Conchita, trabajadora al servicio de la Casa de Dueñas y modelo

El artista sitúa la figura de la mujer, elegantemente ataviada con mantilla blanca para ir a la Feria, en una estancia interior, sentada en un sofá de color rojo. La protagonista del lienzo, ejecutado hacia 1910, era una trabajadora al servicio de la Casa de Dueñas, además de modelo habitual y amiga personal del pintor, a la vista de la dedicatoria del cuadro sacada a la luz tras la restauración de la tela en los talleres del Museo. Los detalles de la indumentaria y las joyas están recreados con minuciosidad. Las notas de color las ponen los claveles rojos que adornan el pecho y el cabello de la modelo, visibles también bajo las transparencias de la mantilla; así como las flores y hojas bordadas en el mantón de Manila de color marfil que reposa sobre sus piernas.

Su autor, José Rico Cejudo (1864-1939) demuestra su destreza en la traslucidez de la gasa de la mantilla blanca y en la blonda del encaje, remetida por el escote a la moda de la época. La obra tiene relación con otra realizada por el artista en la década de 1910, Feria en el Aljarafe, conservada en el Museo Bellver de Sevilla.

La pincelada detallista se aprecia en el colorido y la intensidad del bordado del mantón de Manila.

Un colorido y vistoso retrato de mujer que estará expuesto hasta el mes de agosto en la sala XIII del Museo de Bellas Artes de Sevilla, tras la donación realizada por Concepción Trigo Pérez, a quien la consejera de Cultura y Patrimonio Histórico, ha agradecido su "enorme generosidad" con los andaluces por poner a disposición de todos "una obra que resume el genio artístico del pintor costumbrista José Rico Cejudo".

Con la incorporación de Retrato de Conchita, la pinacoteca hispalense enriquece sus fondos del pintor, limitados hasta la fecha al lienzo Las floreras o Floristas en el parque de María Luisa, depositado el Museo en 1973 tras su adquisición por el Estado por 4.000 pesetas en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1920.

Sobre el autor

José Rico Cejudo nació en Sevilla en 1864. Inició su formación como pintor en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla de la mano de artistas como José García Ramos. Con sus primeras obras obtiene cierto reconocimiento, pasando en 1888 a ser pensionado por el Ayuntamiento hispalense para continuar su formación en Roma. Allí permanecerá hasta 1895, años durante los cuales su estilo, aún en formación y sin definición, se vio fuertemente influenciado por el círculo de Fortuny.

En 1895 de regreso a Sevilla, participó activamente en su vida social y artística, lo que le llevó a ser nombrado en 1907 académico de Bellas Artes. Su pintura se especializó en composiciones que reflejan la vida cotidiana, llevando al lienzo la trasposición pictórica del mundo de los hermanos Álvarez Quintero.

Ilustrador, escritor de novelas cortas, autor de artículos eruditos sobre arqueología y arte en los diarios sevillanos, trató también el tema del retrato, realizando obras de calidad como este 'Retrato de Conchita', donado por Concepción Trigo Pérez, y fue asiduo al círculo paisajístico de la Escuela de Alcalá de Guadaíra.

Su taller en la denominada Casa de los Artistas fue visitado por muchos extranjeros y se convirtió en una referencia para los artistas de la ciudad. Tras su estancia en Madrid durante la Guerra Civil regresa a Sevilla en 1939, donde fallece en octubre del mismo año.