Desde hace cinco años, Chema Blanco (Madrid, 1965) está al frente de la asesoría artística del Festival Flamenco de Nimes, cargo que compagina con el de máximo responsble de Bienal de Flamenco de Sevilla desde nombramiento como director en la primavera de 2021. Madrileño de nacimiento, pero cordobés de sentimiento a pesar de llevar afincado en Sevilla desde hace más de tres décadas, atiende a lavozdelsur.es en esta entrevista dejando patente que no es de las personas a las que le tiembla el pulso a la hora de tomar decisiones.
El press center del Festival Flamenco de Nimes —la cafetería del hotel donde se hospedan artistas, staff y prensa— ha sido testigo de excepción de un encuentro donde analiza para este medio su particular visión del mundo actual de lo más y menos jondo y sostiene que “el flamenco es un arte que tiene demasiadas leyes" y hace mucho tiempo que "dejó de tener 'dueños' para pertenecer a todo el mundo y ser universal”.
¿Cómo afronta el futuro Chema Blanco? Al frente del Festival Flamenco de Nimes llega una nueva dirección y la Bienal de Flamenco de Sevilla ya mira de reojo una nueva edición.
Pues en principio en el Festival Flamenco de Nimes voy a continuar un año más. Eso ya está hecho con la nueva directora. ¿Seguir hasta el 2025? Pues si sale bien 2024 y la nueva directora me quiere mantener, para mí sería una fecha en la que cumplo 60 años y, lo mismo, es buen momento para ir dejando cosas.
Y, en cuanto la Bienal de Flamenco de Sevilla, puedo decirte que tengo el apoyo del alcalde y de la directora general de Cultura, pero hay que hablar aún de condiciones, de lo que ven ellos también que, al fin y al cabo, son los que mandan y habrá una reunión más pronto que tarde.
Esa frase del maestro Morente la tengo yo todo el tiempo en la boca (ríe). Yo he pasado ya el calvario, la crucifixión y la resurrección y estoy vivo. Renacido de nuevo. Aquello ya pasó y ya cada uno a lo suyo.
A Rosalía Gómez creo que también le hicieron pasar un quinario. Como a mí. Pero tampoco estoy muy atento a eso.
Totalmente, pero bueno, a mí ya me han llamado y como ya más no me pueden dar, que sigan dando todo lo que quieran porque ya da igual. Allá ellos. No yo.
Pues del Festival Flamenco de Nimes me llevaría para la Bienal de Flamenco de Sevilla los equipos que tienen y la forma de trabajar con antelación. La previsión y como se trabaja con el equipo, además de un director que te espera y te apoya. Mi llegada a Nimes no fue fácil, precisamente, ni sencilla. Tuve mi sufrimiento y mi propio calvario, pero aquello ya pasó también.
Y de la Bienal de Flamenco de Sevilla me traería a Nimes la tensión de la atención del público en el teatro cuando se apagan las luces. Ese run run me pone los bellos de punta. Eso me falta en la mente a mi aquí, porque yo sufro mucho los espectáculos. Soy quien los ha programado. Aunque reconozco que esa tensión que alimenta también es la tensión buena. Esa tensión de ver como sale el público en el Lope de Vega, el Maestranza, el Central o el Alameda y cómo se encuentra la gente eso es vida también.
En Nimes se han vivido momentos muy bonitos a lo largo de estos años.
Claro que sí. Y de esplendor también. Aquí recuerdo ovaciones enormes que se te saltan las lágrimas. Yo me emociono mucho cuando al ver a los artistas y todo el esfuerzo que hay detrás y lo que se trabaja consigue la respuesta del público. En el fondo, trabajamos para eso, sea o no sea para los artistas.
Es gratificante ver cómo la gente se acerca y te da las gracias por traer tal o cual propuesta, que a lo mejor no les ha gustado todo el espectáculo, pero sí el descubrimiento de tal o cual artista. Imagínate de lo que hablamos y lo que supone a la hora de la creación de nuevos públicos y de lo importante que es la cultura en el desarrollo de las personas.
Totalmente. Vamos a ver, el flamenco es arte y el arte es inmenso y tú no puedes acotar el arte y tú no le puedes poner tantas trabas. El flamenco tiene demasiadas leyes y eso no puede ser. El arte tiene que ser libre y los artistas se tienen que sentir libres. Y el flamenco también.
¡Ah! ¿Sí? Pues ya somos dos. El flamenco, afortunadamente, ya es de todo el mundo y no tiene dueño. Si alguien creyó que era el dueño, dejó de serlo. Las leyes en el arte creo que no favorecen.
El Festival Flamenco de Nimes es un gran festival con una gran programación. Yo los he disfrutado mucho, pero tengo un poso de pena porque se va un hombre que ha hecho mucho por el flamenco como François Noël, que ha sabido ver bien por dónde van las cosas conmigo. Ha sido un jefe estupendo y es un compañero maravilloso.
En 2025 cumplo 60 años y, lo mismo, es buen momento para ir dejando cosas
No obstante, la nueva directora tiene una actitud que yo considero acertada. Está siendo prudente, está viendo el análisis de todos y está muy sorprendida con el alcance del flamenco en esta ciudad. Estuvo en la inauguración con Ana Morales y vivió la ovación que se le dio, ha visto Israel Galván y Niño de Elche con Mellizo Doble y ha estado en la presentación del ‘work in progress’ de David Coria con ese teatro en pie aplaudiéndole.
Tuve una reunión con ella para empezar a hablar de la transición, pero aparte del objetivo de flamenco también tiene muchas cosas que hacer en este teatro. Yo, de momento, le he hecho una propuesta de un diseño inicial porque tienen que salir 3 actuaciones en mayo para incluirse dentro del abono del teatro, pero la idea es ir haciendo el diseño de 2024 con tranquilidad.
Que François Noël dijera en Sevilla que por fin tiene el festival flamenco que él quiere y que, después de 20 años como director, sea precisamente el año de su despedida tiene su cosa.
Yo creo que François Noël en Sevilla se refería más a que podía ser su último festival a realmente que fuese el de su despedida, más que nada porque ahí aún no estaba claro del todo lo que podía pasar. Ahora ya sí. Entonces, como asesor artístico y ante ese hecho, pues hemos tratado de reunir en esta edición a quienes ha apoyado directamente o han estado a su lado. Artistas consagrados, junto con gente muy joven o que viene de otras disciplinas que se acercan al flamenco, incluso de otros países, pero que están en el flamenco ya desde hace años o están en los tablaos.
En cierto modo, yo creo que en aquel momento se refería a que iba a estar rodeado de Israel Galván, un artista que ha apoyado con coproducciones, Andrés Marín, Rocío Molina o Eva Yerbabuena, es decir, por los grandes artistas del presente, junto con Rafael Riqueni, que es una guitarra por la que siente adoración. Esta edición es un homenaje a el porque le estamos muy agradecidos y sé que esta programación es la que él hubiera querido tener algún. No ha habido nunca tantas estrellas flamencas en el firmamento de Nimes.
Para mí ha sido facilísimo. Ya quisiera yo que otras relaciones hubieran sido parecidas. Nos conocimos hace mucho tiempo cuando yo trabajaba con Israel Galván y fue uno de los primeros productores que tuvo en Francia.
En lo personal hemos coincidido mucho. Es una persona que a mí me ha acogido muy bien desde el primer momento. Me trató muy bien desde que lo conocí, antes de ser el consejero artístico del festival y, para mí, siempre ha sido alguien de confianza. Trabajar con él lo que me transmite es confianza plena ¿tú sabes lo que es eso? ¿Poder trabajar así sin que nadie te cuestione?
"En Nimes voy a seguir, al menos, un año más. Y en Sevilla tengo el apoyo del alcalde y la directora general de Cultura"
¿Se echa de menos en otros espacios?
Se echa mucho de menos.
El festival está mejor que nunca y goza de muy buena salud. Hay un buen nivel de venta de entradas, un nivel artístico impresionante y estamos felices y contentos. Con 33 años a sus espaldas es un festival que está ya bastante consolidado y arraigado.
Si tenemos que definir de alguna manera el éxito del Festival Flamenco de Nimes ¿Cómo se podría catalogar? Resulta curioso ver como el público llena el teatro independientemente de la propuesta y como es mucha gente joven la que ocupa las butacas.
En Francia de forma general, en los teatros hay tres presupuestos, por decirlo de alguna manera, que se tienen que cumplir. Y no puedes gastarte en una cosa el remanente que te sobra para otra. Y una de esas tres partes del presupuesto está dedicada a la creación de nuevos públicos. Hay otro de apoyo a los artistas, que son las coproducciones y uno tercero que es para la exhibición o programación. Y te lo tienes que gastar en eso quieras o no quieras. No lo puedes hacer para otra cosa. Y el Festival Flamenco de Nimes sale íntegramente del presupuesto del teatro.
En el caso del público joven, hay un equipo de creación de nuevos públicos y puede que ese sea el éxito en parte de este festival. Aunque más bien puede que sea el éxito en Francia con la cultura en general. Todos los teatros, por muy pequeños que sean de un pueblo pequeño de Francia, tienen estructurada de esa manera su presupuesto y, además, lo tienen que cumplir o se queda como partida no ejecutada.
"El Festival Flamenco de Nimes está mejor que nunca y goza de muy buena salud"
¿Y cómo funciona ese equipo de captación de nuevos públicos?
Pues con ese equipo trabajamos con las escuelas, los institutos o las universidades y hay una información continua de lo que está pasando en la cultura y de los artistas que vienen, en este caso del festival de flamenco. Hay una comunicación y una información continua de eso porque forma parte de la creación de nuevos públicos.
¿Qué echas de menos cuando pones los pies en España para trabajar?
Pues se echa de menos un equipo y, por tanto, poder trabajar en equipo. Básicamente trabajas en soledad. Aquí la toma de decisiones, aunque la última palabra la tiene el responsable, tiene el soporte de un equipo que ayuda, pregunta y propone, por muy complejo que sea el proyecto y eso hace que, a priori, nada sea complicado. Es todo lo contrario que en España, que supongo que debe haber también equipos así y muy buenos, pero yo no los conozco.
¿Y el principal problema con que te encuentras cuál es? ¿Presupuesto? ¿Logística? ¿Espacio escénico? De público, al menos aquí, suponemos que no lo es porque el Teatro está lleno todos los días.
En este mundo están cambiando mucho las cosas. Y los artistas flamencos deben pensar más cómo se piensa en otras disciplinas artísticas porque sus presupuestos son enormes y ya no hay presupuestos para pagar. Aquí he coincidido con directores de otros teatros y programadores de otros territorios – y mira que aquí antes había presupuesto- y ya no es así. Ahora buscan asociarse entre teatros que están cerca para hacer una gira y tal, pero ya cada vez resulta más difícil. El principal problema es que el flamenco es muy caro y hay sitios donde no llega por cuestiones de presupuesto.
Si te hablo como director de la Bienal de Flamenco de Sevilla, en este sentido hemos tratado de tener, por lo menos para empezar, dos o tres asociados, ya bien sean teatros de Madrid, Barcelona, Sebastián o Bilbao y poner en marcha coproducciones con las que intentar apoyar a los artistas o centrar la atención sobre alguno que comience a mostrarse interesante. Ha llegado la hora de hacer un esfuerzo por parte de todos. Y de los artistas también, si quieren salir de los circuitos de flamenco y tener opción de entrar en otros lugares.
¿En qué medida está afectando la situación en la que vivimos a las propuestas que tienes encima de la mesa?
Pues en que me lo tengo que pensar muchísimo a la hora de tomar una decisión. Tienes que hacer muchos números también. Y tienes que desechar un montón de propuestas que me hubiera gustado poder hacerlas y llevar a cabo. Tengo una en la cabeza que estoy dándole vueltas y no sé cómo sacarla para adelante. Si trabajáramos con anticipación, a todos los niveles, podríamos hacer muchísimas más cosas.
"Los artistas flamencos deben pensar más cómo en otras disciplinas porque sus presupuestos son enormes"
Ya que has abierto el melón, sigamos por ahí. ¿El problema que tenemos con la cultura en España puede ser que tengamos tantas formas distintas de gestión como comunidades autónomas existen?
Pues no lo sé porque aquí en Francia, que es donde estamos ahora, también existen. Yo creo que en España lo que nos pasa con la cultura es que no nos hemos acostumbrado todavía a trabajar con antelación. En el caso que hablamos, la Bienal de Flamenco de Sevilla, no se puede hacer desde septiembre de 2023 para tenerla en 2024 porque es un desgaste tremendo.
En cuanto se acaba una, se debería empezar a trabajar en la siguiente. Está claro. Pero para eso tiene que haber un equipo constante que se dedique a trabajar en eso. Te pongo un ejemplo, así se trabaja en el Grec de Barcelona, que es un festival anual, con una programación magnífica y con artistas internacionales de lugares muy dispares del mundo, en cuanto acaba una edición ya se trabaja en el siguiente. Y hay los mismos problemas de presupuestos que podamos tener en otros sitios.
De inicio, no es necesario un equipo de 15 personas porque te puedes apañar con menos, porque sería una labor de ver espectáculos, hablar con artistas, buscar a artistas que colaboren con esos artistas, diseñar proyectos, etcétera. Y eso provoca una cosa: que cuando se trabaja con antelación los costes son mucho menores que cuando se hacen corriendo. Y no nos acostumbramos a trabajar con antelación. Cuando ya te queda nada para empezar y necesitas algo, lo que se termina haciendo casi siempre es pedir un favor y, que te quede claro, que los favores se pagan.
Si nos metemos en términos de rentabilidad, lo que debe contar realmente cuando hablamos en estos términos es la inversión que se realiza. Estamos ofreciéndole al público conocimiento. Y a menos que empecemos a trabajar con sponsors privados no podemos hacerlo viable económicamente. Y para captar a esos sponsors privados y potentes hace falta un equipo. En Europa, sobre todo en Inglaterra, se hace sin problema alguno y aquí nos da un miedo tremendo.
Hay muchas empresas que están haciendo cosas y sólo se trata de darle forma. Y nos ayudaría mucho. Ayudaría mucho a la cultura y eso es a mí no me da ningún miedo. A mi me da igual que en el programa de mano venga un logo de una gran empresa en la parte trasera, por ejemplo. Desde lo público hay que dar cultura porque la cultura es conocimiento y enseña a tener un determinado espíritu crítico y de análisis. Sobre todo, porque todo no puede ser cultura de entretenimiento. La cultura debe llegar y debe poder ser analizada porque, cuando eso se digiere, afecta a tu vida y hasta te la cambia.