Al dolor de perder a un hijo de 26 años, la familia de Víctor Barroso ha tenido que sumar el auténtico calvario sufrido para repatriar los restos mortales de este joven entrenador de fútbol.
Víctor fallecía el miércoles a primera hora de la mañana tras sufrir un accidente de tráfico en el Algarve portugués. El camión que conducía volcó tras salirse de la vía y falleció en el acto.
Nada más enterarse de la fatídica noticia, unos 30 familiares de este joven onubense se desplazaron hasta la zona donde había ocurrido el trágico desenlace.
Al llegar, además de tener problemas para encontrar el lugar donde estaba el féretro con los restos de Víctor, la familia se vio totalmente desasistida. Las puertas del mortuorio estaban cerradas y tuvieron que pasar la noche en la calle.
Por si fuera poco, cuando el viernes iba a iniciarse el traslado del cuerpo hasta Huelva, un error en el certificado de autopsia, donde se exponía que Víctor era portugués en lugar de español, demoró todo más tiempo. Tras la pesadilla vivida, las cenizas de Víctor Barroso descansan desde el sábado en el cementerio municipal de Huelva.
"Es importante que las administraciones competentes puedan sentar las bases necesarias para que ningún ciudadano español sufra nunca más la terrible situación que hemos padecido en el país vecino, a poco más de 50 kilómetros de la frontera", ha comentado su familia a través de un comunicado en el que agradece las muestras de cariño recibidas estos días.