El historiador británico Paul Preston ha expresado a través de redes sociales su rechazo a la decisión del Partido Popular de llevar una propuesta al Ayuntamiento de Cádiz con objeto de reponer la placa retirada en la casa de José María Pemán. El PP, que describe a Pemán como una persona "que trascendió lo político en pro del amor y la defensa de Cádiz, de su cultura y de la reconciliación" se ha manifestado rotundamente en contra de la retirada y condena del escritor gaditano por parte del Ayuntamiento de Cádiz.
Para el escritor e investigador estas declaraciones están muy lejos de la visión de Pemán a las que, asegura, les ha llevado sus propias investigaciones. Es por ello que Paul Preston ha enviado un texto a la Plataforma de la Memoria Histórica de Cádiz en el que resume un capítulo de su nuevo proyecto, Arquitectos del terror. Franco y los artífices del odio, que saldrá a la venta el próximo mes de octubre. El historiador critica en esta obra a través de investigaciones a aquellos que "propagaban la patraña del llamado ‘contubernio judeo-masónico-bolchevique’ para justificar la aniquilación del pueblo republicano como de los que lo llevaban a cabo dirigiendo la represión".
Una de las figuras centrales del libro es precisamente el escritor gaditano José María Pemán, muy homenajeado al final de la guerra civil por sus múltiples servicios al bando franquista, según asegura el autor.
El texto que Paul Preston ha enviado se reproduce a continuación:
A su muerte, el 9 de julio de 1981, José María Pemán fue homenajeado como un monárquico liberal y autor enormemente prolífico de obras de teatro, libros de poesía, novelas y ensayos políticos, cientos de discursos y conferencias y como columnista habitual en la prensa. Pemán recibió del rey Juan Carlos la que se considera la más insigne condecoración del mundo, la Orden del Toisón de Oro, habitualmente reservada a los jefes de las casas reales. Su imagen benévola quedó inmortalizada en las fotografías de la ceremonia. Sus honores, su enorme producción literaria y, según los que le trataron, su encanto personal, ocultaban el hecho de que durante veinticinco años fue una de las figuras más tóxicas y divisivas de la extrema derecha española. Desde mediados de los años veinte hasta finales de los cuarenta, fue sucesivamente un incondicional de la dictadura de Primo de Rivera, un enemigo acérrimo de la Segunda República democrática, un defensor del exterminio de la izquierda durante la Guerra Civil y, a continuación, un firme partidario de la causa franquista. Sus escritos y discursos entre mediados de los años veinte y mediados de los treinta contribuyeron enormemente a la ruptura de la convivencia política que fue el preludio de la contienda bélica. Sus virulentas campañas de propaganda durante la guerra alentaron y justificaron la salvaje represión desatada por las fuerzas franquistas. En vez de recordarle como una benévola figura de la derecha democrática se le debe reconocer como uno de los más eficaces incitadores del odio en la guerra. civil.
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