Fitness, dietas, rutinas de piel, cremas para la cara, cuidado del cabello para que no se engrase. Para una modelo, la imagen es su herramienta de trabajo. En cuanto se despista, si su apariencia no da la talla, puede derivar en rechazo. A sus 20 años, la portuense Luz Serrano Fernández tiene claro que para triunfar no solo le basta con 1,75 metros de alto, y tener unas medidas de 84-60-91. “Tienes que ser exigente contigo misma y no descuidarte”, reconoce la joven que empezó a sentirse atraída por este mundo desde que participó en el concurso de coquineras del Carnaval de su ciudad.
Tenía 7 años cuando pisó una pasarela por primera vez, pero no fue hasta los 16 cuando decidió plantearse el modelaje como una opción laboral. “Estuve buscando agencias en Cádiz, pero no me terminaron de convencer, los precios eran muy caros, era todo extraño y yo no conocía a nadie en el mundillo”, cuenta a lavozdelsur.es.
Tres años después, se mudó a Sevilla para estudiar un Doble Grado de Administración y Dirección de empresas y Derecho en la UPO y sus amigos le animaron a probar. Buscó por internet y se topó con la agencia MMExpresion, donde trabaja en la actualidad. “Le gusté muchísimo a la directora y me dio ánimos para continuar con ello, aunque mis padres no estaban para nada de acuerdo”, sostiene Luz, consciente de que debía abonar un importe si quería sumergirse en esta aventura.
Para empezar una carrera en el modelaje no hay muchas alternativas, “o cursos, o enchufe, es muy complicado”. Desde ese instante, se empezó a informar sobre nutrición y valores energéticos -algo que considera “beneficioso, no es nada malo”- al mismo tiempo que aprendía cómo moverse en una pasarela, actuar frente a una cámara o qué contratos firmar.
“Hay muchas trampas en las que puedes caer”, avisa. Los castings falsos, los chantajes, los impagos por sesiones y un sinfín de casos que pululan por los medios con más frecuencia de lo deseable.
La portuense asegura que, de momento, no ha tenido malas experiencias, pero no baja la guardia. “Debes tener las ideas muy claras y ser una persona fuerte de mente, si eres inestable, es muy poco recomendable meterse en esta profesión”, explica.
Luz sabe que, si no cumple con los estándares, le van a echar para atrás y que siempre habrá personas que la elogien y otras que le pongan alguna pega. “Te van a rechazar en muchos trabajos diciéndote que te sobran algunos kilos de más cuando realmente no te sobran”. Con sus palabras defiende la importancia del autoconocimiento y de saber hasta donde llegar para evitar sufrir trastornos de conducta alimenticia.
“Debes tener la cabeza ordenada para saber cuáles son tus límites. Hay personas que no pueden bajar de una medida por mucho que hagan dieta. Hay que saber decir, hasta aquí llego”, comenta. Sobre todo, para preservar la salud física y mental.
El glamour de la moda engancha a miles de jóvenes cuya meta es desfilar y lucir los vestidos de los mejores diseñadores del planeta. Suena muy bien. El reto está en que las críticas no influyan y hacer frente a las dificultades que acarrea esta profesión. Además de las exigencias personales, el modelaje tiene una edad muy limitada.
“Tenemos que ser realistas y preparar un colchón donde caer”
Según expresa la modelo, “no es lo mismo entrar con 16 que con 23, te van a mirar con otros ojos, las primeras van a tener muchas más oportunidades”. A esto se suma que el 90% de las chicas son estudiantes y, a veces, hacen filigranas para compaginar ambas cosas. “Para nosotras ser modelos es un sueño, pero tenemos que ser realistas, tener los pies en el suelo y preparar un colchón donde caer”, señala.
Luz demuestra madurez en un mundo “bastante duro” que compara con el deporte, donde hay que ser sobresaliente para entrar en el campo de juego y poder vivir solo de ello. De momento no le ha ido nada mal.
Entre anécdotas, la joven recuerda su primera colaboración con la maquilladora sevillana Silvia Romero -a la que fue corriendo y con un esguince, pero en la que se lo pasó “super bien”. También se le viene a la cabeza la primera vez que cobró por posar frente a la cámara. Una colección de primavera verano de la firma MSA Moda.
“Cuando estas empezando, todo lo que te va saliendo es como guau”
“Cuando estas empezando, todo lo que te va saliendo es como guau, qué ilusión”, confiesa Luz, que recientemente ha sido imagen de la campaña de navidad de Sevilla Fashion Outlet. Sin duda, esa ilusión se multiplicó por mil cuando no hace mucho recibió un mensaje de su jefa.
No lleva ni un año en la agencia y ya ha cumplido el sueño de toda modelo, desfilar en la Semana de la Moda de la Alta Costura de París, la famosa Fashion Week donde cada año se reúnen personalidades del sector. El jueves 27 de enero, junto a otras compañeras, pisó firme la embajada de España en la capital francesa con dos vestidos de la colección primavera verano diseñados por la cordobesa Juana Martín.
Fue la primera vez que desfiló fuera de España, aunque con una diseñadora con la que ya había colaborado en una sesión en las salinas de El Puerto. “Hay mucho estrés y se vive muy intenso, el desfile duró 30 minutos, pero el trabajo que hay detrás es enorme, estuvimos en maquillaje y peluquería desde las siete de la mañana”, relata Luz que tuvo que decidir si ir a un examen de la universidad o viajar a la ciudad de la moda por excelencia.
“Una oportunidad así o la coges o la coges, porque no sabes si te va a volver a salir”, dice con entusiasmo.
Esta experiencia “inolvidable” le ha llevado a salir en revistas especializadas de prestigio como ELLE y guardar muchos contactos. “Normalmente cuando una modelo modela para alguien no se le suele dar crédito ni se le suele mencionar, pero allí los fotógrafos nos etiquetaban”, explica.
A ella le llena ver contentos a los diseñadores cuando le ven llevar puesto ese vestido en el que han empleado tantas horas. Un momento mágico que supone el punto álgido de su trabajo. “Al fin y al cabo eres su maniquí. Tienes que sacarle el máximo partido a esa obra de arte y defender la prenda como si fuese lo más grande”.
Entre reflexiones, la portuense menciona la filosofía de la modelo canadiense Coco Rocha: It took a while to grow the confidence to say, “This is who I am, take it or leave it”. Una frase que, para ella, define a lo que se enfrentan todas las modelos, a coger esa confianza para no derrumbarse.
Según Luz, las andaluzas lo tienen más difícil a la hora de interiorizar este lema. “Tenemos más cadera, y eso nos causa mayor dificultad cuando queremos subir escalones. En el momento en el que subimos de ahí, fuera”, añade.
El sector amolda a su antojo los cánones de belleza en una sociedad cada vez más concienciada con la visibilidad y la aceptación de todo tipo de cuerpo. Hace siglos la mujer más bella era corpulenta, después fue la que tenía más curvas -el dichoso corsé- y en la actualidad irrumpe el movimiento body positive, que da una patada a los estereotipos y defiende las prótesis, las estrías o los implantes, es decir, la diversidad.
“Al fin y al cabo eres el maniquí de la diseñadora”
Poco a poco, la moda también se ha dado cuenta de la importancia de mostrar cuerpos reales. Los cambios se reflejan en las redes sociales donde, pese a todo, sigue habitando la apariencia. “Puedes publicar lo que quieras, pero, otra cosa, es lo que seas en realidad, hay que saber distinguir lo irreal”, comenta Luz, que conoce a muchas compañeras con vidas ideales a ojos de Instagram que “tienen problemas bastante grandes detrás”.
Aquí entran en juego los filtros que hacen más guapas a las personas usuarias. “Creo que la sociedad abusa de ellos para aparentar algo que no es. Nunca va a ser lo mismo lo que enseñas que lo que eres”, señala.
La portuense anima a aquellas que en algún momento han tenido miedo de iniciarse en la profesión. Más allá de la cara amarga hay “un mundo muy divertido donde conocer a personas maravillosas”. Cabeza bien amueblada y a comerse la pasarela.
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