Domingo de Resurrección de mucho calor, el día del Resucitado, de cofradías en las calles en una reedición extemporánea y de luto por el fallecimiento repentino de Juan José García Molina. La alegría de la jornada se vino ensombrecida por esta noticia. Fue un tremendo golpe para los que apreciaban a este cofrade y capataz de una dinastía de época, los ‘Gorriones’. Su óbito ha caído como una losa en las hermandades a las que pertenecía y en aquellas en las que alguna vez estuvo al mando o como auxiliar de paso con su tío Diego. Con esta mala nueva nos desperezamos en un domingo que trajo ‘postres’ con las cuatro hermandades que regresaban a sus templos tras quedar refugiadas el lunes y el martes santos. Este hecho fastidió el día, su día, a la Hermandad del Resucitado que había puesto enormes esperanzas en el cambio de hora de salida con el objetivo de atraer más público.
El calor y la dispersión de los que se animaron a echarse a la calle, que ciertamente no fueron muchos, mermó el ambiente en torno a esta cofradía. No obstante, puso todo de su parte para que su salida procesional fuera más que digna. Una asignatura es la del cortejo de nazarenos, debe crecer para ganar peso. Hay que seguir trabajando en favor de que el mundo cofrade local tenga en cuenta que existe una hermandad que cierra las salidas procesionales. Esa costumbre no está asentada ni mucho menos. En gran medida el personal echa el cerrojo a las procesiones cuando entra La Soledad. Difícil misión le queda por delante a los cofrades que residen en la Catedral. El misterio se le vio con más empaque en el paso que sigue avanzando en su creación. Al concepto del paso de la Virgen de la Luz se le debe dar alguna vuelta para engrandecer el conjunto. Por ganas no quedaron y por esfuerzo mucho menos: agrupación San Juan en el misterio, paso que estrenó el sepulcro a los pies de la imagen; la banda del Nazareno de Rota tras la Virgen. Ambas formaciones echaron el resto tras las muchas horas dejadas atrás en los pasos. A las 21.10 horas sí terminaron las procesiones de Semana Santa con la recogida del último paso en la Catedral.
El experimento del cambio de hora puede llegar a ser positivo. La prueba de este año no es definitiva por la presencia de otras cuatro cofradías de regreso, que no se limitaron sencillamente a volver: todas exhibieron lo mejor de sí mismas en un intento de desquite tras las penalidades de lo que pasaron en sus respectivos días de salida, sin tener en cuenta que ayer era el día del Resucitado. El Consejo debe tomar cartas sobre este tema de las refugiadas que vuelven el domingo u otro día psoterior. Regular estos traslados debe se un tema prioritario para sean eso mismo; que no vayan más allá. ¿Por qué no obligar a llevarlos a cabo a una hora de mañana -temprano- sin música y por el camino más corto posible? No se trata de castigar. Fueron víctimas accidentales del mal tiempo pero tampoco vale que saquen los pies del tiesto y reediten un día de Semana Santa, que no lo es, en algo que está fuera de tiempo y contexto, entendiendo las ganas que había de hacer las cosas como estaban previstas en su día. Pero no puso ser en su momento. Mala suerte.
Esos regresos comenzaron con La Sed, a las 12,30 horas, para finalizar con la salida desde la Escuela de San José de La Clemencia. Cada cofradía llevó a su gente y a no pcos que no deseaban todavía dejar de ver cofradías en las calles. La música aderezó estos traslados; como ha venido sucediendo desde hace años con estas salidas 'off side' la presencia de las formaciones musicales tienen un gran efecto llamada, que para eso están. Recordar que La Candelaria tenía los dos pasos en templos diferentes: el palio en San Francisco y el misterio en la Catedral. La Clemencia salió del oratorio de la Escuela de San José, donde se refugió el Martes Santo. La Sed fue la má temprana y La Paz hizo una vuelta por todo lo alto, sobre todo cuando llegó a su barrio con el homenaje de los bomberos.
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