El museo de las cofradías o centro de interpretación de la Semana Santa de Jerez, como se entendería en términos más actuales, es un proyecto puesto sobre la mesa en muchas ocasiones desde hace años sin que se haya llegado a concretar más allá de estudiar una posible ubicación.
Desde las antiguas bodegas Valdespino en calle Ponce, equipamiento ofrecido por Pedro Pacheco y sobre del que se llegó a crear un planeamiento del espacio, que hoy es la Escuela de Idiomas; hasta barajar otros edificios o locales como el claustro chico de Santo Domingo, que no está rehabilitado y que serviría al mismo tiempo como sede de la Unión de Hermandades aunque el coste que tendría esa reforma supera con creces las posibilidades económicas de la Unión de Hermandades; añadir también la propuesta de cesión del edificio Garvey en el Mamelón, que fue rechazada por los hermanos mayores.
Unir ambas funciones es lo que se está buscando, es decir, que el edificio tenga capacidad para acoger un espacio museístico y la vez las instalaciones necesarias para el funcionamiento del organismo de representación cofrade. Esta es la idea que se está manejando y forma parte de los objetivos del actual Consejo, tanto el museo como la nueva sede. El presidente, José Manuel García Cordero, ya ha manifestado que la actual sede de la calle Curtidores se ha quedado pequeña, sobre todo el salón de plenos. De hecho, actualmente para cada plenario de hermanos mayores se usa el salón Juan Pablo II del obispado.
Sin que se haya tomado una decisión por parte del Consejo para elevarla a los hermanos mayores, el último espacio ofrecido por el Ayuntamiento ha sido el casco de bodega de la calle Pozo del Olivar donde estaba el Museo Taurino, edificio de propiedad municipal. Tenía un contrato de arrendamiento a la empresa Cafeterías Alfonso desde 1997 y por 15 años. El contrato terminó el 1 de enero de 2013. La nave bodeguera cuenta con 847,32 metros cuadrados y fue la antigua Bodega de Rivas.
La única certeza a día de hoy es que tanto el Ayuntamiento como el propio Consejo quieren cubrir sus intereses: desde la Administración local crear un nuevo equipamiento museístico en la ciudad para amplia la oferta turística y de otra, desde el ámbito cofrade, tener un edificio que pueda acoger la sede del organismo cofrade como prioridad y si es posible habilitar el espacio para una exposición permanente.
La gran muestra del pasado año de los Claustros, que vino a suplir las salida procesionales en Semana Santa, además del éxito que supuso y la calidad de su contenido, abrió los ojos a los gestores turísticos de la ciudad por el poder de atracción que tuvo y la gran difusión que alcanzó. Del mismo modo que en Jerez, otras ciudades, como Sevilla, que plantearon una gran muestra, ante la ausencia de pasos en las calles, han retomado con fuerza la idea del museo. Otra cuestión será el contenido, dado que los enseres que entonces se enseñaron no podrán estar expuestos todo el año dado que en su inmensa mayoría son de uso para las salidas procesionales. Así las cosas, queda mucho por andar en este proyecto: desde qué contenidos, qué meses estará abierto y, sobre todo, dónde se ubicará finalmente y si también contendrá la sede de la Unión de Hermandades.
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