A Antonio Jesús Fernández (San José del Valle, 1984) poca gente lo conoce por su nombre de pila, ya que desde muy pequeño adoptó un apodo familiar que le ha servido para reforzar su marca personal. Su padre era militar, y de conocerlo como “el recluta”, él se quedó con Reklu Fernández como nombre artístico, y así se le conoce en el mundo de la fotografía de naturaleza, a la que se dedica desde hace unos 15 años. Su amor por la naturaleza le viene de su época como scout, cuando aprendió a respetar el medio y a conservarlo. “Quería captar lo que veía, me llena porque es una herramienta para divulgar y conservar la naturaleza, para enseñar cosas que no vería si no fuera por la fotografía”, expresa.
Reklu Fernández recibe a lavozdelsur.es en su estudio, una sala que fue la cocina de casa de su abuela, y que ahora ha reconvertido en un templo de la fotografía de naturaleza, donde tiene sus equipos fotográficos y el material que ha ido editando durante los últimos años. “Es una forma de vida”, señala, “yo vivo de maquetar libros, guías de naturaleza, y de hacer cursos y talleres” y, en menor medida, de vender sus fotografías. Gracias a esta afición, que ha convertido en su trabajo, recorre todo el mundo. “La fotografía me ha hecho viajar”, confiesa, y gracias a ella ha captado paisajes y especies de países como Italia, Escocia, Reino Unido, Islandia, Marruecos, Portugal… todo ello sin "renegar" de su pueblo, San José del Valle, donde sigue residiendo.
Reklu Fernández, durante la entrevista con lavozdelsur.es. FOTO: MANU GARCÍA
Cuando empezó en el mundo de la fotografía de naturaleza, en 2005, Reklu Fernández se animó a crear fotoenlacenatural.com, un portal de enlaces que se convirtió en la tercera página de fotografía de naturaleza más visitada de España y la segunda de Argentina. “Me dedicaba a hacer páginas web, conocí a dos fotógrafos y les hice su página, ahí empecé a hacer fotos”, señala, tras lo que dirigió junto a un equipo de fotógrafos de naturaleza de diferentes países la revista digital Objetivo Natural, “a partir de la que surgen nuevos proyectos de maquetación y colaboración en varias guías y libros de naturaleza a nivel nacional e internacional”.
Después de fundar, en 2013, la Asociación Gaditana de Fotógrafos de Naturaleza (Agafona), que presidió, y que en la actualidad cuenta con 65 miembros de las provincias de Cádiz, Huelva, Sevilla y Málaga; y de formar parte de la Asociación Española de Fotógrafos de Naturaleza (Aefona); creó su propio proyecto empresarial, Wild Adventure Spain, una agencia de comunicación y formación para fotógrafos de naturaleza gracias a la que organiza cursos, talleres y ponencias para particulares, empresas y organismos públicos, “que tienen como misión fomentar la conservación y divulgación de la naturaleza a través de la fotografía”, explica Reklu.
“Los cursos buscan concienciar y enseñar a gente lo que se puede hacer y lo que no”, explica el fotógrafo vallense, “con ellos ayudamos a conservar la naturaleza”. Reklu reseña que “si vemos algo extraño le hacemos una fotografía y lo denunciamos, es una forma de proteger el medio”. Su especialidad es fotografiar paisajes, aunque empezó con fauna —“le pego a todo”— y también realiza fotos nocturnas, aunque “lo mejor de este mundillo es la unión que creas con la gente”.
El fotógrafo ha expuesto sus obras en países como Argentina, Ecuador, España y Portugal, es colaborador y embajador de varias marcas de accesorios fotográficos y miembro del equipo de gestión del prestigioso concurso y festival MontPhoto que se celebra en Lloret de Mar (Girona). En los próximos meses tiene previstos varios viajes de trabajo, a Eslovenia o a Islandia, aunque se considera un enamorado de la provincia y de Andalucía.
“En Cádiz tenemos la marisma, la Sierra, el Estrecho, la campiña, seis parques naturales… hay un gran potencial”, expresa. “Mi idea es traer a gente del extranjero. Los ingleses vienen más a España para ver aves que para jugar al golf”, apunta Reklu Fernández, un enamorado de la fotografía de naturaleza que la ha convertido en su modo de vida tras muchas horas de esfuerzo y dedicación. “Siempre he querido dar a conocer lo que hay detrás de una buena foto, la de veces que esperas y no puedes hacer nada, o el trabajo que tiene. Tengo una foto de un búho para la que tardé seis meses”. Y eso no todo el mundo lo valora.
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