La historia de Jerez tiene pasajes más claros, brillantes, y otros más oscuros. La Guerra Civil dejó un reguero de sangre en la ciudad, como en muchas de las grandes ciudades de Andalucía. Aquel Jerez del 36 sufrió el asesinato de su corporación municipal, de los demócratas que no tuvieron tiempo a reaccionar contra los golpistas. Historias de dolor, de injusticia, de represión. Y de aquella sociedad dolorida nació el Jerez de la posguerra. José López y Ramón Clavijo son escritores en pareja, y van con la segunda parte de sus novelas sobre aquel Jerez, que en realidad tienen más la vocación de contar la posguerra española desde la ciudad, no al revés, con una vocación universalista, aunque los paisajes literarios de Operación Estraperlo (Ed. Libros Canto y Cuento) sean reconocibles y muy interesantes para los jerezanos.
"Es una trilogía de novelas en la posguerra, de la que ya se publicó una. Hemos intentado darla desde Jerez, pero no es una visión de Jerez. Aquí sucedieron cosas de trascendencia nacional. En la primera novela, contamos una visita olvidada de Franco en el 43. En esta, es el traslado de los restos mortales de Primo de Rivera, que se exhuman en Madrid y se traen a la Merced. Durante unos días, erez fue epicentro de la política nacional", cuenta Clavijo, más encargado de la parte histórica. Por entonces, los monárquicos tratan de darle su sitio a Juan de Borbón, mientras que Franco ya vislumbra, a pesar de la victoria de los aliados, un horizonte de perpetuidad para su gobierno, que luego conseguiría sin concesiones.
En paralelo, de nuevo, una historia policiaca. "Tenemos ya personajes consolidados en la trama, el inspector Castilla y el subinspector Romero, y está marcada por el estraperlo. Era una especie de mafia, como la llamaríamos ahora mismo, o contrabando de productos que escaseaban. Produjo muchas fortunas en nuestra ciudad. Era la España de los años del hambre", resume López.
Un momento de la presentación del libro en los Claustros, con el concejal de Dinamización Cultural, Paco Camas, en el centro. FOTO: MANU GARCÍA
Sin destriparla, comienza con un accidente de coche que tiene mucha historia detrás, pues éste, en aquel tiempo de tensiones geopolíticas y en los que España se ubicaba en el mundo del inicio de la Guerra Fría, el 47, tiene matrícula de Gibraltar. "Entrelazamos la historia real con la ficción, pero tejido para que no se note, porque si se notan esas costuras, es un descosido".
De aquel tiempo, los historiadores hicieron, quizás, lo que pudieron, porque en parte existe un hueco, un borrón, del que no hay documentos certeros. No existe una profunda monografía sobre la posguerra en Jerez. Clavijo indica que "pese a la cercanía histórica, hay mucho desconocimiento. Pero se hicieron muchas cosas, que hoy perviven. En lo cultural, hoy se habla de Asta Regia, de recuperar las excavaciones. Las únicas que se han producido hasta ahora son las de Manuel Esteve Guerrero, de 1942 al 50. También hubo mucho enriquecimiento con el estraperlo". "No hay que decir quiénes, pero nuestros antepasados sí lo sabían", asevera López. "A nivel nacional, dejémoslo, funcionó el estraperlo. También se reflejan muchos personajes como Julián Pemartín, José María Pemán, que siguen presentes en el debate... La posguerra sigue muy presente".
Eso sí, no hay que aventurarse a extraer conclusiones para el presente. "Tiene que leerse con ojos de pasado. No hace extrapolaciones entre el Jerez del pasado y el actual. Nos interesa sobre todo recrearlo en su época, en todo caso para la reflexión del jerezano sobre de dónde venimos, de qué años oscuros venimos. La sociedad jerezana que recreamos es la de la superviviencia, no se preocupaba de otras cosas", indica López. Ni siquiera, por lo general, de la política. "En los años 40, el delito más común era el robo de alimentos. Eso demuestra la sociedad en la que vivíamos, la de lo material, lo fundamental de vivir hoy y llegar al día de mañana".
La historia y la literatura se abrazan en este libro a cuatro manos. Su abordaje intelectual les hace poseedores de ciertas ventajas para entender este presente de mascarillas. Pero no se atreven a pensar cómo lo tendrán los historiadores y novelistas del futuro cuando escriban sobre el Jerez atípico de 2020. "La diferencia es que ellos tendrán mucha hemeroteca". Nada que ver con aquel Jerez de los años del hambre. "Entonces estábamos en el Jerez de la superviviencia, y éste mira al exterior. Nos miramos nuestros defectos más, para mejorar. Es una sociedad muy dinámica. Y las circunstancias a nivel nacional no nos permiten levantar la cabeza", remacha López. "A nadie se nos olvidará esta pandemia, pero es universal. Y para los historiadores será un antes y después. Aunque hay que dejar pasar el tiempo, porque para entenderla, hará falta una perspectiva histórica", cierra Clavijo.
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