La jornada empezó con optimismo dado que los pronósticos apuntaban a muchas horas sin precipitaciones. Así fue pasando el tiempo hasta la tarde. Las hermandades empezaron a salir: Salud, Bondad, Salvación, Clemencia y los Judíos.
La meteorología no es una ciencia exacta. Acertar o no depende de muchas variables y una de ellas, la que fuera, se alió con lo que viene sucediendo esta Semana Santa. Cayó una casi lluvia que puso las orejas de punta a las hermandades y al gentío que salió a disfrutar de que se presumía como un martes normal.
Esa primera precipitación pasó rápido. No obstante, La Salud intentó entrar en San Juan de Letrán, intentó pero no pudo ser. El paso es más ancho que la verja de entrada. Paró de llover y retomó el recorrido mientras que hacían lo propio Clemencia, Salvación y Bondad acelerando el paso para alcanzar la Catedral.
Los Judíos hizo una gran salida con levantá en el palio dedicada a los guardias civiles asesinados. Todo perfecto, pero pasadas las siete de la tarde, un chaparrón más contundente obligó a dejar las esperas y tomar decisiones.
Salud se refugió en San Francisco, decidiendo volver a San Rafael aprovechando un hueco de dos horas de estabilidad. Clemencia, Bondad y Salvación, tras aguardar un rato en la Seo, optaron por volver a sus sedes por el camino más corto y aligerando lo más posible.
La cofradía de San Benito adoptó una decisión práctica y no habitual, volver los dos pasos y las dos presidencias, sin cortejo de nazarenos ni bandas, para que el ritmo fuera lo más rápido posible.
Por su parte, los Judíos se partió en dos, no ha sido la primera vez. El misterio entró en la Victoria y el palio en la Merced. La decisión de la junta de gobierno fue regresar de forma inmediata volviendo sobre sus pasos, es decir, por Ancha y Merced donde se incorporó el palio. Juntos tomaron la ronda del Caracol, calle Señor de las Penas y San Mateo.
No hace falta certificar que centenares de personas acompañaron a los dos pasos hasta su recogida, unos momentos de desquite, de sobreponerse a la mala experiencia vivida. Con la Salud también hubo mucho de emociones y ganas entre el público, mas aún desde dentro de la cofradía. En la calle hubo ambiente, no el habitual pero sí más de lo esperado. La frustración fue palpable cuando la lluvia apareció.
Fue peculiar ver a La Clemencia pasar en un suspiro y en silencio; disciplinados bajo las trabajaderas y afuera. No cabían lucimientos. Todo se había desbaratado, no obstante el mal trago parece que no fue óbice para que a las restantes no les importara.
El objetivo fue estar todas recogidas entre las 22.30 y las 23 horas, franja horaria que permitía cierta tranquilidad. La operativa fue rápida con el apoyo de la Unión de Hermandades y el visto bueno del Cecop, que coordinó los cambios en las vueltas a casa. Destacar sobremanera la recogida de la hermandad de San Mateo. Elegante y con un repertorio musical exquisito, como simpre debe ser en una hermandad de tronío como esta y con un público que entendió este buen gusto cofrade.
Al final, unos milímetros de agua por metro cuadrado fueron suficientes para despedir otra jornada que tampoco se salvó y ya van tres días de Semana Santa. Y lo que se vaticina para lo que queda no es precisamente mejor. De seguir así, esta de 2024 pasará a ser la peor que se recuerda en la historia reciente de la Semana Santa, superando incluso a la de 2011, que fue tremenda.
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