Recatar un pedacito del casco antiguo de Jerez, en tan lamentable estado, es una victoria a favor del embllecimiento no solo de ese espacio sino también de todo lo que hay a su alrededor e incluso los aconteicmientos que suceden por sus calles. La batalla para ganar ese anhelado deseo de tener un casco antiguo remozado está aún lejos. Se recuperan espacios pero parcheando sobre el global, sin que las diferentes adminsitraciones locales, actual y anteriores, hayan planteado un plan integral de ejecución con resultados más allá de lo poco que hoy se disfruta.
Este es el caso de la reordenación del entorno de la iglesia de San Juan de los Caballeros que sigue adelante. En una primera fase, la intervención dejó exenta de construcciones los viejos muros del templo, además de reordenar la zona, que dio paso a descubrir para muchos lugares de leyenda como el callejón de las Siete Revueltas.
Este lunes ha comenzado la segunda fase de las obras. En breve, la plaza Melgarejo y la calle San Juan tendrán un aire diferente, más bello, más ordenado y más vivible. Por lo pronto, la Hermandad de la Vera Cruz ha hecho una modificación en su itinerario de costumbre en Semana Santa para recogerse, el Jueves Santo, por la calle Santa Cruz que es la nueva vía que circunda el templo por su parte trasera.
No cabe duda que con el gran atractivo que adquirirá todo ese espacio de gran valor artístico e histórico, será un reclamo para ver tanto la salidas de las dos hermandades de allí, Vera Cruz y Amor, sus recogidas e incluso el tránsito de una más, la de las Tres Caídas. Teniendo en cuenta el diseño urbanístico que se ha dado a conocer, estamos en puertas de abrir un nuevo rincón exclusivo; esos que se buscan para disfrutar de una Semana Santa en la que lo que se ve encaja con el entorno donde sucede.
El delegado de Urbanismo, José Antonio Díez, ha dejado claro a ambas cofradías que las obras “no van a afectar a las salidas procesionales de ambas hermandades”. Asimismo se ha establecido una “coordinación sobre la planificación de los trabajos previstos”, para que haya una comunicación constante entre Ayuntamiento y hermandades para las incidencias que pudieran ocurrir.
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