Se acabó la Semana Santa procesional. A las tres menos diez de la madrugada, La Concepción Coronada cerró en Las Viñas siete jornadas procesionales, aunque en este 2022 volveremos a tener una prolongación mañana con el regreso de las cuatro hermandades que se refugiaron por lluvia el lunes y el martes; sin olvida que a las cuatro de la tarde, en un horario novedoso, la Hermandad del Resucitado saldrá en procesión.
El núcleo de todo ha finalizado. Adiós a una Semana Santa que ha tenido claros y oscuros. Sin profundizar ahora -hay tiempo por delante para evaluar- solo poner de manifiesto los dos dias de lluvia en las que pudo las ganas reteñidas sobre la razón. Y el fracaso absoluto de una hermandad señera, antigua nacida de la sabiduría cofrade de algunos de los más grandes, Las Cinco Llagas, que gracias a a la despreocupación, desidia, irresponsabilidad de quienes la gobiernan suspendieron-cortaron su estación de penitencia porque los costaleros del palio ‘entregaron la cuchara’; se veía venir desde hace algunas madrugadas y en este 2022 sucedió. ¿Qué debe pasar internamente? ¿Echar las culpas a otro como si no fuera con ellos la película? Sencillamente vergonzoso. Ni los faroles de la cruz de guía se acordaron de encender a la salida. ¿En qué planeta cofrade viven? Si Paco Barra, Martínes Arce, Pepe Raposo y muchos más levantaran la cabeza….
La jornada fue pletórica de publico en las calles. Hubo mucha gente, menos tal vez que en días precedentes. Los cuerpos estaban cansados y era el día de cerrar para muchos en dirección a otras opciones. No obstante, transitar por las calles o entrar en un bar a tomar algo se hizo complicado. La hostelería lo ha vendido todo y los empleados del sector agotados después de tres días, con su madrugada, de verdadera locura. El Viernes Santo lo abrió el Santo Entierro por primera vez. La experiencia suponemos que habrá sido muy positiva para los hermanos de esta cofradía, que desde hace muchos años no tenía tanta gente siguiéndola. No es para menos.
La Piedad es la Piedad y su palio es la quintaesencia del cofradierismo; sublime desde el palio hasta el final con el duelo al pie de la maravillosa dolorosa. Todo es de un sabor decimonónico casi perdido en las modas reinantes. Enamora sin duda, pero ayer no llegó a la gente que estaba necesitada de ver a La Piedad arriba, con fuerza desde abajo, aguantando las marchas, deleitando…. No, no fue así porque otro año fallaron bajo un palio que fue a empujones, buscando la recogida, al trote, sin mesura. La Piedad no enamoró y eso que todos deseaban ser atrapados por el encanto que transmite por sus cuatro costados. Se vio una amplia representación de la hermandad de La Viga, con carta de hermandad con la del Calvario. Unos 40 nazarenos de elegante túnica cardenal y negro formaron un tramo completo. Salieron 14 hermandades en representación corporativa; muy pocas. Sí estuvo el Consejo, el obispo acompañando de canónigos de la Catedral y hermanos de la Hermandad Nazareno con su túnica en recuerdo de la vinculación que tienen desde tiempos pretéritos.
El Loreto nos sorprendió. Y no fue solo por el paso nuevo, que es digno de destacar. Fue por su cortejo. Ha crecido en número y en belleza. Es la consecuencia de un trabajo de años en la transformación de una hermandad que pasaba desapercibida ; ahora hay que pararse a su paso y guardar silencio y admiración. La Exaltación fue pura esencia de ella misma. Cómo quieren a su hermandad; cómo lo ponen de manifiesto en la calle sin remilgos, con fuerza, pasión y orgullo. El palio dejó a las claras el rumbo que ha tomado. Será el de La Concepcion sin equívocos. De la primera coronada canónicamente. Ayer vimos esos primeros apuntes serios y contundentes del estilo totalmente acorde con el de la cofradía.
El Cristo es el Cristo con todo su peso histórico, de tradición y de jerezanía. El palio del Valle fue de lujo como debe ser para otra de las coronadas; embrujó, especialmente a su paso por Rivero donde llovió y mucho en colores de pétalos, agolpando en el lugar a un gentío que disfrutó enormemente. Una exaltación a la Virgen en la calle con todas sus letras. La Flamenca del santo rojo, la piropeó don Antonio Gallardo Y La Soledad. Qué mejor cierre del Viernes Santo. La Dolorosa de las manos unidas al clavo anduvo de categoría con su manto como si fuera estrenándolo tres cuartos de siglo después de crearlo Elena Caro. Este añilo no falla. Estar alrededor de la Dolorosa es garantía de que sí enamorará al espectador. Es lo que tiene hace las cosas con garantías y sabiduría, teniendo en cuenta que hace mucho por la Victoria aprendieron a que La Soledad tiene que pasearse y no limitarse a cumplir. Delante el portento del Descendimiento que nunca falla debajo y en su monumentalidad. El mejor prólogo para preceder el paso de la Señora de la Porvera.
En 2023 volverá la Semana Santa otra vez en abril pero más temprano: el día dos será Domingo de Ramos. Será otra historia, diferente pero igual en sus actores. Queda tiempo para corregir desatinos y posiblemente el año en el que dé tiempo ha reflexionar si el tema costaleros merece más atención. Este año han habido muchas debilidades que ciertamente preocupan. Todos lo saben. Hay que ser conscientes de a lo que se va cuando un hombre de ciñe la molía o el costal a la trabajadera. O, ¿estamos en el umbral del regreso de cuadrillas asalariadas?
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