Bordador y creador
Fernando Calderón lleva 22 años dedicados al ancestral oficio del bordado. A su 45 años de edad, lleva 22 años con un taller abierto que a día de hoy emplea a 14 personas. Su empresa está dedicada al bordado a realce, restauración y decoración, además de estar especializado en tejidos exclusivos y artesanales. Es hermano de la Hermandad del Rocío, de la que fue su prioste.
¿El bordador es un artista o un artesano?
Con la condición de artista considero que hay solo dos o tres en la historia de este oficio. Para mí, un artista es una persona que está a otro nivel. En el bordador hay dos niveles, el que interpreta un diseño previo como lo hacía magníficamente Esperanza Elena Caro, y después está el bordador que además diseña. En mi caso, los trabajos que ejecuto aquí los diseños son todos míos.
¿Es difícil sacar adelante una pequeña empresa con 14 empleados dedicada a este oficio?
Es muy difícil. La gran fortuna que he tenido a la hora de gestionar ha sido que me he abierto muchísimo mercado fuera de Jerez. El 80 por ciento de mi clientela importante es de fuera, tanto sirviendo a otros talleres que nos compran materiales como a hermandades, así como en bordados y tejidos. Este ha sido un factor importante. Otro secreto ha sido la diversificación del negocio, por lo que si esta rama flojeaba tenía otras, como el de los tejidos, que ha sido muy importante. Tengo 300 obras repartidas por toda España, este volumen es muy importante. Hace tres años abrí otra vía como es la de la decoración y el interiorismo, que a día de hoy nos proporciona un gran volumen de trabajo de alto nivel.
"He abierto muchísimo mercado más allá de Jerez. El 80% de mi clientela es de fuera"
Pese a la buena marcha del negocio, ¿la gestión de la empresa da sus buenos quebraderos de cabeza?
Totalmente y más en el tiempo que hemos pasado. Nada de subvenciones o ayudas. Siempre creo en mi trabajo. En ese tiempo duro de la pandemia lo importante ha sido la actitud. Ha habido personas que se han limitado a esperar lo que les daban y otras que se han visto abocadas a tirar para delante. Te puedo decir que en los momentos más duros no he parado ni un solo instante.
¿Las hermandades son buenas pagadoras?
Unas sí y otras no. En los veintitantos años de profesión que llevo predomina lo bueno. Como en todos los campos de la vida te puedes encontrar con un particular que es mal pagador. Todos los profesionales nos hemos encontrado alguna vez con un caradura y no tiene que ser del ámbito cofrade.
"Todos los profesionales nos hemos topado alguna vez con un caradura y no tiene que ser del ámbito cofrade"
Pero que le dejen colgado un trabajo le supondrá un importante quebranto dado que los materiales que usa son muy costosos…
La materia prima es costosa pero la mano de obra lo es más. Eso es el 80% de un presupuesto.
¿El ancestral oficio del bordado necesita de una reinvención o de una tecnificación?
En el momento en el que en un negocio como el nuestro la tecnología prime se pierde todo el encanto. Abogo para que la única tecnología sean las manos. En cuanto a la reinvención, más bien me referiría a la capacidad de crear. Esto forma parte de la evolución de una persona. En mis 22 años de oficio he ido avanzando en ideas que he aplicado conforme maduras y te sientes más preparado y formado. El que se dedica a esto debe tener nociones básicas de historia del arte, ser inquieto en aprender. Donde sí debemos reinventarnos en la parte comercial. Desarrollamos nuestra capacidad artística en tres facetas.
Lo de las telas con marchamo de exclusividad lleva aparejado un coste elevado. ¿De lo que tiene en su taller cuáles son las más valiosas?
Hay dos, una el terciopelo de Lyon auténtico, cien por ciento seda natural, con trama y urdimbre artesanal, el precio lineal del metro vale 1.800 euros. También tengo los espolines urdidos manualmente que pueden llegar a costar entre los 2.000 y 2.500 euros el metro. Para tener una idea, en la fabricación de esta tela una persona avanza al día unos cinco o seis centímetros. Por ejemplo, el tisú del nuevo manto de Madre de Dios de la Misericordia es un tejido apolinado, una joya nada más que la tela base para aplicar los bordados.
¿Cuál es el trabajo más importante o el que más le ha satisfecho?
Sin duda el que le hice a la Virgen del Rocío en el año del centenario. Iba entera vestida por mí. Todo lo que llevaba salió de aquí, desde el manto hasta el palio. Eso fue algo muy fuerte. Ahora estamos en otro proyecto para esta romería con el paso nuevo, el cual llevará el techo interior bordado, que se ejecuta en este taller.
¿Es profeta en su tierra en este oficio, dada la tendencia histórica de ir a Sevilla?
Siempre recuerdo las palabras del pintor Muñoz Cebrián: “Nadie es profeta en su tierra pero en Jerez se eleva a su enésima potencia”. No sé si será así, pero me siento pleno profesionalmente, se han hecho logros importantes y ahora tenemos proyectos muy destacados. Jerez tiene un gran futuro en este oficio. Sevilla sufre ahora un fenómeno de descentralización. Hace 25 años era el epicentro de todo en creación artística y ahora hay muchas otras ciudades y pueblos de Andalucía que ofrecen un plano artístico en torno a las cofradías que es brutal. Aquí henos hecho trabajos importantes para Sevilla.
El mundo artesanal que se mueve alrededor de las hermandades y la Semana Santa, según los últimos estudios, moviliza un empleo que llega a las 500.000 personas. Es todo un dato.
Se dice muy pronto, 500.000 personas que viven de oficios como el bordado, la talla, el dorado, la orfebrería, las cererías… Esto mueve una economía muy sobresaliente. Si miramos más allá del en torno cofrade, entonces entran las tiendas que venden tejidos para túnicas, las costureras, la hostelería, el turismo, la confección, las bandas…
"Se dice muy pronto: 500.000 personas viven de los oficios relacionados con la Semana Santa"
¿Las administraciones son conscientes de la realidad que moviliza vuestro sector? ¿Os miman?
Para nada. No hay conciencia, tanto que no hemos tenido ni epígrafe fiscal. Nos tenemos que acoger a categorías como confeccionista textil. Esto quiere decir que ni siquiera hay epígrafes fiscales para nuestro oficio. Ahora se está moviendo algo a través de las asociaciones de artesanos para que todos estos temas fiscales se vayan ordenando. Lo cierto es que desde las administraciones hemos tenido un abandono absoluto, siendo, sin embargo, una fuente de riqueza tan grande, tanto económica como cultural en Andalucía.
¿Os sentís muy fiscalizados?
Del mismo modo que todos los profesionales.
"La Agencia Tributaria no da puntada sin hilo. Todos hemos ido aprendiendo"
No obstante, aún nos suenan las inspecciones que se han hecho en talleres que han trabajado en ‘negro’ para determinadas hermandades.
Eso es un cuestión que las hermandades han tenido que tomar conciencia. Y no solo las hermandades, también los clientes particulares que deben darse cuenta de que le IVA hay que pagarlo; del mismo modo que cuando me compro unas gafas pago el impuesto correspondiente. Hoy las redes dan mucha visualización de todo lo que se estrena. Esos trabajos tienen detrás un contrato, una ejecución y unos pagos. Creo que poco a poco todos hemos ido aprendiendo. La Agencia Tributaria no da puntada sin hilo.