Ficha Técnica:
Espectáculo: Los bailes robados (estreno) - Artista: David Coria - Lugar: Teatro Romano de Santiponce (Festival de Danza de Itálica) - Fecha: 7 de julio de 2023 - Baile: David Coria, Florencia Oz, Aitana Rousseau, Rafael Ramírez y Marta Gálvez - Cante: David Lagos - Saxo: Juan Jiménez - Cello y voz: Isidora O'Ryan - Aforo: Lleno
Pasadas la diez y media de la noche, el Festival de Danza de Itálica alzaba su telón lleno de estrellas en el Teatro Romano de Santiponce, para acoger el estreno absoluto de un artista que está llamado a formar parte de ese rutilante sendero de grandes figuras del baile flamenco y español, al que aún le queda un largo camino por recorrer, afortunadamente, sobre todo para quienes somos contemporáneos a su tiempo y podemos disfrutarlo en vivo y en directo como lo hicimos anoche quienes allí nos dimos cita.
Tras muchos bailes de gestación, cuatro work in progress - que están tan de moda últimamente- y muchas horas de ensayos, por fin ha visto la luz de forma definitiva Los bailes robados del artista sevillano David Coria, una propuesta cuyo eje e hilo conductor tiene base en las epidemias de danza que hubo en Europa en el siglo XVI – la más documentada es la que ocurrió en Estrasburgo en 1518- y que, durante poco más de una hora, ofrece al espectador una masterclass de danza coral y de trabajo de grupo de alto nivel, que no necesita de prospecto alguno para calar y conectar con el público.
En Los Bailes Robados el artista sevillano vuelve a descubrirse de nuevo como un excelente coreógrafo y director. Además de ser una auténtica lanzadera de talentos incipientes. Junto con Florencia Oz, Aitana Rousseau, Rafael Ramírez y Marta Gálvez conforma un elenco donde la máxima ‘baila o revienta’ es la detonante de un espectáuclo que, en muchos momentos, lleva música y danza al límite. De lo audible y lo bailable. Sólos y en compañía. Con una estructura tan incesantes como la percutividad de un sonido que es capaz de hacer perder los nervios a artistas como a público. Algo similar a lo que hubiera debido ocurrir en esas hipotéticas coreomanías epidémicas que generaron el mal de San Vito. Un mal que en la voz y el cello de Isidora O'Ryan se nos presenta construido, desconstruido y hasta desmenuzado, a través de los compases del canto que hace alusión a esta enfermedad dentro del cancionero popular español.
Un trabajo coreográfico, por otro lado, que se sostiene a través un espacio sonoro que cuenta además con David Lagos al cante y Juan Jiménez con el saxo y en el que, por poner un pero, sí que echamos en falta más elementos. Sobre todo aquellos que permitieran liberar la mente a los espectadores de los continuos sonidos percutivos. Tanto en directo como sintetizados o incluso de las disonancias saxofónicas. Una guitarra, por ejemplo, no hubiera venido mal para hacer posible esas crestas y valles de intensidad tan necesarios en cualquier espectáculo. Esas crestas y valles que impiden que te desconectes y se potencie el trabajo físico que se desarrolla durante todo momento.
Aún así, ese espacio sonoro ofrece unas trilleras, unas seguiriyas y unos tarantos como momentos más destacados y un David Lagos en estado de gracia. Y que junto a Isidora O'Ryan dan cobertura a un espectáculo donde el baile es un elemento al mismo tiempo de opresión y de liberación, de control y de libre albedrío, de obsesión y de alivio, de compañía y soledad, de transmutación y de conservación, en definitiva, de vida y de muerte.
Comentarios