Desde que el Boletín Oficial del Estado ha sido publicado este martes 30 de mayo, las Cortes Generales, tanto Congreso como Senado, han quedado disueltas. Eso significa que no tendrán actividad más allá de la comisión permanente para el trabajo imprescindible de las cámaras.
La principal consecuencia es que decae todo el trabajo parlamentario, incluidas las leyes que se están tramitando. No importa si les quedaba una semana de tramitación o seis meses. Lo incompleto, no se va a aprobar. Al menos, en esta legislatura.
Una de las leyes más importantes que quedaba por aprobarse era la Ley de Familias, otra de las normas estrella de Unidas Podemos en la legislatura. Aunque faltaba consenso y había presentadas varias enmiendas a la totalidad, lo cierto es que la composición de la Cámara invitaba a pensar que de una forma u otra, con retoques, terminaría saliendo adelante.
La relevancia de esta ley recaía en determinados nuevos derechos y permisos para los cuidados. Una iniciativa que buscaba ser revolucionaria en el seno de las familias. La disolución del Congreso ha provocado que no se haga realidad el permiso de 8 semanas para los padres trabajadores, el permiso retribuido de 5 días al año para que cada trabajador pueda cuidar de familiares de segundo grado o convivientes o el permiso retribuido de hasta 4 días para urgencias cuando haya motivos familiares que sean imprevisibles.