La entrada de una masa de aire africano de polvo en suspensión, conocido como calima, ha teñido de naranja buena parte del país y ha dejado imágenes impresionantes. Una de las más postales más impactantes es la de Sierra Nevada, cuyas montañas han dejado de ser blancas al estar cubiertas por este polvo.
Como si de unas imágenes en sepia se tratara, los deportistas que esperaban ansiosos la nieve para practicar esquí en la sierra granadina se han deslizado por unas pistas cubiertas de barro. Las fotografías y vídeos tomadas de este fenómeno contrastan con las colinas blancas a las que estamos acostumbradas a ver en la estación. Asimismo, el fuerte viento de este martes ha obligado a cerrar los remontes de la estación de esquí.
La calima es una nube de polvo proveniente del Sahara africano, según explica en su web la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Los fuertes vientos que se producen en el desierto sahariano son arrastrados hacia la península ibérica. Es un fenómeno más frecuente en las islas Canarias. La nube de polvo contiene partículas no acuosas, opacas, que tiñen el cielo de un color amarillento o naranja. La calima, además, produce un aumento considerable de las temperaturas.
La calima desaparece cuando se produce un cambio en las masas de aire. Según la AEMET, la masa de aire proveniente del Sahara durará hasta el miércoles, cuando se desplace hacia el este y sea sustituida por un frente húmedo que provocará precipitaciones en la península y Baleares.
La irritación de las mucosas, la tos, el picor en los ojos o la dificultad para respirar son algunos de los efectos más severos que puede acarrear el polvo en suspensión. La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) ha recomendado a la población que utilice mascarilla y evite hacer deporte en exteriores ante el paso de la borrasca Celia.