La esencia que la realidad oculta

Mientras septiembre cae, con la melancolía de una tarde de domingo, y los relojes, grises grilletes de la rutina, vuelven a encadenar nuestras muñecas. Mientras las piscinas cierran y abren sus puertas los colegios. Y la luz del sol se va borrando, lentamente, de mi rostro. Un cálido sonido me devuelve, de pronto, la ilusión de un verano incipiente.

Un grillo se ha colado en nuestra casa y, vestido con su elegante chaqué de ceremonia, se ha empeñado en deleitarnos con sus mejores melodías. Desde las hojas de un libro, asistimos atentos al concierto, deleitándonos con el sencillo milagro de sus notas.

Pues no se trata de un grillo al uso, sino de un hermoso poemario de la Colección de Poesía de la editorial Libros Canto y Cuento. Y, como el cantar de aquel pequeño insecto, son los versos de su autor, el poeta jerezano Francisco José Márquez. Tan frescos como sorprendentes en su limpia sencillez. Humildes y directos, pero a la vez profundos y sonoros.

Cantar de grillos es un acertado conjunto de poemas, laboriosamente elaborados. Un canto machadiano a la observación del mundo, a la sorpresa constante de lo cotidiano, al amor a la vida. En la factura sin hojarasca de sus líneas, se perciben ecos de poetas cercanos: El corte conciso del maestro José Mateos, el aroma a tierra labrada del arcense Pedro Sevilla, el melancólico culto a la familia de Raúl Pizarro…

Por su temática y su forma, el lector sensible se verá inmediatamente reflejado en muchos de sus poemas, como Tendedero, Cunetas o Caracoles. Poemas que destilan una forma común de ver el mundo. Una necesidad de ir más allá de la simple percepción de lo observable, de desvelar la esencia que la realidad oculta… De sacar de su escondite a la belleza.

Se trata, además, de un libro hermano. De un compañero al que hemos ido viendo crecer, desde aquel niño que garabateaba sus papeles con pequeños trazos a este artista de la palabra, que hoy nos sorprende con toda una colección de obras de arte serenas y maduras.

Y aunque el viento de septiembre vaya borrando el recuerdo del verano, este Cantar de grillos, nos regala una tarde de sol, cálida y despejada, a la que regresar siempre que sea necesario. Un luminoso rayo de puro temblor, capaz de encender con su fuego el oscuro silencio del invierno.