12+1 años sin Fernando Terremoto: "La persona más auténtica que he conocido"

Un 13 de febrero de 2010 fallecía un artista que estaba llamado a ser una de las grandes figuras de la historia del flamenco. Trece años después de su muerte son muchos quienes aún recuerdan al 'Terre' como un artista que poseía una "sensibilidad mágica" y que fue "un genio adelantado a su tiempo"

Fernando Terremoto hijo junto a Angelita Gómez en el espectáculo 'Ayer y siempre' el Festival de Jerez 2004 - Foto: David Montes
Fernando Terremoto hijo junto a Angelita Gómez en el espectáculo 'Ayer y siempre' el Festival de Jerez 2004 - Foto: David Montes

Bondad. Nobleza y sentimiento. Talento y creatividad. Un creador con un nivel de autoexigencia y curiosidad enorme. Maestro. Amigo. Hermano. Saber estar. Tocado por la varita. Un adelantado a su tiempo. El que llevó la Navidad de Jerez a otra dimensión. Un pozo inagotable de talento, lleno de gitanería. El heredero que engrandeció el legado que recibió. Alguien que debería haber nacido 40 años después. La persona más auténtica que he conocido. Estos, y otros muchos más, son los adjetivos calificativos que sobrevuelan por la mente de quienes tienen el 13 de febrero marcado en rojo en el calendario. Y no precisamente porque sea una fecha motivo de fiesta, sino más bien de recuerdo y añoranza.

En el año 2010, un 13 de febrero, Fernando Fernández Pantoja Terremoto (hijo) nos decía adiós, dejando huérfanos a muchos aficionados al flamenco en general y el cante en particular.

Personas que hoy se llaman Paco Suárez, Chema Blanco, Juan Ángel Blanco, Felipa del Moreno, Manuel Moreno, Juan Vargas, Antonio Higuero, Manuela Fernández o su hija María Terremoto, pero que se pueden llamar también Chele Neira, Manuel de Cantarote, Manuel Valencia, Luis Lara o David Lagos. O como alguien que usted conozca y que le haya conocido. O usted mismo, si tuvo la oportunidad de conocerle. Personas que desde hace trece años siempre recuerdan con nostalgia este día en el que tocó decir ‘hasta siempre’ a un padre, un hermano, un tío, un primo, un amigo o un compañero que vino al mundo para hacer mejores a los demás. Y todos confluyen en lo mismo. Todos tienen un mismo pensamiento: “Su temprana marcha nos privó de haber sido testigos de uno de los grandes artistas de este siglo”. 

Aún los más viejos del lugar recuerdan el día de su debut oficial como cantaor sin que nadie de su familia supiera que daba el salto del toque al cante en el Centro Cultural Flamenco ‘Don Antonio Chacón’ de Jerez, donde su hija María Terremoto también debutara como cantaora años más tarde. O aquella noche donde se alzó con el Giraldillo de la Bienal de Flamenco de Sevilla. O los tres premios —Manuel Torre, Chacón y Niña de los Peines— del Concurso Nacional de Córdoba. O incluso el de la Federación de Peñas Flamencas de Sevilla.

Antonio Higuero y Fernando Terremoto - Año 2003 - ACF Fernando Terremoto
Fernando Terremoto junto a Antonio Higuero tras finalizar un recital en la A.C.F. Fernanto Terremoto en el año 2003

Otros, en cambio, recuerdan la meticulosidad con las que trabajaba aquellas noches en ‘La Casa de Fernando’ – sede de la asociación cultural flamenca que es un templo de la familia ‘Terremoto’-, en las que se fraguaron las dos zambombas de la Navidad que provocaron un punto de inflexión en la forma de celebrar esta fiesta en el Teatro Villamarta. Y que perdura hasta hoy día. “Si no fuera por mi tío Fernando Terremoto, hoy yo no sería guitarrista” nos indicaba Manuel Valencia en una reciente entrevista concedida a lavozdelsur.es, recordando aquel tiempo en el que le daba clases de guitarra un artista que “lo mismo escuchaba a Chocolate que a Tom Jones o música clásica”.

Hacer un dietario de Fernando Terremoto hijo sería igual que escribir un serial digno de llevar a las plataformas digitales, si bien de especial significación fue la relación que mantuvo en sus últimos años con dos primeras figuras del flamenco actual: Miguel Poveda e Israel Galván.

El primero de ellos siempre le recuerda como ‘mi hermano Fernando’ al que despidió el mismo día en el que él cumple años, mientras el bailaor sevillano aún rememora en sus entrevistas que “me gustaba bailarle porque tenía que adaptarme a su cante y eso me parecía bonito”. Ninguno de los dos, junto con otros muchos, quiso perderse el homenaje que se le rindió a su figura en el mes de septiembre de aquel año en el Teatro Villamarta.

Un artista, por otro lado, cuya magnitud provoca que cada año las redes sociales se llenen de mensajes y artículos dedicados a su memoria y recuerdo.

Un artista cuyo legado perdura hasta nuestros días y que se ha convertido en todo un ejemplo a seguir, no sólo para quien es la heredera de los cantes de la dinastía familiar, sino también para todos aquellos que se inician en el difícil mundo del flamenco. Un artista que cuando se refieren todavía a él muchos hablan en presente porque son conscientes de que sólo se muere cuando cae en el olvido.

Un artista que se quiso marchar un 13 de febrero de hace trece años y que, aun hoy en día, muchos son los que siguen mirando al cielo cuando amanece para mandarle un abrazo y cariñoso beso. Nosotros también.

Sobre el autor:

David Montes

David Montes

Comunicador. Experto en gestión cultural del flamenco.

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