Andriy Movchan (Kiev, Ucrania, 1985) era periodista en su país, hasta que se marchó. Lo hizo para salvar su vida, que estaba en peligro. Durante los últimos cuatro años que residió en él, fue víctima de varios ataques por parte de grupos de extrema derecha. El exilio fue la única opción que contempló para evitar la muerte.
Movchan, periodista y militante de organizaciones de izquierdas, era una de las caras visibles que estaban contra la Revolución del Maidán (o Euromaidán), surgida por la promesa incumplida del presidente prorruso Víktor Yanukóvich de firmar un Acuerdo de Asociación con la Unión Europea (UE).
Su labor periodística, y su activismo en organizaciones progresistas, no pasaba inadvertida para partidos y organizaciones de extrema derecha —mayormente, nazis—, que lo conocían bien. "En Ucrania hay un gran problema para los periodistas, porque la extrema derecha está muy organizada y tiene una gran influencia política", dice.
Los líderes de grupos de ultraderecha conocen "muy bien" a Movchan, cuenta él mismo, porque durante su etapa estudiantil compartieron espacio, "pero luego cambié mis ideas políticas y no me perdonan esa traición", comenta.
"Siempre imaginaba mi futuro en mi país, haciendo periodismo, pero nunca un exilio"
Su pareja de entonces lo forzó a abandonar Ucrania. Y recaló en España. “Ella estaba en Madrid de Erasmus y fui para allá. Yo no elegí España, digamos que España me eligió a mí”, comenta Movchan cuando conversa con lavozdelsur.es. El periodista, ahora reconvertido, y también artista, expone cuadros desde el sábado 6 de abril —hasta el día 12— en Jerez, en la sala Bretón Artespacio (avenida José Manuel Caballero Bonald, 1).
Ucrania. El poder de lo obvio es el nombre de la exposición que se inaugura el sábado, a las 12.00 horas. A las 13.00 horas hay un coloquio con el autor, y luego degustación de comida ucraniana, en un acto organizado por Acción Solidaria con los Pueblos Oprimidos (ASPO). Lo recaudado se destinará a pequeños de Ucrania.
Aunque haya dejado el periodismo, su labor activista y artística sigue latente. Andriy Movchan llegó a España hace una década. Primero, se instaló en Madrid, donde llegó sin saber idiomas —ni español, ni inglés—, sin tener permiso de residencia, ni trabajo. Ni amigos. Y, poco después de llegar, sin pareja. Se vio muy solo, sin ingresos, sin conocer a nadie, en un país extraño en el que no podía comunicarse.
“Los inicios fueron extremadamente duros”, confiesa, "porque viví sin papeles". "Era un inmigrante ilegal", añade, en un país que le era desconocido. Algo de ayuda le prestó la organización política Anticapitalistas, mientras seguía escribiendo para periódicos de su país. Y con eso salió adelante, hasta que pudo solicitar asilo. Se lo pensó mucho, porque llegó con visado de Lituania y corría el riesgo de ser deportado. Pero la moneda salió cara.
"Siempre imaginaba mi futuro en mi país, haciendo periodismo, o activismo político o social, incluso algo relacionado con el arte, pero nunca un exilio", apunta Andriy Movchan, que critica que la extrema derecha "goza de impunidad" en su Ucrania natal.
"Para cambiar nuestro país hay que salvarlo primero"
Después de año y medio en Madrid, se trasladó a Barcelona. Ahora, trabaja en el departamento de Inteligencia Artificial de Apple. Antes lo hizo en Google. Consciente de que lo iba a tener complicado para seguir dedicándose al periodismo, y harto de soportar situaciones precarias porque “se paga muy poco”, se formó, aprendió idiomas, y cambió de sector.
"Como periodista ganaba muy poco y el coste psicológico era muy alto", describe Movchan, que ahora es "muy feliz", porque "el periodismo es una profesión muy precaria y ocupa mucho tiempo". Desde fuera del oficio, ahora, se bebe todas las noticias que tienen que ver con su país desde que empezó la invasión de Rusia. "Se lleva todo mi tiempo, casi no veo noticias sobre política o la sociedad española", relata.
Antes de llegar a España, Movchan confiesa que estaba "indignado" con la situación política de su país, pero desde que fue invadido "he perdonado muchas cosas", porque entiende que debe "apoyar la resistencia". "Puedo estar muy en desacuerdo con determinadas acciones", dice, pero ante este problema aparca sus diferencias.
"Había muchas especulaciones, acusando a Ucrania de ser un país nazi, lo que se ha usado para justificar la invasión, como que se merece esta guerra", apunta Movchan, que ahora mismo "perdona" a su país natal, "que tiene que sobrevivir para tener un futuro". "Para cambiar nuestro país hay que salvarlo primero", dice. Él sueña con una Ucrania "progresista, justa y moderna".
Para apoyar, desde la distancia, a su pueblo, organiza actos como el que celebra en Jerez. Solidario, destinado a menores. "Parece que la gente se ha acostumbrado y se empieza a olvidar de Ucrania, pero hay que seguir apoyando al pueblo, que resiste una guerra desde hace dos años".
Comentarios