En el bajo del bloque 2 de la barriada de la Constitución de Jerez, conocida popularmente como el Mopu, se encuentra el transformador eléctrico 25449 de Endesa. Ahí lleva más de 40 años, el mismo tiempo que tienen los pisos a los que abastece. En principio, era medio millar. Ya son muchos más. Y se sobrecarga con frecuencia.
Basta con acercarse al transformador para oler a chamusquina. Literalmente. La puerta está ennegrecida, igual que la pared y parte de las ventanas de los pisos superiores, fruto del incendio que tuvo lugar la noche del 5 de diciembre. Ese día, los vecinos empezaron a oír pequeñas explosiones. Al principio creyeron que eran petardos, pero no era eso lo que sonaba.
A las diez de la noche del citado día, a las puertas del puente de diciembre, el transformador 25449 sufrió una deflagración que provocó un incendio. El susto aún le dura en el cuerpo a la treintena de familias que reside justo encima, que temen que se vuelva a repetir. Y que esta vez afecte a los pisos.
En el piso que hay en la primera planta, sobre el transformador vive Rosario Romero, que se asomó a la ventana y vio una columna de humo el día del incendio. Rápidamente, cogieron lo necesario, ella y su marido, y salieron a la calle, donde estaba todo el vecindario. El incendio afectó a las persianas y un poco a su salón, pero poco más. Se atajó a tiempo.
“Ahora no puedo ni abrir la ventana, entra una peste increíble”, comenta Rosario, en cuya vivienda no pone la calefacción. “Con el transformador debajo, siempre hace calor aquí”, comenta. "Y en verano no se puede estar". Son las consecuencias de vivir encima de un transformador eléctrico con décadas de vida.
En el Mopu temen que, si hay un nuevo incendio, las consecuencias sean peores. Incluso que haya víctimas. Por eso la asociación de vecinos de La Constitución, con su presidenta Inés Castilla a la cabeza, se está moviendo para intentar evitar una desgracia.
En las oficinas de Endesa y a las de la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía (Avra), dependiente de la Junta de Andalucía, ya ha estado, pero la respuesta no la satisface. “La empresa me dice que no puede contarme nada. Y en Avra no me dan solución”, explica.
La entidad vecinal agotará todas las vías antes de convocar protestas o manifestaciones. Pero llegado el caso, “si no queda más remedio”, lo hará. Porque temen que la próxima vez el susto sea mayor. “Ahora hay que tener las ventanas cerradas todo el día, el olor es insoportable”, insiste Rosario Romero, vecina del primero, afectada directa.
En el bloque 2 del Mopu viven personas mayores con movilidad reducida, vecinos con problemas de corazón que acaban de pasar por quirófano y niños pequeños. En el caso de que se queden sin luz a causa de un nuevo problema en el transformador, como pasó el 5 de diciembre, el caos puede ser absoluto, ya que obviamente no podrán usar el ascensor durante la evacuación.
Trabajadores de Endesa, tras el incidente, han actuado en las instalaciones, renovando las conexiones y cambiando los extractores de humo. La asociación de vecinos pide que el aparato se traslade a otra ubicación, lejos de los bloques. Y da alternativas. Pero nadie las escucha.
Mientras, los fallos eléctricos se siguen produciendo, y vecinos de otros bloques del barrio sufren cortes de luz a menudo. Además de a los 500 vecinos de la barriada, suministra a los residentes de la plaza Luis Parada, conocida como el Titanic, pero también a Cerrofruto y a otros inmuebles colindantes. El número de viviendas a las que surte de energía ha aumentado considerablemente desde su instalación, a lo que hay que sumar las sobrecargas provocadas por los enganches ilegales.
“Pero el problema es que el transformador está mal”, incide Inés Castilla, presidenta vecinal, quien cuenta que el espacio en el que se ubica “está asqueroso”. “Es la casa del terror”, insiste. Por dentro no se puede ver. Por fuera, las marcas de hollín siguen presentes. Y el persistente olor.
Inés confiesa que, durante el incendio, hubo quien sufrió “un ataque de pánico”. Ella misma, al mostrar vídeos en su teléfono móvil, está temblando, recordando aquella noche. Durante la charla, un vecino se para delante del transformador. “Esto es una mierda. Nadie hace nada. Nos tenemos que poner todos allí”, dice, señalando la calle, en referencia a los cortes de carretera que los vecinos han protagonizado en otras protestas.
“Queremos que quiten esto de aquí. Que lo pongan en otro sitio”, señala Inés Castilla, que habla en nombre de muchas familias. “No queremos que salga ardiendo y que corramos peligro de nuevo”, remata.
Más de 50 explosiones de transformadores
Al menos 52 transformadores han estallado en todo el país durante el año 2023. De estos, 17 se encuentran en Andalucía. Es el recuento que hace la Asociación de afectados por el accidente del transformador 29272 de Tarifa, a través de las publicaciones aparecidas en medios de comunicación, por lo que seguramente habrá más casos.
La entidad, que representa a las víctimas de la tragedia que se cobró dos vidas en el Hotel 100% Fun de Tarifa, no quiere que se vuelva a repetir algo así. El 5 de agosto de 2017, el transformador 29272 de Endesa explotó y una enorme llamarada salió de la parte baja y quemó, en mayor o menor medida, a Francisco, Esther, Juan Antonio, Francisco José, Daniel e Irene. Dos jóvenes, Mariluz y Sara, perdieron la vida.
Desde hace años, además de reclamar Justicia, la Asociación de afectados por el accidente del transformador 29272, viene reclamando que se mejoren los protocolos de inspección de estas instalaciones, que consideran que no son eficaces para prevenir accidentes. Para que en lugares como el Mopu no haya que lamentar daños mayores.
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