De corregidores, jueces y niños

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Lo que es hoy conocido como Colegio de Enseñanza Infantil y Primaria Miguel de Cervantes llegó a albergar a finales del siglo XVI la Casa del Corregidor.

Lo que es hoy conocido como Colegio de Enseñanza Infantil y Primaria Miguel de Cervantes llegó a albergar a finales del siglo XVI la Casa del Corregidor. De aquella edificación sólo quedan las columnas de mármol que alberga en su interior. El edificio fue fruto de una profunda reforma tras la desaparición en el XIX de la figura del corregidor, en la época en la que albergó el Palacio de Justicia, el mismo donde juzgaron en 1883 a los acusados como miembros de la Mano Negra (https://www.lavozdelsur.es/la-mano-negra-en-contexto). Su actual estilo es el Neoclásico, y su fachada fue obra del arquitecto municipal José Esteve López, que efectúo sus trabajos entre 1892 y 1896.

Precisamente la Plaza Monti, sita en este lugar, debe su nombre al que fuera el último corregidor de la ciudad, Manuel Monti y Díaz (1824-1833), siendo su antiguo nombre el Arco del Corregidor. Tras su uso como casa del Corregidor tuvo uso como oficina de Contribuciones y de Alojamientos y Vagajes para, a partir de 1840, ser una Inclusa, en 1842, el lugar de Beneficencia Municipal y en 1845 el Conservatorio de Huérfanas.

Fue en 1859 cuando se estableció en este edificio una escuela de enseñanza: Hijas de las Conferencias de San Vicente de Paúl, y en 1862, la de San Dionisio y la de San  Juan Bautista —de párvulos—, albergando pues dos escuelas de enseñanza, e incluso, según señala el profesor jubilado del CEIP Miguel de Cervantes José Barrigón, un efímero café cantante flamenco regentado por uno de los profesores. Este en sus investigaciones señala que el inmueble recogió a lo largo del tiempo buena parte de la beneficencia municipal, como ya dijimos anteriormente, y que además durante los años 20 del siglo XX hasta la jubilación de Luisa Regife y Silva en 1942 albergó “la maternal”.

La escuela femenina de Santa Teresa y la de niños Miguel de Cervantes fueron los precedentes que configuraron en tiempos de la II República, concretamente 1932, la constitución del colegio público Miguel de Cervantes. La incapacidad de albergar tantos alumnos en este centro hizo que tuviera dependencias adscritas a él así como un patio de recreo que invadía el solar de lo que fue el antiguo Teatro Eslava. A día de hoy, el colegio sigue albergando a párvulos y alumnos de enseñanza primaria en un privilegiado sitio de la ciudad.

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