Noches de tila, mañanas de café o coca cola. No es la forma más sana de ir a un examen, dicen los expertos siempre. Pero generación tras generación, los estudiantes caen en los mismos nervios, en los dolores de barriga, dolores de cabeza y prisas de última hora para repasar. La generación que se presentaba este 2020 a Selectividad, eso sí, tenía excusa. Porque un confinamiento se les coló allá por el tercer trimestre para aquellos que llegan desde 2º de Bachillerato, que son mayoría. A primera hora, las tensiones de entrar en clase. Pegatinas. Mascarillas. Precauciones de última hora, como tener que llevar muchos bolígrafos para hacer la prueba, porque entre otras cosas, la PEvAU (Prueba de Acceso a la Universidad) del covid es una en la que no se prestan bolígrafos. Responsable de la UCA explicaban en el Campus de Jerez a media mañana que no había habido incidencias, y que nadie ha aducido estar enfermo. Es la selectividad, difícil, pero porque hasta hace poco era la selectividad imposible.
"Entre el aire y eso no te agobias mucho con la mascarilla", dice una alumna a las puertas de la clase. En los corrillos, comentándose la jugada. No ha sido tan duro de primeras. "En Historia ha caído Primo de Rivera, ufffff", dice una chica aliviada. Es el tema de la Dictadura del jerezano previa a la II República. También ha caído la Democracia, pero esa no la quería la mayoría de entre las opciones posibles, porque es un temario que no se dio presencialmente en muchos institutos por aquello del confinamiento. "Era el tema que quería la mayoría", explica otro estudiante de Trebujena, Miguel Ángel Pérez. "Cuando te pegas todo el día con la mascarilla, te acostumbras".
Francisco Fuentes, del IES Seritium, en Jerez. Necesita un 11,5 para estudiar Física en Granada. "No creo que tenga complicaciones, traigo una buena nota de Bachillerato". Más de un nueve. No sabe si investigará, ser profesor... "Ya lo veré durante la carrera". Cuenta que él tiene patio, que ha sido más fácil para mantenerse fuerte mentalmente los meses pasados. A eso se une que algunos profesores "pensaban que era para dos semanas", aunque casi todos "se han puesto las pilas". Dicen también de esta generación que tiene también más oportunidades por eso de tener más opciones de preguntas. Pero, al final, todos compiten por lo mismo. "Las notas para entrar serán más altas si los exámenes son más fáciles".
Dos chicas de los Marianistas, Carmen y Marta, quieren estudiar Enfermería. Compañeras en instituto, universidad y hasta trabajar. Del siete al siete y medio llevan ambas de Bachillerato, "creemos que sí podemos entrar". "Estando encerradas teníamos mucha incertidumbre, muy agobiadas. Pero ha sido asequible. Le teníamos más miedo a Historia", pero ha sido fácil.
Irene Hedrera, del Álvar Núñez, no llevaba tan segura la Historia, pero Primo de Rivera ha sido una suerte. Sería capaz de contar el tema entero de nuevo. "Era inesperado, porque cayó el año pasado. Gobierno democrático nadie lo había mirado", resopla. "Ha sido superagobiante. En el primer examen estábamos todos estresados, pero al ver lo que entraba, la verdad que era asequible para lo que ha pasado en el confinamiento". No tiene claro qué estudiar. Está entre "un doble grado de Derecho y Recursos Humanos y Relaciones Laborales, en Algeciras, o en Jerez, Trabajo Social o Derecho". Lleva un buen ocho de Bachillerato. Su miedo no está este martes, sino matemáticas, a la que se presenta esta semana. Dos veces, a las de Sociales y a las de Ciencias. "Dentro de lo que cabe, se han organizado como se ha podido... A ver, yo es la primera vez que vengo... Espero no tener que venir nunca más". Sí vendrá. Este miércoles, concretamente. Porque esto aún no ha acabado. Es la Selectividad más larga de la Historia (con Primo de Rivera). Y ya se ve el final.