Un recluso activa la alarma de incendios después de quemar papeles y ropa en su celda. El preso, peligroso, es cacheado tras el incidente. Se revuelve sobre dos funcionarios. A uno le planta dos puñetazos en la cara y le lastima un hombro. El otro recibe varios golpes. El primero acaba en el hospital. No es un caso aislado. Es solo el último episodio de agresiones que sufren los funcionarios de prisiones en las cárceles españolas. Sucedió el pasado miércoles en la cárcel de Botafuegos, en Algeciras.
Cientos de vacantes sin cubrir, funcionarios sin ser reconocidos como autoridad y con sueldos congelados desde 2004, agresiones en aumento, ausencia de personal para tratar psicológicamente a muchos reclusos con problemas mentales, trabajadores públicos que sufren agresiones y quedan desamparados… Trabajadores de los centros penitenciarios de Andalucía, convocados por CSIF y Acaip-UGT, han protagonizado este viernes un paro de 15 minutos —entre las 11.30 y las 12.00 horas— para protestar por las últimas agresiones ocurridas en las prisiones y en demanda de mayor seguridad, así como de la cobertura de plazas vacantes en estas instalaciones, que en Andalucía ascienden a más de medio millar.
Los representantes sindicales exigen al Ministerio del Interior “más seguridad, que se cumpla el protocolo contra las agresiones, que se nos proporcione una formación continua y adecuada al trabajo que desempeñamos y que, de una vez por todas, se nos reconozca como agentes de la autoridad en el ejercicio de nuestras funciones”. Tal y como ha expresado Ángel Luis Perea, portavoz de Prisiones de CSIF Cádiz, en declaraciones a lavozdelsur.es, “los funcionarios estamos hartos de sufrir esta lacra; siendo el sector público que más agresiones recibe en su puesto de trabajo”.
A su juicio, “el deterioro en la seguridad en las prisiones se hace patente día a día”, por lo que desde CSIF se reclama “que la Administración tome cartas en el asunto para evitar agresiones a funcionarios como la ocurrida este pasado miércoles en la prisión de Botafuegos y la ocurrida recientemente también en Jaén”. Como ejemplo gráfico de la desprotección que sufren, este funcionario de prisiones asegura que, solo en Puerto III, una de las prisiones más pobladas de España, solo hay seis psicólogos para 1.300 reclusos, mientras que “solo hay un curso de defensa personal para 25 compañeros por año por cada centro, 300 trabajadores públicos en interior”. “Tendrían que pasar diez años para accediera uno de ellos, ya sea para un curso de iniciación o reciclado”, comenta.
“Más que abandonados, somos olvidados”
La situación es terrorífica para estos empleados públicos que mantienen el mismo sueldo desde 2004, “ganamos menos que entonces, a los únicos que no se nos ha subido nada. Aquí un novato empieza con unos 1.500 euros, tengo amigos en Mercadona que ganan eso y con infinitamente menos responsabilidad y riesgo”, expone indignado el representante de CSIF. Cada que vez se produce un incidente regimental se eleva a la dirección del centro para que se abra un expediente disciplinario o se mande al Juzgado. "La administración maquilla los casos, selecciona los más relevantes, pero sí te digo que cada 36 horas aproximadamente hay una agresión, y esa es la realidad, no todo son cristales en el cuello, pero hay amenazas, reclusos que revuelven para agredirte, forcejeos…”, expone sobre la situación que se vive en las cárceles españolas.
“Más que abandonados, somos olvidados”, afirma Perea, para recordar que el 90% de los hechos violentos que se producen son en módulos de aislamiento, con los reclusos más peligrosos. “El Policía cuando sale a la calle sale con esposas, defensas de goma y pistolas, pero nosotros no podemos portarlas, no entro a un patio con aerosol o defensa de goma para repeler las agresiones. Me tengo que meter en mi búnker de seguridad, saliéndome del patio y volviendo a entrar; si un interno agredirme, ¿le pido que por favor pare hasta que vaya al búnker?. Es inconcebible que un funcionario de prisiones entre en el patio con bolígrafo y walkie talkie… Tenemos internos muy peligrosos, con graves problemas mentales, y nos defendemos con un ‘walkie’ y un bolígrafo; y encima no somos ni figuras de autoridad, los presos, los irrecuperables, se ven impunes”.
"Tenemos internos muy peligrosos, con graves problemas mentales, y nos defendemos con un ‘walkie’ y un bolígrafo"
Según los cálculos de la central sindical, el déficit de funcionarios de prisiones que afecta a los centros penitenciarios andaluces es actualmente de 549 vacantes sin cubrir en las relaciones de puestos de trabajo (RPT) de estos centros, lo que quiere decir que el 9,2% de la plantillas de los mismos no está cubierto. Se trata de una cifra “inadmisible” de carencia de efectivos en los centros penitenciarios, cuyo personal “afronta su trabajo diario con una enorme falta de medios y bajo una gran presión”, ha concluido el responsable sindical. Ahora tienen perros de la Policía que olisquean si en los vis a vis entra droga, pero “se la meten por cavidades corporales, es muy difícil detectarla, y la droga es fuente de inseguridad en las prisiones”.
“Esto no está pagado, en Prisiones no mejora nada, llevamos 17 años sin subida salarial, cobramos menos que en 2004”, lamenta Perea, que recuerda que cuando un funcionario de prisiones sufre una agresión, “en teoría debe haber seguimiento psicológico del agredido, pero ¿de dónde se saca esa orientación psicológica hacia esta persona? ¿Dónde hay un psicológo del Estado que te lo mire? ¿Cómo se hace el seguimiento? Tengo aquí compañeros que salieron del módulo 15 (el de aislamiento) cuando pasó lo de Fabrizio, un guineano ya fallecido que era el terror de las cárceles y que dejó un arma a dos centímetros de la yugular de un funcionario, que no es que no duerma todas las noches, pero sobrevivir a todo esto es muy jodido”.
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