Como suele ser habitual, cada año comienza con leyes nuevas a las que hay que adaptarse. Hace ya más de una década que España comenzó a dar pasos contra el tabaquismo. Ahora, en 2023, volverá a haber cambios en lo referente a estos hábitos. Sin embargo, la novedad es que están relacionados con la conservación del medio ambiente y plena estrategia de lucha contra el cambio climático.
Hasta ahora es habitual que el paisaje urbano esté repleto de colillas. Sin embargo, eso puede cambiar muy pronto. Desde el próximo 6 de enero, las empresas productoras de tabaco tendrán la obligación de recoger las boquillas de los cigarros. Esta norma viene establecida en la Ley de Residuos y Suelos Contaminantes promovida por el Ministerio de Transición Ecológica y en vigor desde el pasado mes de abril.
En la ley se establece la prohibición de comercializar determinados productos fabricados con materiales contaminantes como el plástico. Ello incluye platos, cubiertos, pajitas, bastoncillos, recipientes de poliestireno expandido, compresas, tampones higiénicos y aplicadores de tampones, toallitas húmedas y también las actuales boquillas de los cigarros. En concreto, los productos que se definen en la ley son "productos del tabaco con filtros y filtros comercializados para utilizarse en combinación con productos del tabaco". Además de ser los responsables de las recogidas de estos residuos, los fabricantes también tendrán que comunicar que no se pueden tirar al suelo.
Aunque esta se trata de la ley nacional, lo cierto es que es una normativa impuesta desde la Unión Europea para tomar medidas similares a las que ya se tomaron con las pajitas de plástico. La UE aprobó una directiva sobre los plásticos de un solo uso entre los que se encuentran estas boquillas de los cigarros. Esta directiva señalaba que lo conocido popularmente como colillas eran el segundo artículo de plástico de un solo uso que más se encontraban en las playas.
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