En una mañana soleada, con algo de fresco y viento de poniente, centenares de personas se reunieron en los alrededores de la parroquia de san Enrique de Guadalcacin para vivir los primeros momentos cofrades de la Semana Santa.
La Hermandad de la Entrega empezó su largo camino hasta el centro urbano. 13,6 kilómetros ida y vuelta, el más largo de España y este 2023 algo más porque llegarán hasta San Marcos, donde hará estación de penitencia.
Al menos las primeras horas serán un alivio para los 140 nazarenos que salen y los 170 costaleros que forman las tres cuadrillas este año usando el costal. Las estrechas calles que se presentan ante la puerta de salida estaban abarrotadas.
Fue digno de ver la trasera del paso tomada por hombres y mujeres seguramente padres o familiares de los que van delante y debajo, además de devotos, formando un segundo cortejo de apoyo ante el reto que por segundo año asume la cofradía.
Casi catorce horas estará en la calle, desde las 12.20 del mediodía que salió hasta las 2.45 de la madrugada si no acumula algún retraso. Lleva dos bandas, la de cornetas y tambores de la Fe y Consuelo de Martos (Jaén) que acompaña al Señor de la Entrega desde la salida hasta la llegada a la plaza del Caballo.
En ese punto entra la del Rosario de Cádiz, banda ‘estrella’ que pondrá su excepcional música cofrade hasta que la cofradía llegue, de regreso, a las Torres de Córdoba, lugar donde se reincorporará la de Martos hasta la recogida.
Obviamente, los primeros momentos de la hermandad fueron intensos aún por Guadalcacin. Marcha tras marcha a un ritmo muy ralentizado y gustándose, ritmo que cambió a paso largo y sin entretenerse cuando tomó la carretera que une esta entidad local con las primera y urbanizaciones en el entorno de Hipercor.
De salida sonó el toque de oración cuando la cruz de guía, puntual, se asomó a la puerta. La hermandad, dada las horas que está en las calles, tiene diseñado un plan de apoyo para todos los que forman parte del cortejo, desde los nazarenos hasta los músicos incluyendo costaleros.
Una veintena de hermanos, denominados de brazalete, que no visten la túnica pero van identificados con uno colocado en el brazo, van atentos a cualquier incidencia además de ser los que reparten el avituallamiento ya que la hermandad lleva preparado el almuerzo, la merienda y la cena.
Un millar de bocadillos van cargados en un vehículo junto con refrescos, agua y zumos, esto último para los más pequeños de la hermandad a los que también se les dan galletas al llegar a San Marcos donde se hace estación de penitencia.
Este dispositivo se completa con una ambulancia y unos seis sanitarios que atenderán todo lo que pueda suceder a las cerca de 600 personas que participan en la salida procesional: 138 nazarenos, alrededor de 200 músicos entre las dos bandas y 170 costaleros.
Así entre marchas, caminando a un compás muy corto y con el constante aplauso de unas calles poco acostumbradas a estas bullas, salió de Guadalcacin la hermandad para, entre sembrados y campos, buscar el núcleo cofrade de Jerez.
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