El camarero de un restaurante de la sierra de Albacete ha compartido en redes sociales la "surrealista" situación que ha vivido en el local con una pareja de unos 30 años. Según cuenta este hombre, que lleva casi 20 años en el mundo de la hostelería, "jamás" había tenido que lidiar con este tipo de escena.
Le pidieron una hoja de reclamaciones porque, el comensal, no podía sacarse un trozo de carne que se le había quedado en la muela tras haber comido rabo de todo y chuleta de ciervo. "Pagaron unos 69 euros, les invité a un chupito de mensa y salieron. Pero a los 10 minutos el chico volvió y me pidió un palillo porque se le había quedado un trozo en la muela", explica. El camarero se lo dio, pero como no lograba sacarlo, le ofreció seda dental. Se fue, pero al rato regresó y, para su sorpresa, pidió una hoja de reclamaciones.
"Le pregunté y me dice que no se puede sacar lo que tenga en la muela, sea carne o hueso, y que era algo que llevaba la carne", continúa. Pese a las explicaciones del trabajador sobre la preparación del rabo de toro, el cliente insistió por lo que llamó a su jefe para intentar encontrar una solución.
Una señora que se encontraba en el local, casualmente, empleada en Consumo, advirtió que el caso "no llegaría a ningún lado", pero, aun así, el comensal no paró e incluso llegó a reclamar que el restaurante asumiera los gastos de un dentista para que se lo extrajera.
"Lo veo totalmente absurdo, no se si pretendía que le devolviéramos el dinero o, sinceramente, no lo puedo llegar a entender", expresa el camarero. Finalmente, como el cliente no se marchaba, tuvieron que llamar a la Guardia Civil, que se personó en el local y tomó nota de lo ocurrido.
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