La Sección Sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña ha condenado a diez años de prisión a un taxista que agredió sexualmente en Santiago a una clienta de 19 años, tras desviarse de la ruta inicial y aprovecharse de que la víctima se había quedado dormida.
Según señala la sentencia, con fecha de 29 de julio de 2022, los hechos ocurrieron hace más de cuatro años, en la madrugada del 8 de marzo de 2018. La joven se subió a la parte trasera del taxi en el que trabajaba el condenado, que en aquella fecha contaba con 43 años de edad, en el centro de la ciudad. Los magistrados consideran probado que el hombre, "aprovechándose de la circunstancia de que se quedó adormilada durante el trayecto de apenas cinco minutos de duración", desvió su trayectoria al llegar a la zona de Galeras y "desconectó el localizador del vehículo".
Acto seguido, de acuerdo con el relato probado, condujo "hacia una zona no determinada, situada a las afueras de la ciudad, oscura, carente de iluminación artificial y sin viviendas cercanas a la vista". Así, el hombre se valió de estas circunstancias, así como de que previamente había cogido el teléfono de la víctima del asiento trasero, para bajarse del coche, introducirse en la parte trasera del vehículo y cometer la agresión sexual.
En ese momento, subraya el tribunal, la joven estaba "paralizada por la situación de terror que estaba viviendo ante la imposibilidad de pedir ayuda y el miedo a lo que pudiera sucederle".Entonces, el acusado aprovechó "para ponerse un preservativo y, en contra de la voluntad de la joven, penetrarla vaginalmente, ante lo cual ella comenzó a llorar pidiéndole que parara". Al finalizar, el taxista volvió al asiento del conductor, le devolvió el móvil y condujo hasta el domicilio de la joven, que fue todo el trayecto "llorando". Cuando llegó a casa, la chica llamó un amigo y, tras relatarse la violación, le pidió que acudiese.
Los magistrados describen en la sentencia que no solo se trató de una relación sexual no consentida, sino que se cometió "mediante la intimidación empleada por el acusado, aprovechándose de unas circunstancias buscadas con la finalidad de generar un estado de terror en la víctima, que la dejaron paralizada y sin posibilidad de reacción". Además, destacan la veracidad del testimonio de la víctima, porque contó "de modo persistente, convincente y sin contradicciones", a lo largo de todo el procedimiento, lo ocurrido la madrugada del día 8 de marzo de 2018.