¿Quién se acuerda del 'Titanic de los pobres' que se hundió frente a Gibraltar?

El naufragio del vapor Utopía, que pocos recuerdan, se llevó por delante las vidas de 600 personas tras una colisión con un acorazado británico hace 131 años, en el mismo lugar donde se produjo la del carguero OS35

¿Quién se acuerda del 'Titanic de los pobres' que se hundió frente a Gibraltar? En apenas veinte minutos el Utopía se hundió. Recreación CUARTO MILENIO

El moderno vapor correo de la naviera inglesa Anchor Line, dedicado al transporte de emigrantes entre Italia y Estados Unidos, se hundió en la noche del 17 de marzo de 1891 frente al Peñón de Gibraltar y murieron 576 personas.

Una fuerte tormenta acabó, en apenas veinte minutos con las ilusiones de familias completas, de condición muy modesta, que soñaban con llegar a Nueva York y emprender una nueva vida.

La historia recuperada del Titanic de los pobres por el marino y analista de naufragios Fernando J. García Echegoyen en el programa Cuarto Milenio, de Iker Jiménez, ha dejado al descubierto el dramático accidente ocurrido en la misma zona en la que se produjo semanas atrás la colisión del carguero OS35.

 

Iker Jiménez con el investigador García Echegoyen. CUARTO MILENIO

El Utopía comenzó su viaje en Nápoles y no llegó a salir nunca del Mediterráneo. Embarcaciones de la Royal Navy acudieron al rescate de los náufragos pero no pudieron hacer nada. De los 880 pasajeros (hay quien sostiene que eran 900) se sabe que 130 están en una fosa común en Gibraltar y otros 26 en el cementerio de La Línea de la Concepción, donde son recordados con un monolito.

El vapor tenía capacidad para transportar hasta 900 inmigrantes y 40 personas más en primera clase por lo que el espacio para los más pobres era muy reducido, según recuerda Fernando J. García Echegoyen. Sobrevivieron 318 personas e incluso una de esos supervivientes, Georgina Sheriff, logró hacer una acuarela mostrando el horror vivido.

El Utopía nunca salió de Gibraltar, donde naufragó. CUARTO MILENIO

Construido en 1874, cuando se hundió llevaba ya 17 años de servicio, pero era un barco muy moderno para la época, aunque no lo suficientemente sólido como ahora se construye. Su viaje comenzó en Nápoles, hizo escala en Génova y tenían previsto hacerlo en Gibraltar para cargar de carbón y provisiones sus bodegas y emprender la ruta atlántica hasta Nueva York. Era un gran barco de vapor transatlántico de 2.371 toneladas de peso.

 

Su velocidad máxima era de 13 nudos, más que suficiente para la época, y tenía 115 metros de eslora. En su singladura y ya a la altura del Cabo de Gata comenzó a sentir los efectos de una fuerte tormenta que le acompañaría hasta el Estrecho de Gibraltar, una navegación que supuso todo un martirio para los tripulantes más pobres, absolutamente aterrorizados por el temporal.

Los restos del naufragio del Utopía. CUARTO MILENIO

El Utopía enfiló rumbo a Gibraltar en cuyas proximidades permanecían fondeados varios barcos a resguardo del temporal. Recala en Punta Europa y entra en la Bahía de Algeciras. El capitán del vapor británico intentó evitar la colisión contra otro barco superior pero fue imposible. La flotilla fondeada en aguas de la Bahía de Algeciras estaba compuesta por cuatro buques de guerra, dos de ellos acorazados, la flota británica de Mediterráneo.

El Utopía rozó con uno de los arietes submarinos del HMS Anson, un buque de la Royal Navy. El capitán mete el timón activo hacia la derecha para evitar el impacto pero el vapor pasa por encima del espolón del acorazado, que le abre una tremenda vía de cinco metros en el casco. La presión del agua, y probablemente alguna caldera que explotó, hizo que los mamparos que separan la sala de máquinas de las bodegas se vinieran abajo, y el agua entró en tromba.

Fueron momentos de horror, de pánico absoluto ante una situación que no podían controlar y para colmo el barco solo llevaba siete botes salvavidas. El Utopía se inclinó hacia la banda de estribor 70 grados, es decir, quedó prácticamente casi tumbado sobre el lecho marino. Los tripulantes de los cuatro barcos relatarían luego que era espantoso escuchar a centenares de personas gritando y llorando en medio de la tormenta. Más fuerte que el propio sonido del viento. El relato pormenorizado de García Echegoyen deja perplejo a Iker Jiménez.

Los buzos quedaron horrorizados. CUARTO MILENIO

El naufragio total se produjo menos de veinte minutos logrando salvarse 318 personas según el balance del accidente que hicieron las autoridades gibraltareñas. La desesperación llegó a tal punto que los náufragos acabaron con la vida de dos militares que iban a socorrerlos en una lancha.

El panorama que el amanecer brindó a los testigos del naufragio no pudo ser más dramático, con decenas y decenas de cadáveres flotando sobre las aguas y algunos infelices agarrados a los restos del barco, exhaustos, sin fuerzas para gritar.

Las autoridades del Peñón de Gibraltar dispusieron que un grupo de buzos se sumergiera para evacuar los cuerpos y auxiliar a algún posible superviviente, pero no quedaba nadie vivo.

En una reseña publicada por The New York Times que conserva el investigador García Echegoyen, se describe el carácter catastrófico del naufragio, las escotillas y el cuarto de derrota estaban colapsados con los cuerpos pegados unos a otros hasta casi formar una masa sólida, familias abrazadas en un último estertor que conmovieron a los buzos.

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