqueda como garante de la dignidad de los represaliados para hacer frente a los últimos aplausos hacia el general genocida. "Honor y gloria a las víctimas del franquismo".