Manuel Tundidor Cabral, el joven enfermero que falleció al ser arrastrado por la corriente de un río amazónico en Ecuador, mientras hacía turismo con otros amigos españoles, ha sido enterrado este pasado domingo en su localidad natal, Trebujena, tras llegar los restos mortales a España el pasado sábado y ser velado en esa misma tarde noche. Con música rock —era discjockey y gran aficionado a este género— y bengalas, Trebujena ha despedido al joven de 31 años, mientras que el sepelio y las exequias se han producido en la más absoluta intimidad, por expreso deseo de sus familiares y amigos.
Aplausos, bengalas de colores con la bandera ecuatoriana y música rock han acompañado por el pueblo al féretro de Lete, como le conocían en su pueblo, algo que ha servido de homenaje tras la terrible noticia que recibieron sus familiares y vecinos en la noche del pasado martes (hora española), cuando después de casi cinco días desaparecido, fue hallado su cuerpo sin vida.
"Manuel y yo nos adentramos en el río y pasó lo que pasó"
Integrante del grupo que llegó a Ecuador, el español Jaime Argudo indicó a Efe en días pasados que los siete españoles fueron de excursión a ese paradisíaco escenario, en la zona turística de Laguna Azul. Añadió que los siete estudiantes, de distintas zonas de Andalucía y entre los que se contaba el gaditano Manuel, llegaron a la reserva "sin instrucciones" y algunos de ellos se dejaron tentar por sus mágicas aguas sin conocer realmente los peligros que encierran. "Nadie nos dio instrucciones", confesó Argudo. Desde la desaparición de Manuel, el grupo se dividió en dos para una mayor eficiencia, dado que en la ciudad de Tena, a orillas del Napo, no hay casi cobertura telefónica; mucho menos si se adentra a la zona del río, de 1 130 kilómetros y que llega hasta Perú.
Didac Cerezales, recoge la agencia de noticias, fue el otro miembro del grupo que el viernes 5 de abril se vio tentado por la Laguna Azul, un lugar descubierto en 1986 y de fuertes corrientes por la presencia de grandes rocas. "Manuel y yo nos adentramos en el río y pasó lo que pasó", relató consternado en conversación telefónica. "Le perdimos el respeto al río", reconoció quien también se vio arrastrado por sus aguas pero, por fortuna, consiguió salir porque "el río lo escupió a un lado". Y recordó que "en un minuto vi pasar la vida delante mía", pero que en el caso de Manuel, de 30 años y 1,85 metros, "lo vimos y no pudimos hacer nada". La fuerte corriente ("tiene un nivel de 4 de una escala de 5 ó 6") arrastró al estudiante de Trebujena (Cádiz) a una alta velocidad a través de las rocas, por lo que ubicarlo no es tarea fácil.