La precariedad y las jornadas laborales interminables ahogan a muchos jóvenes en todos los sectores. Luis, un joven periodista de 29 años, ha contado su experiencia en el medio Yasss, de Mediaset, desde que consiguió su primer trabajo en julio de 2019.
La exigencia laboral ha acabo afectándo a su salud mental y confiesa que va a terapia por ansiedad y presentar síntomas depresivos. El pontevedrés aguanta en su puesto porque tiene miedo de perder su sustento de vida.
“Empiezas respondiendo mensajes más tarde de tu hora y haciéndole un favor a un compañero. Después haces parte de su trabajo porque alguien tiene que hacerlo. Te autoconvences de que tus jefes se darán cuenta de que tú eres el que siempre salva el culo a todos y, en realidad, a la empresa. Aguantas y aguantas, pero ese reconocimiento nunca llega”, cuenta Luis en Yasss.
El joven no da detalles sobre las tareas que debe desempeñar en su trabajo, pero habla de la sobrecarga a la que se enfrenta. “Un día te vas más tarde. Un mes después estás trabajando el fin de semana”, dice.
Se siente desbordado y le cuesta desconectar, además está cansado de hacer más de lo que le corresponde. "Ahora mismo no puedo más, pero aguanto porque me da miedo quedarme en paro", explica.
El estrés constante también ha tenido un efecto negativo en su vida, dedicada en su mayoría al trabajo. “Tus relaciones se enfrían. Tu novia se enfada y con razón. Tus amigos te dicen que no puedes seguir así. Tus padres se preocupan, pero a la vez te insisten porque hay que dar gracias de tener un trabajo. Y uno se rompe”, expresa.
Según Informe Anual de la Profesión Periodística 2021 publicado por la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) el paro entre los profesionales del periodismo ha descendido un 15%. Sin embargo, "el 62% de los periodistas contratados y el 58% de los comunicadores trabajan más de 40 horas a la semana, y el 26 y el 20%, respectivamente, más de 45 horas", según explica Luis Palacios, director del informe.
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