En Navidad es habitual que el precio del cordero suba, ya que es uno de los platos estrella de esta época. Sin embargo, este año, a ese aumento de la demanda por cuestiones religiosas y de temporada, hay que sumarle un hecho importante: falta ganado.
En nuestro país, la cabaña ovina es cada vez más escasa, porque las explotaciones no resultan rentables. En los últimos 20 años, las cabañas ovinas han descendido un 50 por ciento: de 24 millones de cabezas a solo 14.
De este modo, aumenta la demanda del producto, especialmente desde países musulmanes, pero las explotaciones cada vez son menos, porque no resultan rentables, por eso el precio sube. Como consecuencia, se calcula que esta Navidad tendremos que pagar un 30% más por el cordero.
Por su lado, los ganaderos critican las actuales políticas agroganaderas, que protegen a especies como el zorro o el buitre, letales para ovejas y corderos, lo que diezma aún más la escasa población ovina.
Ahora, los ganaderos piden apoyo para estas explotaciones extensivas, porque estas, además de contribuir a aasegurar el abastecimiento, sirven para fijar la población rural al terreno y combatir de forma eficaz el cambio climático.
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