Insisten, no sin razón, en que por favor tratemos bien a la barriada. Que por unos pocos, siempre se ven malparados los vecinos en esta esquina olvidada de Jerez. "Pagamos justos por pecadores", y las noticias siempre sacan lo peor. Para quien no lo sitúe en el mapa, San Juan de Dios es la trasera del zoológico y del hospital San Juan Grande. Son aquellos pisos que se ven a lo alto de la curva de circunvalación a la altura de los aparcamiento de Área Sur, escondidos entre una arbolada anárquica.
Por aquí no pasan autobuses, aunque queda la parada. Ante cualquier intervención, la Policía Nacional y la Policía Local suelen acudir en abundancia. Ocurrió hace días cuando ardió ligeramente un cuadro eléctrico comunitario. Ocho coches patrulla cuentan los vecinos que vieron. Endesa, dicen, a menudo no quiere aparecer por la zona.
A consecuencia del incidente fortuito del sábado, los vecinos de uno de los bloques de San Juan de Dios llevan ya 48 horas sin luz. Y las que quedan en las 60 viviendas afectadas. Uno de ellos, un vecino que sufre de cáncer y necesita un respirador y una mascarilla de oxígeno para aliviar su situación. La mañana de este lunes la pasó en Urgencias, aquejado de problemas respiratorios. "Decía que se ahogaba, y normal, ¿qué le van a decir? Si estamos sin luz, pues claro que se ahoga sin el aparato. A él es que le hace falta, le hace falta para vivir", dice la hija del afectado. Otros casos son de insulinas perecidas, como consecuencia de neveras que llevan días sin refrigeración.
Uno de los bloques afectados en San Juan de Dios. / FOTO: MANU GARCÍA
Tras varios acercamientos, se comprueba que San Juan de Dios sigue siendo la ciudad aislada dentro de la ciudad de Jerez donde pagan justos y muchos sólo quieren ver a los pecadores. Se dice el pecado pero no el pecador. Los pecados los refieren fuentes externas a esta urbe que un día fue vivienda de los que trabajaban en campiña y bodegas, porque en San Juan de Dios nadie se quiere meter en lo que hacen los demás. Los pecados son sobretensiones alegadas por la empresa eléctrica, cuyas razones, según pesquisas, podrían ser algunas plantaciones de cultivos ilegales, o algún otro ilícito. La provincia de Cádiz está regada de intervenciones policiales en este sentido.
Días antes, un incidente similar con un contador de luz en un bloque contiguo se saldó con una intervención rápida para poner un parche. La obra para arreglar la entrada eléctrica común asciende a unos 300 euros. En esta ocasión, los vecinos del bloque a los que ya se les restableció la luz con un apaño podrán afrontarlo. Saldrá a unos 5 o 6 euros por cabeza. Pero los problemas son generales, por lo que temen que una vez se realice este arreglo, vuelva a fundirse el cableado debido a las sobretensiones. Y en el bloque de al lado, donde llevan todo el fin de semana a oscuras, no saben si podrán, como les dice Endesa, afrontar el arreglo, del que desconocen aún la cuantía.
Porque el mayor pecado de estos vecinos, muchos de ellos ubicados por la empresa municipal de vivienda, Emuvijesa, es la falta de recursos. El desempleo en la zona y los trabajos precarios que azotan a miles de personas con formación y sin ella desembocan en que cualquier pago sea un mundo. Cuentan que si Emuvijesa les cede las viviendas a cuenta de razones económicas, cómo puede ser que nada más entrar se les exijan obras dentro y fuera de sus casas para arreglar tomas de luz que son tan viejos como los ladrillos que sostienen los bloques. Facturas que ascenderían a miles de euros. Obras que no se hacen y que dan como última y casi única opción el engancharse ilegalmente a la red.
Por eso, hay que distinguir. Existen enganches con fin ilícito, que toman mucha más cantidad de corriente y fuerzan los cuadros hasta que estos estallan. Existen otros enganches que, siendo ilegales, tienen como fin poner en marcha una nevera. Encender la luz. Varias madres cuentan que sus peques no quieren entrar en casa cuando la falta de luz se hace evidente, una vez que anoche. "'Mami, miedo', me dicen, y yo qué hago, qué hago", lamenta una de ellas.
Una fuga de agua, que los vecinos aseguran lleva más de un año sin cortar. FOTO: MANU GARCÍA
Cinco euros para un arreglo llegan a ser asumibles incluso en viviendas que sobreviven con exiguas pensiones y chapús. Eso, si se apuntan todos al bote de la derrama. Pero diez. Veinte. Eso ya no es tan sencillo. Y por cada uno que no pague, el resto debe apoquinar. Y si es cierto eso de que los bloques van a seguir averiándose en una barriada maltrecha por la falta de mantenimiento, en gran parte responsabilidad municipal, lo que cuestan los arreglos se dispara.
Se dice el pecado, pero no el pecador. No hace faltan nombres. Aquí es también pecador el pensionista que está al día con los recibos con muchísimos dolores de cabeza. Lo es el que se engancha a la luz para comer. Y lo sería también quien estuviera usando la red para algún ilícito, es que eso es cierto. Porque el verdadero pecado es tener pocos ingresos, o ninguno, historias de esas vidas en las que pocas noticias son buenas y muchas malas. Como las noticias que salen de San Juan de Dios. "Tratadnos bien". Se lo dicen a los periodistsa.
Una pintada en San Juan de Dios. "Zona 0. No hay ley". FOTO: MANU GARCÍA
Las paredes están azotadas por humedades. Hay caños de agua en las calles y bajos de bloques descubiertos. Tomas de agua mal apuntaladas. Lo que cuesta arreglar esta barriada es tanto que en su día, Pacheco derribó algunos bloques y reubicó en otro nuevo más moderno, pero el proyecto de reconstrucción quedó paralizado por la falta de recursos. Por no quedar, no queda ni el instituto de formación profesional de San Juan de Dios que tantos empleos ayudó a generar, y que la Junta de Susana Díaz acabó abandonando. Una madre paga como puede los estudios de su hija en la privada, que será pronto auxiliar de enfermería. "Me cuesta 3.000 euros al año". "Eso, en cuanto empiece a trabajar, en nada está más que pagado, merece la pena", añadimos. "Dios quiera".
"Tratadnos bien". Se lo dicen a los periodistas. Pero se lo podrían decir a quien convierte a cada alma en justa o pecadora. Tener menos de lo justo para vivir, vivir en el abandono... Cómo se atreven en San Juan de Dios.
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