Entre aquellos que se buscaban la vida tocándole a los enamorados en el Siglo de Oro y los cafés cantantes del XIX y del XX, hay un trecho. Pese a las dificultades, la musicóloga Alicia González Sánchez decidió dar el paso y hacer un recorrido espacial y temporal por la historia de su ciudad en la Modernidad a través del más español (y andaluz) de los instrumentos: la guitarra.
El director del Centro de Música Ibérica Latinoamericana de la Universidad de California Riverside, Walter Aaron Clark no pudo definirlo mejor en el prólogo: “Lo que Alicia nos ha dado aquí es algo nuevo y valioso: una historia cultural de la guitarra de Granada, y la historia cultural de Granada a través de la guitarra”. La investigadora busca en Paseando por la Granada flamenca: paisajes sonoros de la guitarra (Diputación de Granada, 2020 hacer una reconstrucción de la guitarra popular desde el siglo XVII a principios del siglo XX. Un paseo que realiza a través de los espacios en los que el proceso de transformación se produce.
“Desde casas particulares a plazas, calles y corrales de comedias”, cuenta a lavozdelsur.es la autora, que visitó hace unos días el Centro Andaluz de Documentación del Flamenco, invitada por la Cátedra de Flamencología y Estudios Folclóricos Andaluces de Jerez para presentar el libro. “Hablo de la guitarra piadosa, que está dentro de la Catedral, y de la guitarra que participa dentro de la fiesta más importante de Granada —el Corpus Christi— a los bailes de espadas, de negros y de gitanos, que iban desfilando ese día”, explica. El camino no es fácil, pero tiene un entorno fácilmente identificable: el Darro.
A través de este río que cruza la ciudad y desde su encuentro con el Genil, Alicia construye un relato con tres paseos históricos. El primero de ellos, del siglo XVII al XVIII parte de la plaza de Bib-Rambla —antigua puerta del Arenal que los granadinos conocen como Bibarrambla— y del Zacatín al entorno del Corral del Carbón y la Puerta Real, el gran teatro de comedias de la ciudad. En el siguiente, hace lo propio a través de Mesones y la plaza Mariana Pineda para caminar hacia los cafés cantantes y teatros del XIX, como el Isabel La Católica y el Cervantes, en el entorno de la actual calle Ángel Ganivet. “Allí estaba el hotel Alameda, donde en sus bajos tenía lugar la tertulia (literaria) de El Rinconcillo —con Federico García Lorca—“, explica. El último, que termina en el siglo XX, va desde la plaza del Humilladero, con “teatros portátiles” hasta el Sacromonte rodeando la Alhambra. Un recorrido en el que Alicia nos transporta a los hoteles de los turistas de finales del XIX, las zambras y la conocida Taberna de El Polinario, mediante el toque.
De lo clásico a lo flamenco por su magia y disfrute
Alicia González Sánchez, que confiesa que la visión que tenía de Granada ha cambiado a partir de sus investigaciones, llegó del mundo clásico al flamenco fascinada por la "magia" y la "emoción" “Estudié Piano en el Conservatorio. A mi madre le gustaba el flamenco, pero no íbamos mucho más allá. Lo que realmente me enganchó fue ver cómo los flamencos disfrutaban de la música: eran artistas de verdad. Yo no... yo sufría”, dice en referencia a la interpretación musical.
La investigadora nazarí es doctora por la Universidad de Granada con una tesis sobre la didáctica de la guitarra flamenca. En la actualidad, se desempeña como profesora de Musicología y Flamenco del Real Conservatorio Superior de Música Victoria Eugenia de Granada y del Máster Interuniversitario Análisis e Investigación del Flamenco de la Universidad de Granada, la Universidad de Cádiz, la Universidad de Córdoba, la Universidad de Huelva y la Universidad Pablo de Olavide.
En el Conservatorio Superior de Música de Córdoba, ha sido trece años docente, mientras que es miembro fundador del Grupo de Estudios Flamencos de la Universidad de Granada y vocal de 2010 a 2018 de la Junta Directiva de SIBE-Sociedad Española de Etnomusicología. Ha participado además en numerosos simposios e investigaciones relacionadas con el flamenco y la guitarra.
“Lo vinculé a los espacios porque todo estaba en torno al Darro y en la plaza del Humilladero el río se une al Genil. Luego, vas subiendo y llegas a la Alhambra. Era necesario trazar esta historia de la guitarra”, dice. Junto a los paseos, Alicia recorre en otros capítulos más breves una bibliografía comentada y los perfiles de los guitarristas más representativos de la ciudad. Entre ellos, inició sus investigaciones a partir del interés por Francisco Rodríguez, que pese a ser granadino era conocido como El Murciano (por su apellido). "Es el nombre del guitarrista flamenco conocido más antiguo que conocemos y era granadino", cuenta. En el proceso de investigación, la musicóloga recurrió tanto a la búsqueda bibliográfica como a la etnografía y las entrevistas.
Las ilustraciones de Laura G. Sánchez, nos acompañan por un paseo que lejos de ser ficcionado, juega con la realidad y la investigación histórica. La musicóloga, que en un principio hasta pensó retrotraer la línea del tiempo al tiempo del Reino de Granada y los instrumentos de época nazarí, quiso centrar sus investigaciones en la Modernidad. Eso sí, reconoce que hacerlo accesible para todos los públicos tampoco ha sido fácil. “Uno de los requisitos de la editorial es que fuese divulgativo. Me puse un límite de páginas y que fuera sencillo, pero para los investigadores que estamos acostumbrados a algo más académico es un reto”, dice. Sin embargo, el objetivo inicial está algo más que conseguido. El paisaje sonoro de la guitarra flamenca de Granada suena a agua que corre, como no puede ser de otra forma, entre la vega y la sierra.