La Comunidad de Madrid continúa en su particular guerra por el flamenco y, en la jornada de ayer, ha aprobado declarar a este género como Bien de Interés Cultural del Patrimonio Inmaterial de la región, por considerar que se trata de "un arte que forma parte de la sociedad madrileña desde mediados del siglo XIX, con gran arraigo histórico, transmitido, recreado y transformado a lo largo de los años por sus numerosos intérpretes, pero manteniendo sus raíces”.
Esta declaración realizada por el ejecutivo que preside Isabel Díaz Ayuso busca de este modo refrenda "el refuerzo de la posición e imagen" que desde su gobierno se está realizando y que le llevó incluso a atribuir su capitalidad mundial a este territorio.
Y, como prueba de ello, no solo es fundamental en sus programaciones culturales y campañas turísticas, sino que ahora le otorga la mayor figura de protección patrimonial, además de conceder en 2022 la Medalla Internacional de las Artes a la Asociación de Tablaos Flamencos.
De forma histórica, la Comunidad de Madrid es más un territorio concentrador de este arte que generador del mismo, pero de lo que no cabe duda es que el carácter singular del flamenco en esta demarcación geográfica es el resultado de diferentes circunstancias.
Por un lado, es cierto que Madrid es una ciudad donde los músicos que se dedican a este arte han podido trabajar desde el siglo XIX y eso es un hecho más que contrastado, por ser esta la gran urbe donde poder exponer y llevar a cabo su trabajo y, por otro lado, la facilidad o mejores condiciones con las que poder buscar un mejor futuro siempre han sido mucho mayores que en sus lugares de nacimiento.
Pero teniendo en cuenta el origen del mismo, la raíz de la que todo parte está situada en la Baja Andalucía sin lugar a dudas. De ahí proceden la gran mayoría de los artistas más importantes del cante, el toque y el baile flamenco, si bien es cierto que cada región ha tenido a sus principales figuras. Y tampoco está de más recordar que fueron las regiones de Andalucía y Murcia las que llevaron a cabo todo el proceso para que el flamenco fuese declarado como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
No obstante, según informa el Consejo de Gobierno que ha dado luz verde a esta declaración, se incide en que "la primera vez que se utilizó el término fue en la prensa madrileña el 6 de junio de 1847, concretamente, en el número 249 de El Espectador, cuya crónica titulada Un cantante flamenco estaba dedicada a Lázaro Quintana y a su compañera Dolores La Gitanilla". Y que también fue en Madrid donde surgió la primera referencia a la música flamenca, en el diario La Nación, el 18 de febrero de 1853, y donde en 1954 se abrió Zambra, el primer tablao inaugurado en España.
Además, señalan que "son numerosos los festivales y concursos de flamenco que se organizan en la Comunidad de Madrid, en los que está presente un flamenco heterogéneo y abierto a nuevas propuestas" y entre los que destacan la Suma Flamenca, que en otoño de 2024 celebrará su XIX edición, o su versión joven para artistas emergentes, que este año hace su cuarta temporada.
Para el ejecutivo de Ayuso, estos certámenes, junto a los tablaos, se han convertido por derecho propio en "señas propias de la oferta turística y cultural de la región" y que junto con las peñas y asociaciones flamencas que han contribuido al mantenimiento y difusión del flamenco, hacen que esta declaración le otorgue la "máxima protección patrimonial" desde el 31 de enero de 2024, a todos los efectos, en la región.
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