José Carranza y su mujer perdieron a su hijo Carlos, el tercero que tenían en común, cuando apenas contaba con tres meses de vida. El pequeño, que padeció una neumopatía insterticial, un grupo de enfermedades que causan inflamación o cicatrización de los pulmones, estuvo ingresado en la UCI en el Hospital San Cecilio de Granada, donde nació, y también en el Hospital Reina Sofía de Córdoba.
Finalmente, el pequeño Carlos falleció. De eso hace ya once años y los padres del bebé acuden regularmente a su tumba para dejarle flores y algún juguete. En los últimos meses, se han percatado de que alguien ha robado hasta en tres ocasiones los objetos que le dejan.
El pasado día de Todos los Santos, el matrimonio depositó flores en la tumba del pequeño Carlos en el cementerio granadino de Armilla, pero nada de peluches, porque últimamente se los están robando. "Solo este año me han robado ya unas tres o cuatro veces", asegura José a Nius.
Los hurtos comenzaron hace unos años, cuando se llevaron una lámpara de plata con forma de vela que iluminaba la lápida de Carlos. También se llevaron un pequeño Belén con figuritas que llevaron la Navidad anterior, "sin apenas valor económico; pero sí tenían un valor sentimental".
Hace poco, hasta arrancaron de la lápida uno de los jarrones con los que los padres de Carlos la habían adornado. "Cada vez que quitan algo más me cabreo", asegura José, quien cuenta que en el cementerio de Armilla se producen otros robos.
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