Un Rafael Alberti sonriente, que viste chaqueta oscura, camisa blanca y pañuelo al cuello, baja las escaleras de un avión de Alitalia, que lo ha traído hasta el aeropuerto de Barajas de Madrid desde Roma. En la capital italiana ha vivido durante catorce años, pero antes lo hizo en París (Francia) y en Buenos Aires (Argentina), durante los 38 años que estuvo en el exilio. La fotografía tomada el 27 de abril de 1977 es uno de los símbolos de la Transición española, de la lucha política contra el franquismo. Alberti fue uno de los pocos supervivientes de una generación de poetas que tuvieron que huir del país cuando estalló la Guerra Civil o durante el franquismo. Ese día pusieron fin a su prolongado y forzoso exilio él y su esposa, María Teresa León, también escritora, que viajaba en el mismo avión junto al poeta y la hija de ambos, la pequeña Aitana.
"Me fui con el puño cerrado y vuelvo con la mano abierta en señal de concordia entre todos los españoles", fueron las primeras palabras que pronunció Alberti al pisar suelo español. El 28 de octubre de 1999, dos décadas después de regresar a su país y a su tierra natal, El Puerto de Santa María, el marinero en tierra expiró su último aliento. Una fecha de la que se cumplen 20 años el próximo mes de octubre. Para entonces está previsto el estreno del disco (Des)exilios, con el que la cantautora Lucía Sócam y el escritor, poeta y periodista Juan José Téllez quieren rendir homenaje a Alberti, a León y al resto de exiliados españoles en el 80 aniversario del final de la Guerra Civil. La sala María Teresa León, dedicada a la escritora y esposa del poeta en la Fundación Rafael Alberti de El Puerto, fue el escenario elegido para la grabación.
Rafael Alberti, volviendo a España tras 40 años de exilio. FOTO: IBERIA
Este trabajo homenajea a autores como Adolfo Sánchez Vázquez, María Zambrano, Concha Méndez, Zenobia Camprubí y la citada María Teresa León, además de contener poemas de Luis Cernuda, Salvador Valverde, Juan Rejano o Mario Benedetti. Precisamente éste último fue quien acuñó el término desexilio, que da nombre al disco, en un artículo publicado en el periódico El País en abril de 1983. “Se emigraba por varias razones, pero, sobre todo, para evitar la prisión y la tortura y, en definitiva, para salvar la vida. Hoy día es previsible que a medida que la situación se vaya normalizando en la comarca del terror, a medida que vayan verdaderamente desapareciendo los riesgos y las amenazas, el desexilio pasará a ser una decisión individual. Cada exiliado deberá resolver por sí mismo si regresa a su tierra o se queda en el país de refugio”, escribía Benedetti.
Este año también se cumple una década del fallecimiento del autor uruguayo, que también fue un exiliado tras salir de su país en 1973, cuando hubo un golpe de Estado que fue el principio de una dictadura que duró hasta 1983. Diez años después, Benedetti volvió a su tierra, tras residir en España, Argentina o Cuba. Ahí nació el término desexilio, ya que como él, quien regresa a su país tras un exilio “tiene que volver a exiliarse cuando vuelve como forma de protegerse ante su presente”. Joaquín Recio, productor de la cooperativa andaluza Atrapasueños, impulsora de este proyecto, explica que “el exilio es tan bestia desde el exterior que idealizas una patria a la que vuelves y en la que no tienes anclajes sociales, porque has perdido a familiares y compañeros”.
“Hay que saber quiénes somos y de dónde venimos, y qué mejor que hacerlo a través de la literatura, de nuestros grandes intelectuales que durante demasiado tiempo tuvieron que exiliarse tras el golpe de estado y la Guerra Civil”, cuenta Lucía Sócam, una cantautora nacida en el pueblo sevillano de Guillena que comenzó su carrera en la canción de autor al mismo tiempo que empezó a formar parte de movimientos de memoria histórica en su localidad natal. “No desvinculo mi profesión de mi militancia, no se puede”, explica Sócam, quien de hecho produjo un cd-libro para la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica 19 Mujeres de Guillena (Verdades escondidas, 2010) y es de una de las autoras del libro Memoria de Guillena. Tierra de Rosas Silenciadas (Aconcagua Libros, 2012). Con Juan José Téllez ya trabajó en 2013 en el disco Viejos tiempos, nuevos tiempos, producido por Atrapasueños. Ahora vuelven a encontrarse.
Téllez y Socam, durante la entrevista con lavozdelsur.es. FOTO: MANU GARCÍA
“La memoria es información y la información es poder”, sostiene Téllez, quien continúa: “Si nos despueblan de memoria y de información lograrán lo que realmente quieren, que es que en ningún caso nuestro poder pueda ser alternativo a aquello que realmente mueve los hilos del mundo. Saramago decía que era paradójico comprobar que en el momento histórico con más democracias formales a escala mundial nos damos cuenta de que quienes mueven los hilos no son los gobiernos sino las multinacionales. A eso nos lleva la memoria y la información, a intentar buscar otras formas de rebajar el implacable poder de los muy poderosos”.
“No hay que pensar en el exilio como algo que ocurrió en su día y no nos concierne. Siempre se ha recordado a los conquistadores, los nuestros no conquistaban tierras, sino corazones e ideas”, apunta Téllez, quien quiere que con trabajos como (Des)exilios quiere que “no se olvide la historia heterodoxa de España de la que muchos nos sentimos orgullosos”.
El disco hace un recorrido por los autores y autoras del exilio español, aunque también quiere servir para homenajear a los españoles anónimos que salieron del país durante la guerra o el franquismo. “Es necesario reivindicar estos temas”, sostiene Lucía Sócam, para la que como “personas comprometidas tenemos la obligación para con nosotros y con nuestra sociedad de hacer justicia”. Una vez que se presente el disco, la intención es hacer una gira de, al menos, dos años por Andalucía y otras partes de España.
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