Las paredes del barrio de San Luis de Sevilla aparecieron en el verano de 2021 con una frase que ya se ha convertido en icónica, símbolo de disidencia y diversidad en un mundo marcado por la ortodoxia: "No importa que seas bisexual mientas vayas a la Madrugá". Este grito fue la primera llamada de atención que 'ponía sobre la pared' un tema que hasta ahora había permanecido en los márgenes. Al mismo tiempo, Jesús Pascual y Antonio Bonilla terminaban ¡Dolores guapa!, una película que muestra el mundo cofrade 'mariquita' y que ganaba el premio a mejor película andaluza en el Festival de Sevilla. También en agosto del año pasado, Marian, Bernar y Grecia se reunían "con una calor tremenda" en la casa de una de ellas para hablar sobre algunas inquietudes que tenían con respecto a sus sentires alternativos en torno a la Semana Santa. Porque en Sevilla o en Jerez, siempre es buen momento para hablar de cofradías, incluso en agosto.
Está claro que algo está pasando con la Semana Santa. Un grito desde diferentes sensibilidades, colectivos y diversidades recuerdan que esta fiesta religiosa es también una fiesta popular. Nacer en Andalucía implica estar unido a sus tradiciones, y estas tradiciones deben ser para todas. Así, en este contexto de rebeldía popular nace proyecto PALIO, un grupo de amigas que se han propuesto entablar una conversación abierta sobre la Semana Santa. "Hay gente que piensa que le estamos faltando el respeto al mundo cofrade y es todo lo contrario", aseguran desde este proyecto. "Hay muchas formas de entender y vivir la Semana Santa; hay un discurso que parece único pero en absoluto es así", declaran desde el colectivo. "Existe una visión muy castiza del mundo cofrade y está todo muy encasillado. Parece que si no perteneces a una clase o grupo social ya no puedes participar. Hay mucho clasismo y racismo dentro de las hermandades", lamentan.
Este proyecto, que acaba de abrir una cuenta de Instagram (de momento su único medio de comunicación con el mundo, pronto llegarán nuevos formatos), tiene como objetivo crear este lugar de reflexión y escucha, "ponemos sobre la mesa la inclusión del tema cofrade, porque el mundo cofrade no sólo pertenece a una parte: somos diversas y aquí hay muchas formas de sentir la Semana Santa, forma parte de nuestra identidad", declaran. De hecho, una de las cosas que más dice la gente es: "Menos mal que habéis aparecido". Había ganas de sentir nuevos aires para la Semana Santa.
En su relato compartido, cuentan experiencias de cómo se han sentido incomprendidas y discriminadas en diversos momentos de sus vidas, como no poder acompañar a sus padres capataces y costaleros por el simple hecho de que eran niñas (mientras que compañeros niños sí podían); o por no poder integrarse en la hermandad del colegio porque aquí estaba la gente que le hacían bullying, y esto generaba una situación profundamente violenta: "Una vez me cogieron para salir en la hermandad de gloria pero fue porque no había gente disponible. Me alejé del tema aunque siendo de Sevilla no te puedes alejar mucho, y en esta época me iba a otros pueblos a ver Semana Santa, como Dos Hermanas o Cádiz. Ahora, poco a poco me vuelvo a considerar cofrade y estoy en un punto de inflexión muy grande", cuentan desde PALIO.
El rol de la mujer es algo que también necesitan reflexionar desde el colectivo, porque desde siempre, ellas han estado en la sombra o en papeles muy asociados a los cuidados, como las abuelas que hacen torrijas, las madres que planchan túnicas o las señoras que venden estampitas. "Queremos hablar de nuestra experiencia siendo mujer, porque hasta hace poco no podían salir mujeres de nazarenas, en 80 años solo hemos tenido a una pregonera y en toda la historia de las cofradías una sola hermana mayor", explica Grecia.
Hay necesidad de "visibilizar las disidencias" y entender que es un "un espacio donde cabe todo el mundo". Por eso, desde proyecto PALIO hablan de inclusión en general, "no desde un sector concreto". Sobre todo, entienden que cada voz merece ser escuchada por igual, independientemente de la estética o forma de ser de cada persona. Y no solo quieren que todas las voces sean escuchadas, también abogan por un protagonismo real, que no se ciñan a papeles limitados o subordinados. "Por ejemplo, Charo Padilla en su pregón en 2019 hablaba desde su experiencia como periodista, pero también como hija y como madre. No es una crítica a ella, es la tónica general. No hay presencia en papeles activos. Los roles y estereotipos de género están presentes".
Consideran que las manifestaciones de fervor popular están llena de clasismo "como cuando alguien le suelta un piropo a la virgen y un señor lo considera algo vulgar" o como cuando "el público mandó a callar a un hombre que le preguntó al Gran Poder en sus misiones evangelizadoras por barrios humildes de Sevilla, ¿por qué estás aquí, vienes a traernos pan?". "Nos interesa liberar del estigma a las manifestaciones y expresiones populares. No son insultos ni faltas de respeto, son piropos", apostillan.
Este "movimiento activista en contra de lo normativo" tiene su propia plegaria — un manifiesto— para "rescatar a la Semana Santa del secuestro en el que vive". Marian, Bernar y Grecia tienen claro que la diversidad nos enriquece y que, incluso en términos económicos, la Semana Santa saldría ganando.
Una última reflexión: "La gente de Madrid o de izquierdas me miran mal, se piensan que soy un pueblerino por ser creyente. Sí, soy cristiano, ¿algún problema? La visión desde fuera es como si aquí estuviéramos en el siglo XIX". Cada una busca, a su manera, sentirse liberada de los estigmas que rodean —a un lado y al otro—, la Semana Santa. Ni los sectores progresistas pueden ridiculizar al creyente o al cofrade ni los sectores conservadores pueden excluir 'al diferente'. Levantá, revirá o barbarie.