Las protestas de los agricultores en Sevilla han dejado momentos que hacen pasar este movimiento a un nuevo momento. La convocatoria del miércoles estaba organizada por colectivos tradicionales del sector agrario: UPA, Coag, Asaja y Cooperativas, además de otras organizaciones que han dado su apoyo.
Ha sido la respuesta a las convocatorias oficiosas, que tienen detrás a la hasta hace no mucho desconocida Plataforma 6F, para liderar las reivindicaciones del sector primario. Y en algunos momentos ha significado la evidencia de que existen dos facciones, dos almas, entre los agricultores y ganaderos.
Por un lado, los que siguieron las convocatorias de 6F, han tratado de imponer el corte de carretera completo, en ambos sentidos, en puntos alrededor de Sevilla capital. La Subdelegación del Gobierno solo autorizó cortes parciales entre las 10 de la mañana y las 13 horas, y de un solo carril por sentido en la A-49.
Los convocados por las organizaciones agrarias en un primer momento desobedecieron a los agentes y a la Subdelegación, que ha movilizado a centenares de policías y guardias civiles ante las protestas del miércoles. Finalmente, accedieron a que solo se cortara un carril, provocando largas retenciones durante toda la mañana.
Sin embargo, los de la Plataforma 6F mostraron su enfado hacia esos otros compañeros del sector e intentaron que no se levantara el corte completo. Una situación que ha provocado momentos de tensión entre los propios agricultores.
Detrás hay varios tipos de desavenencias. La primera, si el corte debe enfocarse hacia los transportes (que provocaría momentos de desabastecimientos, que algo se han llegado a notar en algunos supermercados) o si bien debe afectar también a los vehículos privados (provocando que muchas personas no puedan hacer vida normal, como acudir a sus trabajos o a centros educativos). La pasada semana, incluso, hubo algún problema para vehículos de emergencia, aunque por lo general se intenta que no afecte a cuestiones de vida o muerte.
La segunda desavenencia está en la regularidad de los paros. En 6F prácticamente han convocado cada día, incluyendo el fin de semana. Las organizaciones tradicionales creen que la fórmula más viable es presionar en todas las instancias y comunicar previamente los paros, negociando con las instituciones (Gobierno de España e, indirectamente, la Unión Europea).
La tercera gran desavenencia está en el corazón de las reclamaciones. Las organizaciones agrarias mantienen una visión específica sobre los problemas del sector: reducir burocracia, lograr mejoras fiscales, nuevas fórmulas para vender el producto... En 6F, ha habido evidentes rasgos de protestas mucho más generales: se achaca al Gobierno, por ejemplo, la amnistía, se apunta a la Agenda 2030 como causa de todos los males, y se viene a concluir que hay una conspiración para empobrecer al campo, o intereses oscuros para favorecer a ciertos terceros países.
Ese pulso se ha trasladado a la carretera este miércoles. Dos formas de protestar, dos visiones de las soluciones...