A poco más de un año para su celebración, la Bienal de Flamenco de Sevilla lleva mes y medio sin gobernante que maneje la difícil empresa de organizar uno de los festivales flamencos de gran formato más importantes del mundo.
Desde que el 17 de junio tomara posesión el actual gobierno local del Partido Popular en la capital andaluza, con José Luis Sanz como alcalde, poco o nada se ha sabido acerca de quién será la persona encargada de echarse a sus espaldas una nueva edición del evento que centra en la capital andaluza todas las miradas del flamenco cada dos años.
Unas miradas que, por otra parte, siempre hacen correr ríos de tinta y levantan polvaredas sobre asuntos que van más allá de lo netamente flamenco en muchas ocasiones y cuyo nivel de crispación tuvo en la pasada edición uno de sus episodios más agresivos a la vez que agrios. Por ello, no es de extrañar que quienes buscan o tienen como objetivo poder renovar en el cargo dentro de cuatro años –y el sillón en el que se sientan– quieran tomarse con cautela esta difícil decisión.
Una decisión que, por otro lado, no va a dejar de ser un caramelo envenado para quien le propongan el cargo –de momento el nombre que más suena es el Blanca Parejo, directora de la Fundación Alalá en Sevilla– porque tendrá que asumir compromisos anteriores cerrados por Chema Blanco, quien hasta el 16 de junio estaba al frente de la Bienal de Flamenco de Sevilla como director, y que en declaraciones a lavozdelsur.es nos indicaba que ha cesado en su cargo "como todos los directores que dependíamos directamente de alcaldía, ante la entrada de un nuevo gobierno”.
"A mí nadie me ha dicho nada aún", ha manifestado Blanco, en declaraciones a lavozdelsur.es, consciente de que todo parece indicar que habrá cambios en el órgano directivo de lo que en ciertos sectores de Sevilla se conoce como la Vietnam, el término que se acuñara en las 3.000 viviendas para definir a la muestra, y que ahora puede ver como la directora de la fundación que trabaja en la zona puede ser su máxima responsable.
No obstante, todo parece indicar que el posible nombramiento de Blanca Parejo como nueva directora de la Bienal de Flamenco de Sevilla, a poco más de un año de la celebración del evento, llevaría consigo un giro hacia la ortodoxia como respuesta a la demanda tan reclamada por la crítica y prensa local, principalmente, para que la Bienal se parezca más a la de tiempos de antaño y que iría en detrimento de las nuevas tendencias que cada año llaman a la puerta de este género para buscar un hueco donde poder visibilizarse.
Aun así, la nueva directora se vería obligada a mantener los compromisos anteriores a su llegada donde la Bienal de Flamenco de Sevilla ejerce de coproductora de estos, siendo uno de los más conocidos el de Los bailes robados, de David Coria, cuyo estreno tuvo lugar el pasado fin de semana en el Festival Internacional de Danza Contemporánea de Itálica.
De todos modos, lo único cierto y fijo es que el pasado 28 de mayo hubo elecciones municipales y el PP se hizo con la alcaldía de Sevilla en detrimento de los socialistas que comandaban la ciudad con Antonio Muñoz al frente y que, mes y medio después de las elecciones y casi un mes después de la toma de posesión de José Luis Sanz como nuevo alcalde, todo apunta a que Chema Blanco no será quien esté como responsable de la próxima edición de la Bienal de Flamenco de Sevilla.
Y que quien le sustituya, no sólo tendrá que contentar las exigencias de quienes mandan en el ayuntamiento hispalense, sino también la de aquellos que les gusta navegar entre las sombras o pedirle a columnistas de postín que dediquen sus espacios a pedir la cabeza de quienes lo único que pretendían era que la Bienal de Flamenco de Sevilla fuese un festival verdaderamente importante en la ciudad.
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